De un neandertal a una sapiens de 9 años

Si vas conduciendo, se te olvida poner el intermitente y desde otro vehículo alguien te grita: “¡Dónde vas, neandertal!”, lo más probable es que te pilles un cabreo del quince. Porque, aunque tú sepas que el término está alejadísimo de un insulto, el tono de tu interlocutor te hará pensar que él todavía cree que te está lanzando un improperio. 

Claro, los humanos modernos crecimos con la idea de que el neandertal era un homínido violento, bruto, salvaje y tosco, un individuo que nada tenía que ver con nosotros, tan sapiens, tan sensibles, tan listos, tan guais… 

Pero en la última década, diversos descubrimientos y estudios científicos han ido desmontando la “leyenda negra” de aquel habitante del planeta cuyos primeros restos descubrieron unos albañiles en una cueva del valle de Neander (Alemania) en 1856. Ahora sabemos que los neandertales están mucho más cerca de nosotros de lo que pensábamos.

Ignacio Martín Lerma, arqueólogo especialista en Paleolítico, divulgador científico y profesor de Prehistoria en la Universidad de Murcia, acaba de publicar un libro delicioso que cuenta, como si se tratara de una novela de aventuras narrada en primera persona, el viaje de un joven neandertal, Sépik, por catorce cuevas de la península ibérica.  

Con La prehistoria en la mochila y el rigor científico que es motor de su carrera profesional y académica, Martín Lerma nos guía por un camino apasionante. Nos invita a uno de esos viajes inolvidables en los que aprendes sin darte cuenta, porque disfrutar es la manera más dulce y placentera de adquirir conocimiento. 

Aquella sapiens de 9 años resumió en un solo gesto lo que somos: eslabones que vamos engarzándonos al que estuvo antes y al que vendrá después

Nos unimos a la aventura de un joven neandertal y compartimos sus hábitos cotidianos, conocemos las condiciones climáticas y geográficas de los lugares que visita, asistimos a distintas estructuras de organización social, observamos cómo él y sus coetáneos fabrican sus herramientas, cómo cazan, casi saboreamos lo que comen. Y nos emocionamos porque, por el camino, nos hacemos una idea de su capacidad cognitiva, de sus vínculos afectivos, del mundo simbólico en el que se mueve, de su relación con el arte… 

En esta mochila de Martín Lerma conviven de un modo natural su talento narrativo y las discusiones científicas más vivas del momento. Hace dos semanas, acompañé al autor en su presentación en Madrid. Disfruté muchísimo de aquella conversación porque Ignacio es unsupercontagiador” de su pasión por la Prehistoria y por la arqueología experimental, un divulgador comprometido, de verdad, con la ciencia accesible. Y es, además, un científico de alma sensible, tan capaz de mirar a través del microscopio como hacia el interior de cada uno de nosotros, sapiens, tan simples y tan complejos… 

Una de las cosas que más me conmovieron fue oírle contar cómo, desde muy pequeño, sintió atracción por “sus piedras”. Tan silenciosas y, sin embargo, capaces de contarnos quiénes éramos para ayudarnos a entender quiénes somos. Pero lo más bonito estaba por llegar, una niña se acercó a regalarle un dibujo hecho por ella misma y otro a Laia San José, historiadora y divulgadora, que estaba entre el público. 

Aquella sapiens de 9 años resumió en un solo gesto lo que somos: eslabones que vamos engarzándonos al que estuvo antes y al que vendrá después. Aprendiendo de los que pasaron antes por las distintas cuevas y tratando de enseñar a los que llegan a poblarlas

Ojalá a ella, en el futuro, alguien que empieza a vivir le regale un dibujo, la señal más clara de la evolución de esta especie que, a veces, parece empeñada en desandar el camino.   

Nota de la autora: Este texto está dedicado a Alma, ella todavía no lo sabe, pero su padre habla con las piedras… 

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