Guerra contra el narcotráfico, la ‘excusa perfecta’ de Trump para sus políticas imperialistas
Desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca tras su victoria en las elecciones de noviembre de 2024, la guerra contra el narcotráfico ha vuelto a ser una de las principales señas de identidad de su Gobierno. Una preocupación que no es nueva y que tiene puesta la mira directamente sobre Venezuela y el Caribe en lo que puede convertirse en la excusa perfecta para continuar con sus políticas imperialistas.
Uno de los últimos ataques a una supuesta narcolancha en aguas internacionales se produjo el pasado 14 de octubre. Se saldó con la muerte de seis personas cerca de la costa de Venezuela. Tras esto, Trump ha sido tajante con el gobierno de Nicolás Maduro: "Venezuela ha hecho cosas muy malas. Una de ellas, enviar delincuentes y drogas a Estados Unidos. Nos envían a miles y vacían sus barcos. También vacían sus centros psiquiátricos y nos los envían".
Este 22 de octubre, Washington anunciaba el octavo ataque desde septiembre, esta vez en aguas del Pacífico Oriental junto a la costa colombiana. El asalto se produjo contra una embarcación colombiana vinculada supuestamente con una organización terrorista y acabó con la vida de dos personas en el bombardeo. Solo dos días después, el viernes 24, al menos seis presuntos narcotraficantes eran abatidos de nuevo en aguas del Caribe por EEUU. Según el secretario de Guerra, Pete Hegseth, se trataba de "narcoterroristas" de la banda venezolana Tren de Aragua, una de las obsesiones de Trump.
Extender los tentáculos de EEUU en el Caribe
Estos ataques no son algo aislado, forman parte de un plan urdido por el Ejecutivo de Trump para controlar las aguas del Caribe y aumentar su presencia militar en la zona. El plan da comienzo en febrero de 2025 cuando la Administración declara que se encuentra en “conflicto armado no internacional” contra el narcotráfico y designa, por medio del Departamento de Estado, a muchos cárteles como organizaciones terroristas.
Tren de Aragua, Mara Salvatrucha (MS-13), cártel de Sinaloa, cártel de Jalisco “nueva generación”, cártel del Noreste (antes los Zetas), la Nueva Familia Michoacana, cártel de Golfo y Cárteles Unidos, fueron designados organizaciones terroristas extranjeras (FTO) y terroristas globales especialmente designados (SDGT). Según el Secretario de Estado, Marco Rubio, para “proteger” a la nación, “al pueblo estadounidense y a nuestro hemisferio”.
Además, según informa The New York Times, en julio Trump autorizó al Pentágono mediante un decreto confidencial a usar “la fuerza en defensa propia” y ordenó organizar operaciones contra los cárteles en el exterior. Tras esto, desde septiembre se han sucedido ya ocho ataques a supuestas narcolanchas, que han provocado, según funcionarios estadounidenses, al menos 37 muertos.
EEUU no solo ha realizado ataques puntuales, sino que ha desplegado su ejército en el mar Caribe. Ocho buques de guerra, un submarino de ataque rápido de propulsión nuclear, cazas F-35B y más de 4.500 soldados forman parte de la estrategia de militarización contra el narcotráfico de la Administración Trump. Una estrategia que, de momento, se está saldando con más muertes que resultados.
Venezuela en el punto de mira
Fuentes del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) confirmaron a The Wall Street Journal que en Colombia se están produciendo cantidades récord de cocaína, algo que ha hecho que se dispare el consumo en EEUU con precios más reducidos. Países como Ecuador, Panamá, Bolivia, Perú, República Dominicana o la propia Colombia siguen por delante de Venezuela en cuanto a cantidades de drogas incautadas, algo que contrasta mucho con la obsesión de Trump con perseguir el narcotráfico venezolano.
Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha hablado con infoLibre y admite que “la guerra contra el narcotráfico es una excusa para justificar la presión contra Venezuela”. También argumenta que la estrategia que está llevando a cabo la Administración republicana en el Caribe carece de sentido si tiene como objetivo acabar con el narcotráfico: “Intentar combatir el narcotráfico con ese despliegue militar es como matar moscas a cañonazos”.
La realidad, según el investigador de Elcano, es que “lo que hay es un intento de cambiar de régimen” y que “Trump está decidido a quitarse de encima a Maduro, en parte, por las alianzas que tiene el presidente venezolano con países como China, Irán o Rusia”. “Esto no va contra el narcotráfico, esto va contra Maduro”, concluye.
Donald Trump admitió la semana pasada que autorizó a la CIA a llevar a cabo operaciones encubiertas en Venezuela, según confirmó The New York Times. Esto supone que la agencia de inteligencia norteamericana podría llevar a cabo operativos en el país como ataques letales contra supuestos narcotraficantes o incluso otros que puedan promover la caída del régimen de Maduro.
El presidente de Venezuela respondió de manera contundente ante estas informaciones y la política exterior estadounidense, que calificó de “burda, grosera” y que, afirmó, “busca un cambio de régimen”. Maduro también ha desplegado sus tropas y movilizado a milicianos en vista de los continuos ataques de EEUU. Unos ataques que el propio Maduro considera fruto de una “guerra psicológica” que busca “atemorizar, dividir, desmoralizar al pueblo” para “hacerle daño” al país.
No sería la primera vez que un gobierno estadounidense se entromete en la política interior de un país latinoamericano. En 1989, EEUU invadió Panamá con el fin de derrocar el régimen de Manuel Antonio Noriega en lo que se conoció como la operación Causa Justa. Más de 25 mil soldados se desplegaron por todo el país para detener al presidente panameño acusándolo de contrabando de drogas y extorsión, algo parecido a las últimas acusaciones de Trump contra Maduro y Petro. De ahí que la sombra de una nueva intervención militar estadounidense esté presente en muchos países de América Latina.
Una ‘guerra contra la inmigración’
Otro de los frentes abiertos de la Administración republicana es su política antiinmigración. Una cruzada que Trump anunció desde que llegó a la Casa Blanca, cuando prometió “la mayor campaña de deportación de la historia de EEUU”. Según el presidente, el país es víctima de una “invasión” de “extranjeros ilegales” y “peligrosos criminales”.
Susanne Gratius, profesora en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), sostiene en conversación con infoLibre que, más allá de de derrocar el régimen de Maduro en Venezuela, “el objetivo principal [de Trump] es frenar a los migrantes. Trump no promueve la democracia ni los cambios políticos en otros países y si cae el Gobierno de Maduro será una consecuencia secundaria”.
“Trump está camino de construir una autocracia en EEUU”, continuó la experta. Su estrategia, admite, se basa en construir “amenazas nacionales que no existen y usar la carta de la seguridad nacional para justificar la militarización del país tanto a nivel interno como externo”.
Desde la llegada de Donald Trump, la Casa Blanca no ha parado de sacar paquetes con medidas para frenar y reducir la inmigración. Prohibiciones de viajar a EEUU por provenir de países musulmanes o latinos como Cuba y Venezuela, cancelaciones de visas a seis mil estudiantes por supuesto “apoyo al terrorismo”... Estas son solo algunas de las medidas que han provocado que EEUU ya tenga una migración neta negativa.
Según el Centro de Estudios Pew, el país ha reducido en 1,5 millones la población extranjera durante los seis primeros meses de 2025 y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha deportado a casi 200.000 personas en los siete primeros meses desde que Trump es presidente.
Pese a que los ciudadanos más deportados son los mexicanos, los venezolanos también están sufriendo las consecuencias de estas políticas. En marzo de este mismo año, llegó a Caracas desde Washington el primer avión con inmigrantes venezolanos. Casi 200 ciudadanos de este país, que se unen a los 238 deportados semanas antes a El Salvador acusados de "pandilleros".
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Nicolás Maduro no es el único rival ideológico de Donald Trump en América Latina. Ahora le ha tocado al presidente de Colombia, Gustavo Petro, recibir las amenazas del presidente estadounidense. "El presidente colombiano Gustavo Petro es un líder del narcotráfico que incentiva la producción masiva de drogas, tanto en campos grandes como pequeños, por toda Colombia", escribió Trump en su red social, Truth Social. Además anunció que va a retirar las ayudas económicas a Colombia.
El presidente colombiano no tardó en responder a estas acusaciones diciendo que “Trump está engañado de sus logias y asesores” y asumiendo un rol fundamental en la lucha contra el narcotráfico: “El principal enemigo del narcotráfico soy yo”. Para Petro, la presencia de grandes contingentes de guerra en aguas del Caribe supone una amenaza para Latinoamérica y una “amenaza para la paz”.
Todo esto ocurre a las puertas de la décima Cumbre de las Américas, que se celebrará en República Dominicana la primera semana de diciembre. Una cumbre que estará marcada por la no invitación a países como Venezuela, Cuba o Nicaragua y por la presencia cada vez mayor de contingentes militares estadounidenses en aguas caribeñas.