Gente corriente... que no se cansa de ser buena

“Que no se cansen de ser buenos. Aunque ser bueno no sirva para mucho, sirve para no arrepentirse con uno mismo”. Pueden quedarse con este consejo, nos pertenece a todos, forma parte de la herencia que nos ha dejado Pepe Mujica, un hombre extraordinario por ser gente corriente, fascinante paradoja, eh…

Reconozcámoslo, lo de ser bueno cansa. La bondad y el desgaste que provoca practicarla, caminan juntos

@rionegrocomar 🗨️ "No se cansen de ser buenos": Las palabras de "Pepe" Mujica que dejan marcas: José “Pepe” Mujica fue entrevistado en su chacra en Rincón del Cerro, en las afueras de Montevideo y dejó sabias palabras que marcará a más de uno. Créditos: memoriavisual.arte 👇 #DiarioRioNegro #Pepemujica #Uruguay ♬ original sound - Diario Río Negro

La recomendación que precede a esas dos certezas –la bondad no sirve para mucho, pero sirve para no arrepentirse con uno mismo– nos da donde más duele. Reconozcámoslo, lo de ser bueno cansa. La bondad y el desgaste que provoca practicarla, caminan juntos.  ¡Claro, cómo no va a agotar el empeño en mantener en activo una acción que no cotiza! 

Con cada revés, con cada decepción, se activa el deseo de abandonarla, igual que dejaste aquel día de fumar, para no sentir más la dependencia de algo que te roba la salud y liberarte por fin de esa “natural inclinación al bien” que, a veces, actúa en tu camino como un freno. Me decía una de las personas más buenas que conozco: “Cuánto le gustaría a una desengancharse de esta mierda de ser buena…”

Pensaba en estos días en lo curioso del asombro planetario que siempre ha provocado el personaje de Mujica. Más allá de la admiración de su carisma extraordinario y de esa capacidad para transmitir a otros su pensamiento –que han reconocido incluso algunos habitantes de las Antípodas ideológicas de Pepe–, sorprende que nos sorprendan rasgos tan elementales del ser humano como la coherencia o la sencillez. Que “el presidente pobre” sea el apodo que lo señala de un modo inconfundible, pone de manifiesto que hemos convertido lo verdaderamente valioso en rareza. 

¿Se imaginan a un arqueólogo del futuro que hallara los restos de una modesta chacra en Rincón del Cerro, en Montevideo, sin tener pista alguna de quien vivió allí? ¿Creen que deduciría que en ese lugar habitó un presidente? Claro que no. Mujica fue diferente, como una de esas piezas únicas de arte, esa obra de la que solo existe el original y si desaparece… ya no hay más. 

Suerte tenemos de que nos quede su legado en forma de pensamiento. Su sabiduría tan consciente, por ejemplo, de esa tentación de tirar la toalla que invade al ser humano cuando trata de conservar su bondad, a toda costa. La bondad como un viejo Volkswagen Fusca azul celeste, ajeno a la velocidad que alcanza la maldad para llegar antes siempre a todas partes… Es ese “no se cansen”, lo que más me pellizca el alma del consejo vital de Pepe.  

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