¿Somos cada día más tontos?

Alfredo Díaz

Un día le pregunté a mi padre qué había que hacer para vivir sin trabajar y me dijo: “Encuentra al tonto que todos los días pasea por Madrid”.

Mi padre tiene 89 años, empezó a trabajar a los 13 y a los 60 se prejubiló y no porque no encontrara a ese tonto o a esa tonta, no. Primero porque le iba esa forma de ganarse la vida y segundo porque no creo que fuera fácil dar con el individuo en cuestión. Hoy creo que sí lo sería. Un dato: El Xokas tiene cuatro millones de seguidores.

Dicho esto me pregunto: ¿Qué lleva a personas afectadas por la desigualdad a apoyar propuestas que claramente les perjudican? ¿Por qué se dejan seducir por emociones fútiles, datos falsos y una batería de promesas simples y falaces que pretenden resolver problemas complejos? No lo sé, no dispongo de la tecnología, como dijo Michael Scott en The Office a propósito de entender lo que piensa el tigre.  Pero sí sé que desde que el Estado nos da la oportunidad de decidir, la ciudadanía tenemos el deber de formarnos.

Quiero creer que no somos cada día más tontos. Lo que sí creo es que estamos expuestos a una sobredosis de información (El monstruo insaciable) y que cada vez tenemos más atajos para llegar a una conclusión que no es nuestra del todo pero que nos sirve para un debate familiar, un post, un comentario a una noticia o (música de terror) para decidir nuestro voto. 

Quiero creer que no somos cada día más tontos. Lo que sí creo es que estamos expuestos a una sobredosis de información y que cada vez tenemos más atajos para llegar a una conclusión que no es nuestra del todo

Por atajos me refiero a canales que suponemos informativos de formato ultrabreve, segmentado, con poco contexto, mucho sesgo, mucha mentira y mucha falsa emoción como Whatsapp, la red anteriormente conocida como Twitter, Instagram, Facebook o TikTok pero que, en realidad, son canales de opinión.

El problema es que los atajos perjudican al espíritu crítico necesario para tomar buenas decisiones y que requiere de habilidades, predisposición y tiempo. Y que, aunque la mayoría tenemos el primer ingrediente, la predisposición se nos hace bola y el tiempo empieza a escasear. O mejor dicho, se fragmenta. Tenemos tiempo pero hay que repartirlo cada vez entre más tareas, por lo que las porciones son cada vez más pequeñas.

Un consejo para terminar: si alguna persona piensa como mi padre y quiere encontrar al tonto o tonta que le lleve a ese nirvana con trazas de materialismo que debe ser il dolce far niente hoy, le recomiendo que se ponga a buscar: empiezan a escasear. 

Porque, aunque compartirán muchos, a los cuatro millones de seguidores de El Xokas hay que sumar los tres millones de votantes de Abascal o los ochocientos mil de Alvise, que les permiten a estos dos maulas vivir sin dar un palo al agua.

(Continuará)

_______________________________________

Alfredo Díaz es socio de infoLibre.

Alfredo Díaz

Más sobre este tema
stats