El PP, como esas moscas plastas del otoño
Sí, más pesadas incluso que las del verano por una sencilla razón: termina el estío, se acercan las lluvias, la presión atmosférica es cada vez más baja y el aire menos denso. Y esto les complica el vuelo porque, al haber mayor humedad en el ambiente, aumentan de peso y prefieren caminar. Además, como les va a resultar complicado sobrevivir en el exterior por las bajas temperaturas y la escasez de alimento, buscan un refugio para ellas y sus descendientes. ¿Dónde? En nuestras casas, en nuestras oficinas o en nuestras aulas. Por estas razones es frecuente en esta época verlas posadas sobre nuestras mesas, nuestra comida, nuestros teclados o nuestros cuerpos, para nuestra desesperación.
El PP, como las moscas de otoño, no tolera el invierno político que supone estar en la oposición. Y eso que, incluso desde allí, sigue chupando del bote y manteniendo sus bisnes, que es para lo que está en la política. Han desarrollado una corrupción tan endémica que pueden vivir del aire del Estado incluso sin estar en el poder. Rozándolo. Y no tolera ese invierno porque necesita el calorcito del BOE, las butacas ministeriales, las mordidas de sus amigos y los sobres sin remitente.
El PP es capaz de decir que la culpa de la desaparición de datos sobre los cribados de cáncer en Andalucía la tiene La Oreja de Van Gogh por vender demasiadas entradas
Por eso, cuando pensabas que ya se habían marchado con el raca raca a otra parte, vuelven y llenan tertulias, periódicos, informativos y timelines con su cantinela de siempre: fraude electoral, gobierno ilegítimo, España se rompe, dictadura bolivariana, ETA, comunismo… Una playlist pésima y escasa que repite desde 2018. Y que también incluye el éxito "la culpa no es mía". Sí, el PP es capaz de decir que la culpa de la desaparición de datos sobre los cribados de cáncer en Andalucía la tiene La Oreja de Van Gogh por vender demasiadas entradas para sus conciertos.
Creo que todo esto tiene su origen en el hecho de que el PP llega al poder con espíritu colonizador y como si gobernar en democracia fuera para ellos –pero solo para ellos– un derecho hereditario. Pero no, en lo que se refiere a su ADN, el único gen que les distingue es el de la corrupción. Se da en todos sus especímenes en mayor o menor grado. Así que, una vez dentro, colocan sus huevos por todas partes: think-tanks y fundaciones afines que financian con dinero público, cargos en Administraciones autonómicas gobernadas por los populares y subvenciones a pseudomedios.
Lo malo de todo esto es que no importa cuántas veces cierres la ventana: la ‘mosca pepera cojonera’ siempre encuentra una rendija por la que colarse. Por eso comparo al PP con esas moscas plastas del otoño. Con la diferencia de que el PP da por el saco las cuatro estaciones.
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Alfredo Díaz es socio de infoLibre.