El debate de investidura

PSOE y Unidas Podemos negocian in extremis un Gobierno de coalición

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, entra en el salón de lenos del Congreso.

Los contactos entre el PSOE y Unidas Podemos se reanudaron el martes por la tarde, algo más de 24 horas después de la última conversación entre la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, y el responsable del equipo negociador de UP, Pablo Echenique. Entre uno y otro tuvo lugar la primera sesión del debate de investidura, que evidenció el abismo que separa a las dos principales formaciones de la izquierda española, y una votación que sitúa a Pedro Sanchez muy lejos del objetivo de ser reelegido presidente del Gobierno.

Los negociadores tienen poco más de 24 horas para cerrar un acuerdo que facilite la investidura y abra la puerta al primer Gobierno de coalición de izquierdas desde la II República. En un clima muy enrarecido por culpa de la desconfianza mutua, el continuo intercambio de reproches y la difusión de filtraciones interesadas, socialistas y morados buscan el modo de ponerse de acuerdo acerca de qué áreas y qué competencias del nuevo gobierno se queda el PSOE y cuáles asume Unidas Podemos. Y la distancia entre lo que Pablo Iglesias pretende y lo que Pedro Sanchez quiere retener era este martes, a la hora de redactar esta información, todavía insalvable.

Nada más perder la votación de investidura (170 votos en contra y sólo 124 a favor), Sánchez se reunió durante varias horas en dependencias del Congreso con sus colaboradores más próximos, incluida la vicepresidenta Carmen Calvo, el secretario de Organización, José Luis Ábalos, y la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, para evaluar la situación y definir la estrategia con la vista puesta en la votación que tendrá lugar el jueves en torno a las 14:30 horas.

De esa reunión salió una nueva oferta, se supone que mejorada, cuyo contenido no ha trascendido y que Calvo se encargó de transmitir a Echenique por teléfono con las esperanza, confirmada poco después, de que dé pie a a reanudar las reuniones.

Fuentes de Podemos confirmaron la conversación y aseguraron que Echenique transmitió a la vicepresidenta que Unidas Podemos “queda a la espera de las propuestas del PSOE y está dispuesto a reunirse sin demora”. “Habrá reunión en las próximas horas”, admitieron las mismas fuentes.

Mientras tanto, y aunque según los socialistas la vicepresidenta trasladó ya una oferta concreta a Echenique, la formación de Pablo Iglesias sigue “a la espera de conocer si hay alguna nueva propuesta que vaya en la dirección que hemos planteado: que Unidas Podemos pueda desarrollar políticas con carteras sociales”.

Ese sigue siendo el principal escollo para alcanzar un acuerdo: UP se resiste a tener un papel residual en el Ejecutivo e insiste en tener ministros con capacidad de desarrollar políticas sociales, algo que, según el propio Pablo Iglesias, el PSOE no habría ofrecido hasta ahora. Llegar a un acuerdo implica además resolver aspectos muy delicados en cualquier gobierno de coalición, como en qué manos queda la portavocía del Gobierno y su política de comunicación. 

Entretanto, el entorno del presidente sigue tratando de transmitir “tranquilidad”. Tienen confianza en que la oferta que están trasladando a Unidas Podemos es lo suficientemente sustanciosa como para hacer posible el acuerdo. Y apuestan por mantener un perfil bajo para no desestabilizar los contactos en las horas cruciales que faltan hasta la votación del jueves.

El “Gobierno posible”

Otras fuentes, también próximas a Sánchez, describen lo que el presidente ha puesto encima de la mesa como el “Gobierno posible”, una expresión que el propio candidato usó en su última intervención desde la tribuna del Congreso.

Y subrayan tres errores que estaría cometiendo UP. En primer lugar, entender como “una humillación” la primera oferta de coalición que hace un candidato a la Presidencia en España. En segundo lugar, seguir sin prestar atención al programa —el debate sigue girando, afirman, en torno a los puestos—. Y, en tercer lugar, tener “algo de ceguera histórica” y actuar como si no fuesen conscientes de las tensiones que el conflicto catalán va a generar dentro del Gobierno de aquí a fin de año. Para muestra, apuntan, el botón del portavoz de los comunes en el Congreso, Jaume Asens, que el lunes, en pleno debate de investidura, volvió a defender el referéndum para resolver el conflicto en Cataluña y se refirió a los políticos y activistas sociales juzgados por el Supremo como “presos políticos”.

El enfoque del equipo de Sánchez sigue siendo que “el pacto sólo es posible desde las coincidencias competenciales. Allá donde se puede estar de acuerdo, en cuestiones sociales, es donde se pueden negociar competencias, subrayan las mismas fuentes. De ahí el término elegido para describir la oferta: “el Gobierno posible”, no el que le gustaría al PSOE pero tampoco el que preferiría Unidas Podemos.

Los socialistas sostienen que siguen buscando un acuerdo con UP, pero lo cierto es que, como reveló el propio Sánchez durante el debate, manejan otros escenarios, entre ellos pedir a UP que apoye la investidura aunque las negociaciones fracasen. Esta posibilidad sería tanto como volver al escenario de partida, cuando el candidato defendía un Gobierno monocolor, lo que hace poco probable que los de Iglesias lo consideren siquiera. Para presionarles, el PSOE agita una y otra vez la idea de que que si Unidas Podemos vota el jueves en contra estará uniéndose a PP, Cs y Vox para impedir un Gobierno socialista. Algo que, recuerdan, ya ocurrió en 2016, cuando Podemos rechazó la investidura de Sánchez tras el pacto del abrazo, suscrito por el PSOE y Ciudadanos.

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Pese a las gruesas palabras que intercambiaron en el pleno, Unidas Podemos quiso enviar un gesto a los socialistas al final del debate y, a la hora de la votación, decidió abstenerse en vez de votar "no", como había anunciado. Su portavoz adjunta en el Congreso, Ione Belarra, había pedido al PSOE horas antes de la llamada de Calvo a Echenique que “se mueva en estas 48 horas”, el tiempo restante antes de la segunda votación.

La formación morada defiende haber dado “todos los pasos necesarios para construir” un Gobierno de coalición, incluida la renuncia de su líder a sentarse en el Consejo de Ministros. Y aunque el Partido Socialista “no se ha movido nada”, aseguran, esperan que “de aquí al jueves haya movimientos". “Hay cosas importantes en juego y nos gustaría negociar cuanto antes, no lo dejemos para última hora”, pidió.

Según Belarra, su formación “no ha puesto líneas rojas” en las negociaciones al contrario que el PSOE, que “frente a todo lo planteado, ha dicho que no”. “Hemos escuchado excusa tras excusa”, pero “se está acabando el tiempo y eso obliga al PSOE a moverse”, insistió.

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