El golpe falangista de los 10.000 rifles

Félix Población

Ya que este lunes de madrugada han sido desalojados de la que ya no debería ser basílica del Valle de los Caídos los restos mortales del líder del partido fascista más caracterizado de los años treinta en España, no está de más recordar que Falange Española fue una organización conocida por su actividad terrorista en los años previos a la Guerra de España. Entre sus acciones armadas figura el atentado sufrido por el profesor Jiménez de Asúa, diputado del Partido Socialista, en el que murió su guardaespaldas, y haber prendido fuego a la vivienda del líder de ese mismo partido Francisco Largo Caballero. 

José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera, fue detenido en marzo de 1936 por tenencia ilícita de armas (Falange de Sangre fue el nombre de una de las secciones de su partido, y no porque hiciera transfusiones precisamente). Además de estar implicado en la conspiración contra la Segunda República tramada con el gobierno de Mussolini en Italia para restaurar la monarquía –según documentó el historiador Ángel Viñas–, y por la que se le asignó a José Antonio un sueldo de 50.000 liras mensuales en 1935, no conviene olvidar que el líder falangista pretendió incluso promover su propio golpe militar, tal como podemos leer en el libro de Paul Preston El holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después. 

Luego de una reunión de la Junta Política de Falange en el Parador Nacional de Gredos, en junio de 1935, cuenta Preston, la organización tomó la "decisión oficial y terminante de ir a la guerra civil y santa, para el rescate de la Patria". Su propio líder, afirma el historiador británico, dio parte a sus camaradas "de los contactos que mantenía con oficiales del Ejército simpatizantes con su causa, y luego expuso un plan para una sublevación contra el gobierno que tendría lugar en Fuentes de Oñoro, en la provincia de Salamanca, cerca de la frontera portuguesa. Un general al que no se identificó, posiblemente Sanjurjo, compraría 10.000 rifles en Portugal, que posteriormente serían entregados a los militantes falangistas. Al golpe inicial le sucedería una marcha sobre Madrid". Al parecer, la idea no contó con el apoyo de los militares más importantes con los que podría contar en el Ejército.

La exhumación de los restos de José Antonio Primo de Rivera podría haber sido una circunstancia favorable para que en los colegios e institutos de nuestro país se ilustrara a los alumnos acerca del fascismo

También es de recordar, en esta fecha de la exhumación discreta de José Antonio Primo de Rivera del que fuera Valle de los Caídos, la carta titulada Ante la invasión de los bárbaros que el líder de Falange escribió en la cárcel de Alicante en la que sería juzgado y fusilado. Dirigida a los militares españoles, la misiva fue firmada el 4 de mayo de 1936 y conservada en el Archivo Militar de Ávila, según nos recordó Ángel Viñas en un reciente artículo. La epístola concluye con estas líneas de modo terminante: “Jurad por vuestro honor que no dejaréis sin respuesta el toque de guerra que se avecina. Cuando hereden vuestros hijos los uniformes que ostentáis, heredarán con ellos: o la vergüenza de decir: cuando vuestro padre vistió este uniforme dejó de existir lo que fue España. O el orgullo de recordar: España no se nos hundió porque mi padre y sus hermanos de armas la salvaron en el momento decisivo". 

La exhumación de los restos de José Antonio Primo de Rivera podría haber sido una circunstancia favorable para que en los colegios e institutos de nuestro país se ilustrara a los alumnos acerca del fascismo. Contribuiría posiblemente a que el voto más joven en las urnas no se decantara, como así indican las encuestas, por el partido que actualmente representa a la extrema derecha en España. Nada puede favorecer más a este ideario que la ignorancia o el olvido.

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Félix Población es periodista y escritor. Su último libro es 'La memoria nombrada' (Ed. El viejo topo, 2018).

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