CNI

Sanz Roldán, de jefe de los espías y 'bestia negra' de Villarejo a asesor de Iberdrola, salpicada en la macrocausa contra el comisario

El exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán.

No hay gran compañía del Ibex 35 que no conociese los exclusivos servicios que ofrecía el comisario José Manuel Villarejo. Al fin y al cabo, era la viva imagen del Señor Lobo en nuestro país. Si había algún problema del que preocuparse, él se encargaba de resolverlo con los métodos que fueran necesarios. Lo saben bien en Iberdrola, que habría pagado durante años al expolicía para que llevara a cabo operaciones encubiertas. Ahora, enredada a nivel judicial en el caso Villarejo, la firma ha vuelto a echar mano de un espía. Aunque en este caso, muy diferente. La principal compañía energética ha pescado al exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán para uno de los órganos opacos que se encargan de asesorar a la presidenciaórganos opacos. La persona que más secretos conoce en el país de la última década aconsejará, por tanto, a la eléctrica salpicada por el espionaje de otra de las personas que más trapos sucios ha ido acumulando durante los últimos tiempos. Un comisario jubilado que siempre ha sido su principal archienemigo.

El que fuera jefe de los espías forma parte del conocido como International Advisory Panel, un consejo externo que se encarga de prestar asesoramiento al presidente de la empresa, Ignacio Sánchez Galán, en la toma de decisiones estratégicas y geopolíticas. La compañía no hace público ni el tamaño ni la composición de este órgano, si bien en las últimas horas se ha conocido que forman parte de él personalidades como el expresidente mexicano Ernesto Zedillo, el excomisario europeo Jonathan Hill, el exministro de Exteriores alemán Joschka Fischer, el exembajador español Ramón de Miguel o el ex secretario de Interior estadounidense Ken Salazar. Este diario se ha puesto en contacto con la empresa para conocer quiénes forman parte de este consejo, qué funciones concretas va a tener el exdirector del CNI o a cuánto van a ascender sus honorarios por el asesoramiento al presidente de la firma. A cierre de esta edición, la compañía se ha mantenido en completo silencio.

El fichaje de Sanz Roldán ha sido duramente criticado por parte de Podemos. “No puedo entender que […] pueda alquilar sus servicios a una empresa investigada por sus relaciones con Villarejo. Será legal, pero es impresentable para la dignidad del Estado democrático”, escribió en redes sociales el portavoz de la formación morada, Rafael Mayoral. Fuentes de Junts per Catalunya (JxC), por su parte, señalan a este diario que registrarán preguntas parlamentarias sobre esta cuestión. Sanz Roldán no es el único ex alto cargo militar vinculado con la eléctrica en los últimos años. Fernando García Sánchez, quien fuera Jefe del Estado Mayor de la Defensa, fue nombrado en mayo de 2018 presidente de la Fundación Iberdrola España.

Natural de la pequeña localidad de Uclés (Cuenca), a nadie se le escapa que quien fuera jefe de los espías llega a la eléctrica en uno de sus momentos más delicados. La justicia lleva meses analizando los trabajos que el expolicía realizó para la firma presidida por Ignacio Sánchez Galán a través de sus empresas. Todo se empezó a torcer hace algo menos de un año, cuando la Audiencia Nacional localizó en la investigación de Tándem un archivo en el que se recopilaban algunos de los clientes secretos del exagente. La presencia de Iberdrola en esa lista era un secreto a voces. El diario Público ya había puesto en junio de 2018 sobre la mesa la relación que había existido entre la compañía y Villarejo. Lo hizo revelando una factura emitida catorce años antes en la que se evidenciaba que la empresa había abonado al entonces policía en activo 116.000 euros por trabajos realizados en ocho centrales de la compañía “en previsión de posibles actos de sabotaje y accesos no autorizados”. Sin embargo, el periódico sostenía que las labores se habían centrado en la de Arcos de la Frontera (Cádiz).

Es lo que se terminó denominando Operación Arrow. Según los documentos que en los últimos meses han salido a la luz, el comisario jubilado habría recibido el encargo de infiltrarse en el movimiento de oposición política y vecinal a su central térmica de ciclo combinado. Los trabajos del policía habrían incluido, incluso, una investigación a un juez de lo Contencioso que debía pronunciarse sobre una petición para suspender cautelarmente las obras. No obstante, no fueron las únicas labores de espionaje que Villarejo habría hecho para Iberdrola. La Unidad de Asuntos Internos de la Policía calcula que la empresa pagó entre 2004 y 2017 al comisario jubilado 1,13 millones por una decena de operaciones encubiertas. Entre ellas, sitúan un pago de 232.000 euros para espiar al presidente de ACS, Florentino Pérez. De hecho, en pleno intento de la constructora de desembarcar en el consejo de la energética, Villarejo consiguió establecer contacto con Manuel Delgado Solís, uno de los consejeros del también presidente del Real Madrid.

La guerra con Villarejo

A nadie se le escapa tampoco la enorme enemistad existente entre el excomisario encarcelado y el exjefe de los servicios secretos. “Mientras no se vaya el mierda del Troll me van a oír. Por eso no me traigo ya los canutos (teléfonos), prácticamente no los uso, me vuelvo loco limpiando los whatsapp”, sostenía Villarejo sobre Sanz Roldán en una de sus famosas grabaciones, en la que mostraba su interés por que Manuel Moix fuera nombrado fiscal Anticorrupción. Por activa y por pasiva, Villarejo ha acusado al exespía de estar detrás de su caída en desgracia. Incluso ha intentado llevarle ante los tribunales. En junio de 2017, el comisario interpuso una denuncia contra Sanz Roldán y un periodista de El País por un artículo sobre sus “tentáculos” en el mundo judicial ilustrado con una de las pocas fotografías que han visto la luz del exagente, una imagen que según Villarejo habría salido de un dossier que el propio CNI habría facilitado al periódico con el conocimiento del entonces director. La denuncia no fue admitida a trámite.

El comisario jubilado tampoco ha tenido ningún reparo en cargar públicamente contra Sanz Roldán o la inteligencia española. Lo hizo, por ejemplo, en el programa de televisión Salvados, cuando todavía se encontraba en libertad. “Yo últimamente no cojo el coche porque siempre hay alguien que se cruza en mi camino y me importuna”, respondió durante la entrevista, en la que calificaba al exdirector de la inteligencia como “cobarde” o “generalísimo” y acusaba al CNI de tener un departamento de “control de togas” dedicado a vigilar a jueces y fiscales. De hecho, por estas palabras, así como por un supuesto delito de denuncia falsa contra Sanz Roldán, el comisario jubilado deberá responder ante los tribunales el próximo mes de septiembre. Entre los testigos que Villarejo ha puesto sobre la mesa se encuentra la examante del rey emérito Corinna zu Sayn-Wittgenstein, a la que según las declaraciones del expolicía el exjefe de la inteligencia habría amenazado para sacarla del país tras el accidente en Botsuana. “No puedo garantizar la seguridad tu seguridad ni la de tus hijos”, aseguró que la había dicho.

El Troll también ocupa un papel relevante en las famosas grabaciones del comisario Villarejo con la empresaria alemana. “Es una persona ambiciosa. He visto en su cara el enorme placer de amenazarme. De ver el miedo. Claro, tiene la formación de Franco. Tiene su manual de actuar, de intimidar, presionar. Es el viejo manual. De cómo das miedo a la gente. Y decimos que España es una democracia moderna”, explicaba al expolicía, que se había encargado de sacar esta espinosa cuestión en uno de los encuentros mantenidos en Londres. Sanz Roldán, sin embargo, siempre ha negado las acusaciones.

De Iberdrola al Santander pasando por Repsol

El espía cesó hace solo un año tras una década al frente de la inteligencia. Fuentes del CNI explican que no tienen una norma propia para estos casos. Rige la Ley 3/2015, que establece que los altos cargos, durante los dos años posteriores a la fecha de su cese, “no podrán prestar servicios en entidades privadas que hayan resultado afectadas por decisiones en las que hayan participado”, una prohibición que se extiende tanto a estas como a todas aquellas que pertenezcan al mismo grupo societario. ¿Y cuándo se entiende que participa en una decisión de estas características? La norma establece dos posibilidades. En primer lugar, cuando el alto cargo “suscriba un informe preceptivo, una resolución administrativa o un acto equivalente sometido a derecho privado” que guarde relación con la firma de la que se trate. En segundo, cuando “hubiera intervenido, mediante su voto o la presentación de la propuesta correspondiente, en sesiones de órganos colegiados en las que se hubiera adoptado la decisión en relación con la empresa o entidad”.

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Por eso, durante estos dos años todos ellos están obligados a declarar ante la Oficina de Conflictos de Intereses (OCI), con carácter previo, todas las actividades privadas en las que se vayan a embarcar. Es, por tanto, este órgano dependiente del Ministerio de Función Pública y Política Territorial el encargado de dar luz verde a la petición. Si considera que la nueva actividad choca con los límites que establece la normativa, se lo trasladará tanto al interesado como a la entidad para que puedan presentar alegaciones. En el plazo de un mes desde la presentación de la declaración, se deberá haber tomado una decisión definitiva. En el caso del exdirector del CNI, el visto bueno para su salto a la firma energética llegó el 29 de junio, tal y como consta en el Portal de Transparencia. Sin embargo, dichas resoluciones no son públicas. Este diario ha solicitado esta información al departamento que dirige Carolina Darias. A cierre de esta edición, no se ha obtenido respuesta.

Sanz Roldán no es el único miembro de la inteligencia española que ficha por una gran empresa tras salir de La Casa. Otros altos responsables del centro también han seguido el mismo camino hacia el dorado Ibex. Lo hizo el coronel y ex número tres del CNI Miguel Ángel Sánchez San Venancio, que en 2016 cogió una excedencia y fichó por Telefónica como director global de Seguridad e Inteligencia. Dos años después, era el Banco Santander el que pescaba en el caladero de los servicios secretos. La firma presidida por Ana Botín incorporó a su plantilla como responsable de Seguridad e Inteligencia a Elena Sánchez, quien fuera número dos del centro y enlace con la CIA hasta la llegada de Mariano Rajoy al Ejecutivo y luego delegada del CNI en Washington. De hecho, la espía estuvo hace un año en el listado de nombres barajados por Moncloa para sustituir a Sanz Roldán al frente de los servicios de inteligencia españoles.

También puso sus conocimientos a disposición de multinacionales Jorge Dezcallar. Dos años después de dimitir en protesta por la desclasificación “parcial y selectiva” de informes del servicio secreto relativos al 11-M para lavar la imagen del expresidente del Gobierno José María Aznar, la petrolera Repsol YPF fichó al exespía como secretario general de su Consejo Estratégico Internacional, el órgano de asesoría externa encargado de realizar recomendaciones a la firma sobre la situación y posibles inversiones en aquellos países donde la compañía tiene presencia. El pasado mes de noviembre, Dezcallar fichó por la empresa de armamento Expal Systems. En cuanto a su predecesor en la inteligencia española, Alberto Saiz, que abandonó el CNI entre acusaciones de haber usado dinero público para actividades privadas, en la actualidad forma parte de FOXid, una start-up española dedicada a la ciberseguridad.

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