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Memoria histórica

¿Dónde están enterrados los dictadores más crueles del siglo XX?

Imagen de archivo del Valle de los Caídos.

Cuelgamuros dejará de ser el mausoleo del dictador. El Gobierno de Pedro Sánchez ha tomado la decisión de cumplir con una de sus principales promesas en materia de memoria histórica y ya se dispone a iniciar los trámites oportunos para retirar los restos de Francisco Franco de la basílica del Valle de los Caídos. Así lo anunció este lunes el portavoz del PSOE y alcalde de Valladolid, Óscar Puente, una vez concluida la reunión de la permanente de la Ejecutiva del partido, el primer encuentro desde que Sánchez llegó a la Moncloa. La decisión tomada no es fruto de la urgencia, sino de la oportunidad. “Es el momento de tomar esas decisiones y las vamos a tomar. Sin urgencias, sin precipitaciones”, señaló el portavoz del PSOE, que aseguró que la exhumación se hará “tratando de generar las menores estridencias posibles”, buscando el consenso con el resto de fuerzas políticas y en el “plazo más breve posible”.

Para los socialistas y para el Ejecutivo de Sánchez, que el Valle de los Caídos deje de ser un enclave “de exaltación de una dictadura” para convertirse de una vez por todas en “un lugar de reconciliación y memoria de todos los españoles” es un asunto “clave”. Por eso, el Gobierno del PSOE ya estudia “cada paso que debe darse” para llevar a buen puerto la resignificación de Cuelgamuros. Una reconversión que, según concluyó en 2011 la comisión de expertos puesta en marcha por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para abordar el tema, sólo será posible “si los enterramientos se reservan únicamente, como estaba previsto, para los restos de las víctimas de la Guerra Civil”. Y, para ello, añadían entonces los expertos, es necesario trasladar los restos de Franco al lugar que decida la familia y los de José Antonio Primo de Rivera a las capillas donde yacen el resto de víctimas.

La propuesta que los expertos pusieron sobre la mesa del Ejecutivo socialista en 2011, un informe que se les encargó a sólo seis meses de que se celebraran las elecciones generales que desalojarían a Zapatero de la Moncloa, ha estado guardada en un cajón durante los seis años que Mariano Rajoy ha ocupado la Presidencia del Gobierno. Ahora, Sánchez desempolva ese documento para tratar de levantar, en los dos años que le quedan antes de los comicios, la losa de granito de 1.500 kilos que sepulta al dictador, un peso que la democracia española lleva soportando los últimos cuarenta y tres años. De cumplirse finalmente la promesa de Sánchez, el Valle de los Caídos dejará de ser una anomalía democrática. Pocos países que han sufrido una dictadura sangrienta tienen a sus caudillos enterrados en mausoleos faraónicos. infoLibre repasa algunas de las dictaduras más importantes del siglo XX.

El nazismo y el fascismo

El 30 de abril de 1945, ante el avance imparable de las tropas soviéticas sobre Berlín, Adolf Hitler decidió suicidarse junto a Eva Braun en la sala de mapas del búnker de la Cancillería del Reich. Con la Segunda Guerra Mundial terminada, una de las mayores incógnitas giraba en torno al lugar donde se encontraban los restos del führer. Un misterio que se prolongó en teoría hasta 2009. En diciembre de ese año, un alto cargo de la seguridad rusa aseguraba en una entrevista que recogía la CNN que en 1945 los soviéticos trasladaron el cuerpo de Hitler al complejo que tenían en Magdeburg. Y, cuando dejaron esa guarnición en 1970, agentes del KGB se encargaron de quemarlos y arrojarlos a un río germano. Con esta decisión pretendían evitar que el lugar donde descansara el dictador se convirtiera en un punto de peregrinación para sus seguidores. Esta versión, no obstante, no es pacífica entre los historiadores.

 

Sí que se conoce, sin embargo, dónde reposan los restos del líder del fascismo italiano. Sólo un par de días antes del suicidio de Hitler, Benito Mussolini fue capturado y fusilado por los partisanos italianos. Un día después, el cadáver del Duce fue sometido a escarnio público en la Plaza Loreto de Milán y, posteriormente, enterrado en una tumba sin nombre en el cementerio Mayor para evitar el peregrinaje de nostálgicos. Tras una década de un lado para otro –un grupo de fascistas llegó incluso a robar del cementerio el cuerpo del exdictador–, los restos de Mussolini terminaron finalmente en manos de su familia en 1957, que les dio sepultura en la capilla familiar del cementerio de San Cassiano de Predappio, que desde entonces se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los grupos neofascistas.

Las dictaduras comunistas

Cuatro años antes de que los restos de Mussolini fueran enterrados por su familia, falleció en Moscú el líder soviético Iósif Stalin. El 9 de marzo de 1953, se celebró el funeral del dictador que dirigió la URSS con mano de hierro durante más de una década, un acto al que asistieron miles de personas. El cuerpo de Stalin fue embalsamado y colocado en el mausoleo junto al Kremlim donde descansaba el considerado padre de la revolución rusa, Lenin. El cadáver permaneció allí durante ocho años. En 1961, en plena desestalinización, el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética decidió retirar el cuerpo de Stalin del mausoleo  y enterrarlo junto a la Muralla, en la conocida como necrópolis del Kremlim, donde también se encuentra, por ejemplo, la urna con los restos del astronauta soviético Yuri Gagarin. Sobre la tumba de Stalin, que se ha convertido en un lugar de peregrinación, se levantó un busto del líder soviético.

Sí que descansan en un edificio faraónico los restos de Mao Tse-Tung y Kim Il-sung. El que fuera máximo dirigente del Partido Comunista Chino y de la República Popular China hasta su muerte en 1973, está enterrado en pleno centro de la famosa plaza de Tiananmen, en el conocido como Mausoleo del Presidente Mao, y sus restos están en exhibición al público. Kim Il-sung, primer líder de la República Democrática Popular de Corea, yace junto a su hijo, Kim Jong-il (padre del actual líder de Corea del Norte), en el Palacio del Sol de Kumsusan, en Pionyang. Esta enorme construcción de mármol, fuertemente custodiada por militares norcoreanos, es la antigua residencia gubernamental.

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Las dictaduras latinoamericanas

El mismo año que el Congreso del Partido Comunista de la URSS decidió retirar el cuerpo de Stalin del Mausoleo de Lenin, al otro lado del mundo, en República Dominicana, es asesinado el dictador Leónidas Trujillo, que se alzó con el poder en la década de los treinta asesinando a sus opositores políticos. Tras el atentado que terminó con su vida, los restos del conocido como El Jefe fueron enterrados en el cementerio parisino de Pére Lachaise. Unos años después, en 1970, el cuerpo del dictador fue trasladado a Madrid, donde se le dio sepultura junto a su hijo Ramfis. Padre e hijo están enterrados en un mausoleo familiar anónimo de mármol negro en el cementerio de El Pardo, el mismo camposanto donde reposan los restos de reconocidos dirigentes franquistas, como Luis Carrero Blanco o Carlos Arias Navarro. Nada que ver con la tumba que Trujillo mandó construir en su San Cristóbal natal en la década de los 50.

Un final menos traumático tuvieron el dictador chileno Augusto Pinochet y el argentino Jorge Rafael Videla. Ambos murieron por causas naturales. La única diferencia es que el primero falleció sin responder por sus crímenes mientras que el segundo pereció en prisión, donde cumplía cadena perpetua. Las cenizas de Pinochet, que fue enterrado sin honores de Estado por la negativa de la presidenta Michelle Bachelet, fueron entregadas a su familia tras el rechazo del Ejército a custodiarlas. Videla, por su parte, fue enterrado, según publicó el diario Clarín, en una tumba con nombre falso del cementerio privado del Gran Buenos Aires, después de que su familia desistiera de darle sepultura en el panteón familiar de su ciudad natal, Mercedes, ante las protestas ciudadanas.

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