MONARQUÍA

La no ‘reconciliación’ de Juan Carlos I y Felipe VI: de las memorias explosivas al acto en el Congreso sin el emérito

El rey Felipe VI y su predecesor, Juan Carlos I, en una imagen de archivo.

“Este anuncio significa que me rechazas. No olvides que heredas un sistema político que yo he construido. Puedes excluirme en el plano personal y financiero, pero no puedes rechazar la herencia institucional en la que has crecido. Solo hay un paso entre ambas”. Esto le dijo el rey emérito a Felipe VI cuando su hijo, en marzo de 2020, renunció a su herencia y le retiró  la asignación anual en pleno escándalo por la fortuna en el extranjero de Juan Carlos I.

Las palabras textuales han sido reveladas por el propio Juan Carlos I en su explosivo libro de memorias, bajo el título de Reconciliación, que acaba de ver la luz en Francia y que llegará a las librerías españolas el próximo mes. Pero lejos de ser un tratado de paz familiar, la obra ha supuesto un nuevo terremoto entre padre e hijo. Un ajuste de cuentas en el que el emérito carga duramente también contra la reina Letizia, situándola como su principal enemiga en las intrigas palaciegas. 

Si el emérito buscaba tender puentes con su país y con su familia, su obra ha tensado mucho más la relación. Tanto por sus ataques personales como políticos. La Casa Real guarda un absoluto silencio sobre este libro, lo que quiere decir mucho en el lenguaje monárquico, donde los gestos valen mucho más incluso que las palabras. Fuentes del Palacio de la Zarzuela consultadas por infoLibre declinan entrar en la guerra abierta por el emérito:  “No vamos a hacer ningún comentario respecto de las memorias ni de las entrevistas que el rey Juan Carlos ha concedido a algunos medios franceses”.

Un silencio frío y atronador. Con una distancia que se reflejará además de manera muy gráfica en los actos por los cincuenta años de la restauración de la monarquía en el Palacio Real y en el Congreso el día 21, donde no ha sido invitado el emérito.

Juan Carlos I ha decidido escribir sus memorias para plasmar en primera persona su vida, dejando muchos titulares que van en contra de la propia corona. Defiende, por ejemplo, a Francisco Franco, a quien respetaba “enormemente”: “Apreciaba su inteligencia y su sentido común”. “Nunca dejé que nadie le criticara delante de mí”, relata. Todo ello en el contexto del cincuentenario de la muerte del dictador y en pleno revisionismo histórico por parte de la ultraderecha.

Al ataque contra Felipe VI y Letizia

Pero esa defensa del dictador no la aplica a su hijo Felipe, de quien se distanció a lo largo de los años. El actual monarca siempre se ha sentido más cercano a su madre y a su esposa desde que asumió la corona. Su padre dice de él: “Me dio la espalda por deber pero me duele verlo tan insensible en lo personal”. 

Juan Carlos I reconoce que fue un error aceptar el regalo de 100 millones de dólares de la monarquía saudí, pero argumenta que fue un regalo que no pudo rechazar y que lo hizo para “la institución” y para “asegurar su vejez”. El regalo, sin embargo, no fue para la institución, sino para él: las fiscalías suiza y española investigaron su origen y destino, y no pudieron acreditar su devolución a la corona ni un uso institucional de ese dinero. Y lanza en sus memorias, de más de quinientas páginas, el lamento de que es “el único español que no cobra una pensión tras casi cuarenta años de servicios”.

Las memorias sacan a la luz un secreto a voces durante años en el palacio y fuera de él: su mala relación con la reina Letizia, con la que chocó desde el primer día y cuyo matrimonio puso en cuestión. Y lanza otro torpedo a la línea de flotación al criticar que la actual reina “no contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”. Con la queja sobre la imposibilidad de tratar con sus nietas Leonor y Sofía: “Son muy elegantes y cariñosas, pero me entristeció no poder entablar una relación personal con ellas, contarles historias, compartir comidas en restaurantes, viajes, llevarlas a ver partidos, como hice con mis otros nietos”.

El emérito deja patente su desencuentro con Letizia Ortiz a través de otras revelaciones como: “Le repetí una y otra vez: ‘La puerta de mi despacho estará siempre abierta para ti, ven cuando quieras’. Pero nunca vino”.

Contra los presidentes socialistas

El libro supone, por tanto, una afrenta directa a los reyes actuales. Y, además, conlleva un ataque al núcleo familiar, un tema especialmente sensible para Felipe VI, que siempre ha valorado mucho el hogar que ha formado después de la vida ajetreada de su padre durante décadas en el Palacio de la Zarzuela. Asimismo, vuelve a poner en la palestra la imagen internacional de la monarquía, con medios como The Guardian citando las buenas palabras sobre Franco de Juan Carlos I.

Además rompe el principio de neutralidad política de la corona. Porque el emérito lanza dardos contra los gobiernos progresistas de Pedro Sánchez y de José Luis Rodríguez Zapatero. Sobre el primero llega a decir que le hizo una “caza de brujas” por las investigaciones fiscales y apunta directamente a la exministra de Justicia Dolores Delgado como culpable de acusarle “sin pruebas” sobre una cuenta en Jersey: “Todo era falso, pero reactiva la máquina de los rumores”.

A Zapatero le recrimina el “error político” de no haberse levantado en el desfile del 12-O cuando pasaba la bandera de Estados Unidos (en protesta por la guerra de Irak). Y reivindica que él salvó la situación con la Administración estadounidense. El expresidente respondió al rey emérito: "No lo sé, puede que me equivocara, pero los ciudadanos votaron y además votaron sacar las tropas de Irak, que es la decisión que un poco está ahí detrás de fondo". Expuso al hilo esta idea: "Hay que comprender todas las cosas, aunque la neutralidad es una característica esencial de la Jefatura del Estado monárquica".

El ala socialista del Gobierno no ha querido entrar de lleno contra el emérito, pero sí dejó este mensaje el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños: la democracia en España ha sido una “obra colectiva” y hoy el país “tiene un rey y una monarquía que es moderna y ejemplar”. También el titular de Transportes, Óscar Puente, trasladó: “Tengo mucho respeto por el rey emérito, espero que se respete él también”. Desde el ala de Sumar, el responsable de Cultura, Ernest Urtasun, tachó de "vomitivo" que el emérito defienda a Franco.

Apartado de los actos en el Congreso y el Palacio Real

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Las memorias del rey han visto la luz en Francia apenas dos semanas antes de que se celebren los actos de conmemoración del cincuenta aniversario de la restauración de la monarquía en la figura de Juan Carlos I. Pero el emérito no ha sido invitado ni al Congreso ni al Palacio Real.

En el acto del Palacio Real, Felipe VI pronunciará un discurso y además se condecorará con el Toisón de Oro a la reina Sofía, al expresidente Felipe González y a los padres de la Constitución Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. Previamente, en el Congreso habrá otro acto en el que estarán presentes los reyes actuales y sus hijas, y que estará moderado por los periodistas Iñaki Gabilondo y Fernando Ónega.

Ajeno a la tensión que genera a la corona, no obstante, Juan Carlos I está de nuevo en España para participar otra vez en las regatas en Sanxenxo (Pontevedra). ¿Tiene ganas de volver definitivamente al país? "Muchas", respondió a los periodistas este jueves. A sus memorias todavía le faltan capítulos.

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