La estrategia del PP

El PP trata de emular la 'Operación Ciudadanos' con Vox tras el acercamiento a Espinosa de los Monteros

El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros

La plana mayor del Partido Popular, con Miguel Tellado a la cabeza, acudirá este jueves al acto de lanzamiento del nuevo laboratorio de ideas de la derecha promovido por el fundador y exportavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. Se trata de un think tank bajo el nombre de Atenea con el que Espinosa de los Monteros busca influir en el espectro ideológico de la derecha. Sin embargo, mientras Vox se ha desmarcado de la iniciativa y no está previsto que ningún cargo de peso del partido ultra acuda al evento, la formación de Alberto Núñez Feijóo sí lo apoyará de manera inequívoca. "Vox se le quedó un poco pequeño y por eso ha montado esta plataforma", afirmó el lunes la vicesecretaria de Coordinación Sectorial del PP, Alma Ezcurra. "El PP tiene las puertas abiertas a todos aquellos que quieran mejorar el país", añadió al día siguiente la portavoz parlamentaria, Ester Muñoz.

En Vox, como se ha mencionado, han evitado apoyar la iniciativa. "Cada uno es muy libre, en la sociedad civil, de emprender las acciones que crea necesarias", señaló la portavoz de la formación ultra en el Congreso, Pepa Millán, sin mencionar a su antecesor en la Cámara Baja. Tampoco quiso valorar las palabras de Ezcurra —"No nos corresponde", aseguró— pero sí le lanzó un recado: "Está bien que el Partido Popular busque ideas, porque les faltan". Los conservadores descartan, por el momento, fichar a Espinosa pero sí que creen que su acercamiento a Feijóo evidencia que el partido "acoge ideas y aportaciones nuevas" frente a un Vox que "cada vez se empequeñece más", en palabras de un miembro de la dirección nacional.

Espinosa ha asegurado en más de una ocasión que no busca "crear fricciones" entre PP y Vox, sino generar documentos e ideas útiles para futuros gobiernos en áreas como educación, vivienda o pensiones, pero tampoco niega su cercanía con la formación de Feijóo frente a su antigua formación, de la que se marchó tras haber quedado apartado del círculo de poder de Santiago Abascal. "En Vox, cuando me fui, les dije que estaba a su disposición para cualquier cosa. Han pasado dos años y no me han llamado. En el PP, en cambio, sí veo un poco más de interés con nuestro proyecto. Me preguntan, hablamos, doy mi opinión, a veces me hacen caso, otras no", afirmó en una entrevista reciente en el diario El Mundo.

El PP trata de capitalizar así las salidas de figuras reconocidas dentro de Vox, una constante en los últimos tiempos. De hecho, el pasado año, la esposa de Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio, fue apartada en el mes de octubre de la dirección de la formación ultra en Madrid, una decisión a la que ella respondió dimitiendo de todos sus cargos y abandonando la política institucional, no sin antes cargar contra la falta de democracia interna dentro del partido que, aseguró, ella y otros compañeros habían "venido a defender" al entrar en política hace una década. También abandonó recientemente el partido el exvicepresidente de Castilla y León, Juan García Gallardo, que dejaba la formación entre críticas a la dirección de Abascal. Y antes que todos ellos, se apartó del partido la exdiputada Macarena Olona, que llegó a presentar un partido político en las elecciones de noviembre de 2023 con escaso éxito.

La absorción de Ciudadanos

Con el acercamiento a Espinosa, la dirección de Alberto Núñez Feijóo trata de emular la 'Operación Ciudadanos' que tan buenos resultados les dio en el pasado. La anterior dirección del PP, con Pablo Casado a la cabeza, fue quien instigó con éxito la compra de diputados de Ciudadanos a cambio de cargos públicos para dinamitar la moción de censura contra Fernando López Miras en Murcia. Una actuación que en su día motivó una resolución de los expertos de la comisión antitransfuguismo que certificó la “condición de “tránsfugas” de los cuatro exdiputados naranjas que tumbaron la moción de censura en La Región, así como del presidente de esta comunidad, al considerar que fue "inductor y beneficiario" de la conducta tránsfuga de estos parlamentarios.

Tras lo ocurrido en Murcia, se produjo un goteo de fugas en la formación naranja que comenzó con Lorena Roldán, la que fuera portavoz en Cataluña. Semanas antes de las elecciones de 2021 anunció que se pasaba a las filas de los populares y actualmente es una de sus diputadas en el Parlament. Después le siguió Toni Cantó, exportavoz del partido en València, que se marchó entre duras críticas a la dirección de Inés Arrimadas y que solo unos meses más tarde entró a formar parte de la Administración de Isabel Díaz Ayuso, al igual que Marta Rivera de la Cruz, a la que Feijóo eligió como número dos en las elecciones de 2023. Con Feijóo ya en la dirección del PP, hubo intentos de fichar tanto a la propia Arrimadas como a la exvicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís.

La incorporación de Fran Hervías, exsecretario de Organización de Ciudadanos, supuso un golpe del que la formación no se recuperó, ya que puso a disposición de la dirección de Pablo Casado una lista de más de un centenar de cuadros de toda España que estaban en disposición de dar el salto a las filas populares, como así acabó ocurriendo en muchas autonomías y municipios. En el caso de Vox, tras la ruptura del verano de 2024 de los gobiernos autonómicos, algunos cargos de la formación ultra como el consejero extremeño de Gestión Forestal y Mundo Rural, Ignacio Higuero, hicieron caso omiso de las órdenes de Abascal y permanecieron en el gobierno del PP, aunque tras la polémica de los currículums falseados se marchó.

La fortaleza de Vox dificulta la estrategia del PP

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Tras la ruptura del pasado verano, el portavoz del partido ultra, José Antonio Fúster, acusó al PP de maniobrar para impulsar el transfuguismo en sus filas. "Están tentando, llamando, intentando persuadir a cargos nuestros para que abandonen el partido y se pasen al PP", dijo. "Por aquí vamos mal, muy mal, fatal", añadió. "Sabemos que hay gente del PP que está tocando a nuestros cargos en algún sitio donde les falta un diputado o un concejal y eso es contrario a las normas del juego democrático. El transfuguismo es corrupción; y, si el PP está alentando el transfuguismo, está alentando la corrupción".

Lo cierto es que Vox ha ido desprendiéndose o relegando a las caras más conocidas del partido. En sus historias hay de todo: rupturas personales y distanciamientos ideológicos, acusaciones de "traición", salidas airadas y expulsiones, fichajes de disidentes y otros que han intentado trazar su propio camino. Pero hay dos rasgos en común: la denuncia de la falta de democracia interna en la formación de Abascal y la opacidad en instituciones en las que los ultras tienen o han tenido presencia, en las que se ha producido un goteo incesante de dimisiones y denuncias internas e, incluso, judiciales por la forma en que la cúpula ejerce el poder, llegando a prohibir las reuniones de afiliados durante las primarias y expedientándoles por hablar con la prensa. Hace solo unos meses, el propio Feijóo afirmó que "era evidente" que había gente dentro de Vox que no estaba de acuerdo en cómo se dirige, cómo se organiza y cómo se manda en ese partido, lo que contrapuso a las "baronías" del PP.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría con Ciudadanos, Vox cada vez está más fuerte en las encuestas, lo que dificulta esta fuga de cargos. Con encuestas que les sitúan por encima del 17% en intención de voto —en las horas más bajas del PP han llegado a rozar el 20%— son ellos quienes, como hacía Rivera, se autoproclaman la verdadera oposición al Gobierno de Pedro Sánchez. Y el PP no ha encontrado la estrategia adecuada para combatirlos frente a la absorción que hizo de Ciudadanos, aunque antes de las vacaciones de verano Feijóo nombró como coordinador de las políticas de inmigración al creador de la marca Vox, Rafael Núñez Huesca, excolaborador de Abascal y portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid.

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