César Strawberry: "La inseguridad y el miedo colectivos son caldo de cultivo para la ultraderecha"

César Strawberry, líder de Def Con Dos

Después de celebrar con una extensa gira el treinta aniversario de Armas pal pueblo, publicaron Def Con Dos, el pasado otoño, Cuarto asalto (2024, Calaverita Records), un decimotercer disco de estudio con el que seguir agrandando un repertorio que acumula desde 1989 toneladas de hip hop, guitarras, bases poderosas y letras de brillante mordacidad con certera clarividencia.

Y sigue carburando a pleno rendimiento la banda comandada por César Strawberry (nacido César Montaña Lehmann en Madrid en 1964), recorriendo este verano toda la geografía española —importante la fecha que tienen en la Sala Wagon de Madrid el 28 de febrero por los treinta años del álbum Alzheimer— alertando a base de himnos respondones de la ultramemia que nos intenta fagocitar día a día. Otra cosa es que lo consigan, a la vista de semejante deriva colectiva.

Debemos defender a ultranza la democracia y la tolerancia, hoy tan vilipendiadas

"Somos básicamente gilipollas", sentencia tajante en conversación con infoLibre. Y no lo dice por decir, lo afirma porque es lo que siente cuando ve a Donald Trump de vuelta en el Despacho Oval de la Casa Blanca, otra vez en el sillón del presidente de Estados Unidos. Un retorno que, en la línea de regresión conservadora global que estamos padeciendo se debe, según rememora el músico, a que "históricamente la inseguridad y el miedo colectivos han sido un caldo de cultivo perfecto para las posiciones de ultraderecha". 

"Creo que, en este momento, la estabilidad económica es lo único que está ejerciendo de dique de contención ante la posibilidad de una hecatombe que, poco a poco, gana verosimilitud en el horizonte", continúa. Y argumenta: "La masacre que supusieron para Europa las dos guerras mundiales y, muy especialmente, el estupor ante las atrocidades cometidas durante la segunda, dieron paso a un período que considero extraordinario en la historia contemporánea, en el que el concepto de socialdemocracia quedaría asociado a ideas como normalidad, modernidad y desarrollo durante, al menos, los ochenta años posteriores a la victoria sobre los nazis".  

La invasión de Ucrania y el genocidio del pueblo palestino han despertado a la ciudadanía europea de su sueño de justicia y bienestar garantizado

El peligro actual es que, pese a que durante estos últimos ochenta años se han desatado "terribles conflictos armados en el mundo", la proximidad geográfica de la "amenaza rusa", a partir de la "invasión" de Ucrania, y la "crudeza e impunidad del genocidio del pueblo palestino, retransmitido en directo con una aterradora cotidianeidad", en su opinión "nos han abierto bastante los ojos ante la realidad salvaje de nuestra condición humana, despertando a la ciudadanía europea de su sueño de justicia y bienestar garantizado". 

El mundo, en cualquier caso, "es dinámico", recuerda, por lo que "tras cualquier civilización siempre acaba surgiendo otra". "Aunque pueda darnos pena, tampoco pasará gran cosa cuando nuestra llamada 'civilización occidental' sucumba", asegura, con cierto tono razonablemente apocalíptico, sin querer perder del todo la esperanza en la humanidad: "Al mismo tiempo, sí considero que, mientras podamos, debemos defender a ultranza los conceptos democracia y tolerancia, tan vilipendiados hoy, por más que tantas veces esos mismos putos conceptos hayan terminado aupando a los más infames dictadores".

La estabilidad económica es lo único que está ejerciendo de dique de contención ante la posibilidad de una hecatombe que, poco a poco, gana verosimilitud en el horizonte

Poco ayuda a esa defensa la desafección de la ciudadanía hacia la política y el sistema democrático, que se incrementa con cada nuevo caso de corrupción que se descubre. "Pese al estupor y repulsa que producen siempre los casos que salen a la luz, creo que nos mantenemos en unos niveles de corrupción bastante discretos en comparación con los que se llegan a alcanzar en otros sistemas no democráticos, pero bueno es que se persigan del modo más implacable posible", defiende el músico, antes de proponer un mecanismo para combatir este tipo de malas prácticas: "Una lucha contra la corrupción tutelada por organismos internacionales debería ser un requisito indispensable para aspirar a pertenecer a la Unión Europea".

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Un papel bien importante juegan, en este contexto político, la desinformación y los bulos, que tratan deliberadamente de crear corrientes de opinión dejando la verdad de lado. "A estas alturas, creo que ya todos sabemos que parte de la información que consumimos a diario es tóxica en uno u otro sentido", lamenta, aprovechando para dar unas recomendaciones básicas para evitar ser manipulado consciente o inconscientemente: "Recomiendo darse un tiempo para contrastar, y huir de las reacciones y posicionamientos inmediatos que parece exigirnos cada día más la red".

Recalca, asimismo, que los llamados pseudomedios son una "novedad" surgida de la "imparable revolución tecnológica que vivimos", por lo que "deberíamos ser capaces de establecer mecanismos de control objetivo de lo que se cuenta y cómo se cuenta" pero, eso sí, "sin acabar recortando derechos fundamentales". Es por ello que reivindica la necesidad de un periodismo libre que se mueva exclusivamente persiguiendo la veracidad, sin dejarse controlar por el dichoso dinero. Teniendo claro, en cualquier caso, que "todo periodista necesita financiar su medio de difusión y es jodidamente difícil esquivar los tentáculos del clientelismo".

Ante semejante panorama, aconseja César Strawberry tomarse la vida "como un viaje alucinante en el que la muerte puede llegar en cualquier momento", al tiempo que asegura que a él le relaja bastante "reflexionar sobre lo efímero de la existencia en cualquiera de sus formas". "Leí una vez que, en la prehistoria, no sé si antes, hubo un momento en el que solo quedaban en torno a diez mil seres humanos establecidos en el corazón de África. Si entonces nos hubiéramos extinguido, como apuntaba el momento, el mundo sería hoy muy diferente, con otra especie dominante tirándose el rollo por ahí", apunta, dejando esa idea flotando para que cada cual se la tome como quiera o pueda. Y remata compartiendo su propio refugio interior, al que acude cuando se siente necesitado: "Dentro de lo posible, soledad y campo son mi terapia".

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