Defensa o bienestar, el falso dilema

Trump está uniendo a Europa con mayor potencia que la pandemia. El revulsivo ante la reforzada alianza global ultra ha tenido enfrente la respuesta europea en la guerra de los aranceles y ha despertado a las instituciones cuando Trump se unió a Putin y abandonó a Ucrania. El periodista del Financial Times (FT) Gedeón Rachman escribía esta semana: “Trump nunca ganará el Nobel de la Paz, pero debería ser un fuerte candidato al premio Carlomagno, el galardón anual a la persona que mayor contribución haya hecho a la unidad europea”. Con sus decisiones agresivas, unilaterales e iliberales, la administración americana ha empujado a Europa a reconstruirse y reforzarse ante dos amenazas directas. La democrática y la de seguridad.

Hay dos datos en las encuestas inversamente proporcionales. Según recoge el FT, un 78% de los británicos, alrededor del 74% de los alemanes y un 69% de los franceses consideran a Trump una amenaza. En otra encuesta, Francia es un “socio fiable” para el 85% de alemanes y británicos mientras que Estados Unidos cae al 16%. La confianza entre los europeos se ha disparado y cae en picado la credibilidad norteamericana. El enfrentamiento norte-sur, nórdicos-mediterráneos, ricos y pobres, países fundadores y recién llegados se disuelve por necesidad. En este contexto, en el escenario post guerra de Ucrania, incluso con la tregua anunciada, la seguridad ucraniana es la europea, protegerse de las tentaciones expansionistas de Rusia es una prioridad insalvable. Así que aquí estamos, en la aceleración del rearme europeo. Un debate público adverso para la izquierda y de tradición impopular en la opinión pública. 

​​Sigma Dos cifraba en un 60% los españoles reacios a incrementar el gasto militar y sube hasta el 73% si eso supone pagar más impuestos. Wellfare frente a Warfare. Bienestar o guerra, el falso dilema que pretende romper el gobierno y la propia Europa. No hay bienestar sin seguridad, y tampoco lo hay sin gasto social. Más allá del gasto en defensa que pudiera salir adelante vía PSOE-PP, hace falta ampliar el consenso más allá de los votos parlamentarios. Europa, corazón de las democracias liberales, necesita protegerse y reforzar su autonomía. Pero, ¿Cómo? ¿Cuánto? ¿Para qué? ¿Qué tipo de ejércitos queremos y para qué? Sobre estas cuestiones clave todavía no hay ni respuestas claras ni consensos. 

No hay bienestar sin seguridad, y tampoco lo hay sin gasto social. Más allá del gasto en defensa que pudiera salir adelante vía PSOE-PP, hace falta ampliar el consenso más allá de los votos parlamentarios

El rearme no puede ser el de la industria a favor de Francia, Alemania, Reino Unido, Italia o Polonia como grandes potencias militares. Fue escalofriante escuchar este miércoles al director ejecutivo de la empresa armamentística alemana Rheinmetall valorar el momento europeo: “Ha comenzado una era de rearme. Nos brinda unas perspectivas de crecimiento para los próximos años sin precedentes”. Por eso es tan importante definir qué fórmula de financiación levantará ese paraguas de seguridad común. Un mecanismo del que no se descuelgue nadie y evite recortes y subidas de impuestos, dos resortes que disparan el rechazo de la opinión pública. La deuda común europea se utilizó en la pandemia y se rompió el tabú alemán de compartir el déficit. Ahora, el Ejecutivo defiende en las cumbres un mecanismo similar. 

El escepticismo del debate se da en España igual que se da en Italia o Francia, donde partidos y sindicatos cuestionan el rearme con la línea roja de Emmanuel Macron en la subida de impuestos. En lo nacional, los partidos dentro de Sumar son de tradición antibelicista. Asumiendo la pedagogía de sustituir defensa por seguridad pública y rearmarse para la defensa democrática y no la guerra, en el Congreso los partidos de izquierdas están lejos todavía de asumir el coste armamentístico. El PP, más allá del oportunismo político, tendría difícil descolgarse de los populares europeos. 

“Financiación europea, transferencias finalistas y otras figuras”, apunta Patxi López. Apostar por la ciberseguridad y no tanto por el Ejército es el cómo del Ejecutivo. Y localizar cuáles son las amenazas reales en un contexto de guerras híbridas. Como en la serie de Robert De Niro, estamos en el Zero Day de Europa. Con una fuerte amenaza antipolítica desde dentro del sistema y la necesidad de protegerse de un EEUU que va mutando cada día hacia no sabemos bien dónde. El cortoplacismo del combate político de la oposición actual solo servirá para llegar tarde a un debate ineludible que, como en la pandemia, solo se puede ganar en Europa.

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