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El PP intenta salvar a Casado de la 'crisis del WhatsApp'

El líder del PP, Pablo Casado, en el Congreso de los Diputados.

Pablo Casado llegó hace cuatro meses a la presidencia del Partido Popular. Lo hizo en un contexto complejo: habiendo derrotado a Soraya Sáenz de Santamaría, considerada heredera directa del anterior líder, Mariano Rajoy, y apoyado por María Dolores de Cospedal, la exsecretaria general que le brindó su apoyo tras haber sido derrotada en la primera ronda del proceso sucesorio. Con estos mimbres, la dirección nacional del partido intenta consolidar el liderazgo de su nuevo jefe. En las últimas semanas, Génova ha tenido que desplegar en dos ocasiones una especie de 'operación proteger a Casado' para, de un lado, romper lazos con el pasado del partido, y, de otro, hacer frente a las críticas internas que han despertado decisiones como la de firmar un pacto –ya extinto– con el PSOE para la renovación del Consejo del Poder Judicial (CGPJ).

Tanto en el caso de los audios del comisario jubilado José Manuel Villarejo, que culminó con el abandono de la política por parte de Cospedal, como en el protagonizado por los polémicos WhatsApp de Ignacio Cosidó, portavoz en el Senado, en los que presumía de que el partido controlaría "desde detrás" las Salas clave del Tribunal Supremo, la dirección nacional de los conservadores intenta que su líder se desgaste lo menos posible. 

Así, Casado, un líder que, por lo general, se diferencia de su predecesor por una mayor presencia mediática, evita entrar en estas cuestiones de forma directa y delega en otros miembros de la cúpula para responder a estos escándalos. Este miércoles, por ejemplo, tanto Teodoro García Egea, secretario general, como Javier Maroto, vicesecretario de Organización, y Dolors Montserrat, portavoz en el Congreso, negaron que el mensaje que Cosidó remitió a los senadores de su grupo hubiera partido de Génova. Con esta estrategia, el partido intenta, en última instancia, alejar a su líder de la cocina cocinade una serie de mensajes que se relacionan con el portazo del magistrado Manuel Marchena.

En sectores del principal partido de la oposición se ha instalado la idea de que el portavoz de en la Cámara Baja está asumiendo de "forma injusta" las culpas por haber enviado a los senadores un mensaje que, en origen, no era suyo. Es decir, que se limitó a reenviarlo. En el mensaje, remitido a través de WhatsApp, Cosidó vendía a los suyos las ventajas que, a ojos del PP, tenía el pacto suscrito con el Gobierno para la renovación del CGPJ.

Un contenido nada nuevo

En este contexto, las dudas sobre la autoría del mensaje han sido en las últimas horas la comidilla en el PP. El grueso de las fuentes consultadas admite que esos argumentos –el del control "por detrás la Sala Segunda" del Supremo, entre otros– no les suenan nuevos. Hace más de una semana, cuando se informó del pacto entre PP y PSOE, dirigentes conservadores no ocultaban, en privado, su malestar por un pacto tras el que consideraban que salían perdiendo. No entendían que Casado hubiese dado su brazo a torcer en el reparto sin esperar a la sentencia del procés. Tampoco entendían por qué se les había "colado" José Ricardo de Prada, el juez de la Gürtel, como vocal. En aquellos momentos, dirigentes que conocían de primera mano las negociaciones con el PSOE se esforzaron, también en privado, por vender que en realidad el pacto no era tan malo para el PP como se pintaba sobre el papel.

"Además de esas conversaciones privadas, comenzó un intercambio de mensajes a través de teléfono móvil y el reenviado por Cosidó parece un puzzle de todos ellos", mantiene un diputado.

El hecho de que en el mensaje, su autor, señalase que la negociación había sido "una jugada estupenda" que había vivido "desde la primera línea" hizo sospechar a cargos del PP de la autoría del exministro Rafael Catalá, que tuvo un papel destacado en el proceso. O de Teodoro García Egea, número dos del partido. Ambos intentaron quitarse del foco negándolo expresamente este miércoles.

Comerse el marrón "él solo"

Hasta el momento, Cosidó no ha apuntado a ninguno de sus compañeros. "Parece que, por responsabilidad, ha optado por comerse el marrón él solo", interpreta un dirigente regional.

El mismo lunes, día en el que se conoció el contenido de los mensajes, Cosidó no negó haberlo remitido y consideró "erróneo" interpretar que fuese "un intento de control" de CGPJ por parte del PP. Además, enmarcó el mensaje en el contexto de un "chat interno" aunque pidió "disculpas" por el lenguaje empleado. Ese chat, en el que participaban todos los senadores del Grupo, ya ha sido disuelto.

Como hizo con Cospedal, Casado ha evitado hacer una defensa cerrada de su portavoz en el Senado. Es más, el martes, ante la plenaria del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, le desautorizó señalando que no había que buscar los orígenes de la ruptura del pacto en explicaciones que se hubiesen "transmitido por móvil".

"No hay elementos objetivos" para el cese

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Tras esta desautorización por parte del líder, por el PP corrió el rumor de que Cosidó tenía las horas contadas. Pero hasta el momento resiste.

De momento, las fuentes consultadas defienden que no hay "elementos objetivos" para hacerle caer. Pero no niegan que la operación kitchen, que investiga las maniobras de la Policía para obtener información comprometedora del PP en el domicilio del extesorero Luis Bárcenas, sea la puntilla. Él era el director general de la Policía cuando el chófer de Bárcenas habría recibido pagos con cargos a los fondos reservados a cambio de localizar esos documentos. Ocupó el cargo entre enero de 2012 y noviembre de 2016.

 

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