La estrategia del PP

Feijóo no acepta preguntas de la prensa mientras culpa a Sánchez de un retroceso en la libertad de expresión

Alberto Núñez Feijóo se dirige a un grupo de dirigentes del PP a las puertas del Senado.

El equipo del líder del PP eligió cuidadosamente el escenario en busca de una imagen presidencial que alejase a su líder de la frialdad de las sala de prensa de la sede de Génova. Para dar cuenta de su balance del curso político, antes de irse de vacaciones a Galicia, Alberto Núñez Feijóo se dio un baño de aplausos en la Plaza de la Marina Española de Madrid, la explanada que da acceso al Senado y que preside desde 1901 una estatua de Antonio Cánovas. Con él, un público afín compuesto por algo menos de un centenar de incondicionales, incluidos los principales dirigentes del partido. Pero no tuvo tiempo para responder preguntas de los periodistas, reducidos al papel de figurantes.

La elección de un formato como este, una intervención sin preguntas, molestó a los profesionales de siguen habitualmente la actividad del presidente del PP. Pero no sorprendió a la mayoría, porque la costumbre de Feijóo desde que aterrizó en la política nacional es evitar todo lo posible las comparecencias de prensa en las que se ve expuesto a las preguntas de los informadores. Al menos en Madrid, que es donde se concentran la mayoría de los periodistas especializados en informar sobre él y sobre su partido.

Una actitud que este jueves, en su intervención sin preguntas a las puertas del Senado, no le impidió criticar al presidente Pedro Sánchez por haber “hecho retroceder a España en estos tiempos de libertad de prensa”, subrayó. Un juicio de valor que fundamentó en un informe de la organización Reporteros sin Fronteras (RSF). 

La afirmación de Feijóo es falsa. España retrocedió tres puestos en el índice de libertad de prensa de RSF publicado en mayo, pero no por culpa del Gobierno sino, textualmente, de “unos medios cada vez más opinativos y una precarización creciente de la profesión, pese a la mejora de la seguridad de los periodistas y los avances legislativos”, estos últimos sí aprobados gracias a la mayoría que da soporte al Gobierno.

La última vez que el PP convocó en Madrid una rueda de prensa de Feijóo digna de tal nombre, abierta a un número razonable de preguntas, fue el 25 de mayo. Hace algo más de dos meses. Fue en el Senado, con ocasión de su toma de posesión del escaño en representación de Galicia en la Cámara Alta para el que acaba de ser elegido por el Parlamento de la comunidad que presidía hasta apenas unos días antes.

En ese tiempo, Feijóo sólo se ha expuesto a responder preguntas —pocas— en la capital una vez más: cuando visitó la sede del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) el pasado 9 de junio. Pero fue más bien una atención a medios muy alejada de lo que cualquier informador considera una rueda de prensa.

Fuera de la capital

La estrategia elegida por el equipo de comunicación del sucesor de Casado sí expone brevemente al líder a las preguntas de los informadores en los actos organizados fuera de Madrid en los que normalmente no participan los periodistas que habitualmente se ocupan del PP en la capital y en los que una parte de las escasas preguntas se dedican a asuntos de actualidad local. 

En Madrid lo habitual son eventos a los que los periodistas sólo tienen acceso a través de Internet, sin preguntas de ningún tipo. Como el discurso que Feijóo pronunció el martes ante su Comité Ejecutivo o la intervención que llevó a cabo en el Escorial hace unos días aprovechando un curso de verano organizado por su partido para replicar el discurso del estado de la nación de Pedro Sánchez en el Congreso.

Son actos que el equipo del presidente del PP combina con otros organizados por medios, empresas o grupos afines en los que las preguntas están controladas. Es el caso de los que prepararon periódicos como Expansión, perteneciente al grupo de El Mundo (8 de junio), o La Razón, propiedad del Grupo Planeta (27 de junio). O el que protagonizó en los congresos de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) el 28 de junio, de la Asociación de la Empresa Familiar de Madrid o del foro Barcelona Tribuna (7 de julio).

La actitud de Feijóo contrasta con la de sus antecesores, Mariano Rajoy y Pablo Casado, que siempre respondieron preguntas de los periodistas en el acto de cierre del curso político.

La estrategia del equipo de Feijóo, con muchos años de experiencia en la gestión de medios, viene de largo. Desde que llegó a Madrid, el líder del PP ha acudido a actos organizados por medios en su mayoría afines que le garantizaron un aterrizaje blando en la selva mediática y política de la capital con el objetivo de protegerle de una exposición pública muy diferente a la que estaba acostumbrado en Galicia. 

La consecuencia es que Alberto Núñez Feijóo ha contado desde que llegó a la dirección del PP con el privilegio de exponer sus argumentos políticos y económicos sin apenas contradicción. Estar fuera del Congreso y del habitual tono bronco de las sesiones de control le ha permitido seguir marcando distancias con una política que, subraya constantemente, no es la suya y con la que no se siente “cómodo”. 

Hasta la fecha, únicamente ha participado en una sesión de control a Sánchez en el Senado y no salió bien. Aquel día confundió la prima de riesgo (la diferencia entre los tipos de interés de España y Alemania) con el tipo de interés al que se habían colocado por la mañana en los mercados 8.000 millones de euros del Tesoro. 

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