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Venezuela

Maduro acude casi en solitario a unas elecciones presidenciales ampliamente cuestionadas

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, votando en las elecciones del domingo 20 de mayo.

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Nicolás Maduro compite este domingo para ganar el que sería su segundo mandato, en unas elecciones presidenciales a las que concurre prácticamente sin rival por el boicot opositor y con un objetivo claro: lograr una contundente victoria que le permita dar carpetazo a la crisis política, aunque también económica y humanitaria, que Venezuela arrastra desde su llegada al poder, informa Europa Press.

Los colegios electorales de Venezuela abrieron sus puertas durante la mañana de este domingo para que los ciudadanos depositen su voto. Más de 20 millones de venezolanos están llamados a las urnas, mientras para los consejos legislativos están convocados más de 18 millones, debido a que en estas no sufragan los habitantes del Distrito Capital y los que residen en el exterior.

De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral venezolano, la votación contará con más de 150 acompañantes internacionales, entre ellos la misión del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica, las delegaciones de la Unión Africana, la Comisión Central Electoral de Rusia, de países del Caribe, así como un destacado grupo de académicos, parlamentarios y periodistas, entre otras personalidades.

Maduro ha ejercido su derecho al voto a primera hora de este domingo en el Liceo José Antonio Caro de Caracas y ha hecho un llamamiento a la participación y a votar "por la paz" en estas elecciones presidenciales.

"Hoy elige el pueblo. Eliges tú, mujer; eliges tú, hombre; eliges tú, joven (..). Hoy es un día de fiesta y participación", ha afirmado Maduro, según recoge la televisión venezolana Globovisión.

En cuanto a la participación ciudadana, Maduro ha asegurado que existe una "creciente motivación" para ir a votar y que su comando de campaña, Frente de la Patria, estará motivando a la votación a través del mecanismo denominado 4x4.

Para Maduro los resultados de estas elecciones deben ser "aceptados y respetados por todos" a pesar del llamamiento a la abstención de la oposición, que solo concurre con el disidente del chavismo Henri Falcón.

Además, ha denunciado una "campaña y presión feroz" de parte de "gobiernos extranjeros" y en especial del Gobierno de los Estados Unidos para impedir y "manchar" las elecciones en Venezuela. "Al mundo le digo que Venezuela es un país bello, que está en paz y que merece respeto (...) que cese la campaña feroz que busca tergiversar la realidad de Venezuela", ha argumentado.

Maduro irrumpió en el Palacio de Miraflores en 2013 por expreso deseo de Hugo Chávez, que en sus últimos meses de vida le designó como heredero político para evitar lo que anticipaba como una lucha intestina para ocupar su silla. Entonces nadie cuestionó –al menos públicamente– al nuevo presidente.

Tras apenas un mes de interinidad, legitimó el cargo por la mínima. Maduro se impuso exactamente por 141.358 votos a un Henrique Capriles que, en los comicios de ese 14 de abril de 2013, vio esfumarse la mejor oportunidad que había tenido la oposición venezolana en 14 de años para desahuciar al chavismo. 

El lustro de Maduro ha estado marcado desde sus inicios por el estallido de una crisis económica vinculada a una economía demasiado dependiente del petróleo. Por primera vez, la base social del 'chavismo' estaba amenazada. La Mesa de Unidad Democrática (MUD), coalición opositora, lanzó en 2014 las mayores protestas contra el Gobierno. El saldo: 43 muertos y cientos de detenidos, incluida la nueva promesa de la MUD, Leopoldo López.

La oposición ganó las elecciones parlamentarias de 2015. La MUD se hizo con el control de la Asamblea Nacional con una mayoría que le daba el poder necesario para purgar las instituciones. Maduro contraatacó con una ofensiva judicial que fue anulando una a una todas las iniciativas del nuevo Congreso.

En 2016, la MUD propuso una consulta popular para que los venezolanos decidieran sobre la continuidad de Maduro en el cargo. El Consejo Nacional Electoral (CNE) neutralizó el referéndum revocatorio garantizando así que el presidente agotaría su mandato. La respuesta fue una segunda revuelta en el año siguiente que dejó más muertos y detenidos.

Maduro dio jaque mate convocando elecciones a una Asamblea Constituyente. La MUD no participó esgrimiendo que era un proceso "ilegal" porque el presidente se había saltado el paso del referéndum instaurado por Chávez. El CNE dio luz verde a los comicios y sus resultados, aunque la empresa que gestiona el sistema electoral denunció un fraude de un millón de votos. Nacía un órgano cien por cien chavista que ha acaparado todos los poderes, salvo el Ejecutivo.

La inercia económica y política ha provocado un éxodo venezolano hacia los países fronterizos. Solo a Colombia han llegado más de un millón de personas entre las que, según la ONU, hay inmigrantes y refugiados, todos con enormes necesidades por la falta de comida y medicamentos. Una crisis humanitaria que Maduro ha negado. "Los esperamos de regreso con los brazos abiertos, vengan", ha instado.

Hacia el 20 de mayo

La Asamblea Constituyente fue el detonante de una ofensiva internacional, también regional, para persuadir a Maduro y su entorno de que en 2018 se celebraran unas elecciones presidenciales que sirvieran de catarsis a Venezuela.

Maduro se adentró en la enésima negociación con la MUD. Los contactos arrancaron en septiembre en República Dominicana con su presidente, Danilo Medina, y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) –a través del trío de ex presidentes: el español José Luis Rodríguez Zapatero, el panameño Martín Torrijos y el también dominicano Leonel Fernández– como mediadores.

Hasta febrero hubo esperanzas de que el diálogo entre Gobierno y oposición alumbrara un pacto sobre las condiciones en las que debían celebrarse las próximas elecciones presidenciales, que, por mandato constitucional, no podían prolongarse más allá de 2018. No fue posible. Las partes solo esbozaron un preacuerdo que descarriló a última hora.Las partes solo esbozaron un preacuerdo

En una huida hacia delante, Maduro anunció que el 20 de mayo habría votación. De esta forma adelantó el calendario electoral –los comicios se esperaban para final de año– dejando a la coalición opositora sin tiempo para preparar unas primarias con las que poner orden en una casa plagada de luchas internas por años de diferencias sobre cómo enfrentar al chavismo.

La MUD no participará porque no se cumplen los tres requisitos que considera fundamentales para que los resultados sean creíbles: la liberación de los presos políticos y la revocación del veto electoral que impide a sus principales partidos y dirigentes, entre ellos Voluntad Popular (la formación de López) y Capriles, participar en estos comicios; un verdadero árbitro electoral; y abrir la puerta a la ayuda humanitaria.

Sin rival

La oferta de Maduro no ha convencido ni a los países vecinos ni a la comunidad internacional, que no han hecho más que arreciar su ofensiva con sanciones contra la cúpula venezolana. Pese a ello, se ha mantenido firme: "Llueve, truene o relampaguee habrá elecciones presidenciales el 20 de mayo".

Paradójicamente, la mano tendida le ha llegado desde la MUD. Henri Falcón, ex alcalde de Barquisimeto y ex gobernador de Lara, desobedeció las directrices de la coalición opositora y se inscribió como candidato presidencial. La Mesa de Unidad Democrática le ha echado de sus filas porque le acusa de "legitimar" lo que anticipa como otro "fraude electoral".

Este camaleón político, chavista primero y disidente después, es el único capaz de hacer sombra a Maduro este domingo. En los últimas semanas, se ha cocinado una posible alianza entre Falcón y el líder evangélico Javier Bertucci, que se postula como candidato independiente, pero finalmente ambos la han descartado.

La MUD y sus aliados internacionales no dudan de que Maduro saldrá victorioso.  Sin embargo, los sondeos pronostican una abstención en torno al 40%. La campaña del presidente se ha centrado en llamar al voto. Incluso ha prometido un "premio especial" para quienes voten. Después, asegura, habrá "grandes cambios económicos para ir a una época de renacimiento".

La Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y la UE han avanzado que no reconocerán los resultados electorales y han amenazado con más sanciones para propiciar el "cambio" en Venezuela. La MUD se ha limitado a señalar que la "lucha" seguirá. Así las cosas, la incógnita es qué pasará el 21 de mayo.

Henri Falcón pide "cambiar Venezuela"

Por su parte, Falcón hizo un llamamiento a los venezolanos a "cambiar Venezuela" en las elecciones.

"Llegó el día de hacer historia y salvar a #Venezuela. Vamos a materializar nuestro compromiso con la mayoría, con la democracia y el futuro. Salgamos a votar con conciencia, con la mano en el corazón y la mente puesta en el país que soñamos", publicó Falcón en Twitter.

Maduro se hace con la victoria en las presidenciales de Venezuela

 

Falcón instó a los ciudadanos que después de ejercer su derecho al voto sigan "movilizando" a los electores a hasta la hora del cierre de las urnas. "Después de participar, movilicemos, sigamos movilizando hasta la hora del cierre y cuando eso ocurra, quedémonos en cada centro para ser garantes del proceso, defendamos con el alma cada voto", emplazó.

Además, Falcón destacó que cuentan con interventores para garantizar la limpieza del proceso. "Tenemos el padrón electoral, tenemos testigos, tenemos a un pueblo decido a cambiar y a Dios acompañándonos en esta cruzada por la salvación de #Venezuela. Sé protagonista de la jornada histórica que está por iniciar #VOTA", espetó.

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