El ruido, el gran olvidado de la salud urbana: "Es como mínimo igual de dañino que la contaminación del aire"
La polémica sobre las zonas de bajas emisiones parece no terminar nunca. Además del incumplimiento generalizado de la ley en todo el país, el Ayuntamiento de Madrid ha anunciado este jueves que los vehículos sin etiqueta empadronados podrán entrar un año más en la ciudad, una decisión que atenta contra la salud de los madrileños. El impacto en el organismo de la contaminación del aire es de sobra conocido, pero los expertos recuerdan también que el ruido que genera el tráfico, aunque parezca anecdótico, es tan dañino como el humo del tubo de escape.
Julio Díaz, investigador del Instituto de Salud Carlos III, lleva años estudiando el impacto del ruido en la salud, y ha trabajado en dos estudios recientes que atribuyen al ruido nada menos que 6.440 ingresos hospitalarios al año en la Comunidad de Madrid. "Asumimos que el ruido es solo una molestia en nuestro día a día, pero está relacionado con problemas respiratorios, cardiovasculares, depresión o incluso el suicidio. Es como mínimo, igual de grave que la contaminación química del aire causada por el tráfico", señala Díaz.
Para aplacar este problema, opina Díaz, hay que seguir adelante con la implementación de zonas de bajas emisiones. "La única solución efectiva es la reducción del tráfico, porque es el principal origen del ruido. Y no hablo de sustituir coches de combustión por eléctricos, porque también generan molestias. De hecho, cuando un coche supera los 40 o 50 kilómetros por hora, el ruido por rodadura es más intenso que el del propio motor", aclara.
El experto lleva desde el año 2000 alertando sobre el daño del ruido en el organismo, pero a día de hoy las administraciones continúan ignorando el problema. De los dos estudios que ha publicado recientemente, el primero (2022) calcula que 5.685 personas son ingresadas al año por dolencias físicas, principalmente respiratorias y del aparato circulatorio. El segundo (2023), centrado en su impacto sobre las enfermedades mentales, estima otros 745 ingresos anuales por causas como depresión y ansiedad. Los dos estudios utilizan datos recogidos entre 2013 y 2018.
A partir de estas cifras, los autores concluyen que sobre el total de los ingresos hospitalarios en la Comunidad de Madrid por enfermedades mentales, el 5,5% se producen por la exposición al ruido. Del total de ingresos por problemas circulatorios, el 4,47%. Y de ingresos por causas respiratorias, el 2,93%. Los autores también han calculado el coste que suponen estas hospitalizaciones para la región: de media, 83 millones de euros al año de gasto sanitario está relacionado con picos de ruido.
Estos análisis también comparan el daño en el organismo del ruido en comparación con el que genera la contaminación del aire. En general, los gases que salen del tubo de escape son algo más perjudiciales, pero están prácticamente a la par. Según el estudio publicado en 2022, anualmente hay en Madrid 5.686 ingresos relacionados con ruido, y 8.246 por dióxido de nitrógeno (NO2), un gas que se proviene principalmente de la combustión de los coches. Sin embargo, aunque el NO2 tiene un impacto mayor en escala, no se relaciona con los ingresos por problemas circulatorios, mientras que el ruido, sí (2.432 al año). El segundo estudio de 2023 también revela que la contaminación del aire no provoca ingresos por enfermedades mentales, pero sí el ruido (745).
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Los expertos señalan que la medida número uno para reducir este problema en la ciudad es reducir o acabar con el tráfico, que se relaciona con el 70% del exceso de ruido. De hecho, los mapas sobre calidad acústica de las ciudades son claros: las carreteras, las grandes avenidas y las rotondas son los puntos negros. La Agencia Europea de Medioambiente publica un mapa del ruido en el continente y en España 10,6 millones de personas están expuestas a niveles de ruido por tráfico superiores a 55 decibelios. El dato real es en realidad mucho mayor, pero la inmensa mayoría de urbes del país no tienen medidores de sonido.
La normativa española recoge que el ruido máximo al que puede estar expuesta la población son 65 decibelios de día y 55 de noche, pero incluso esas cifras ya superan el umbral de riesgo sanitario. César Asensio, investigador de Acústica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), recuerda que la Organización Mundial de la Salud recomienda no exponerse a más de 53 decibelios de media al año. "Partiendo de que la legislación ya supera el nivel de riesgo, mal vamos. Además, normalmente el 6% de la población de las ciudades vive con umbrales superiores a la legislación española. Y dependiendo de la ciudad, el porcentaje es todavía mayor", señala.
Según los datos del Ayuntamiento de Madrid, los medidores de Plaza España, Plaza Castilla, Gregorio Marañón, Ramón y Cajal y Santa Eugenia superan habitualmente los 65 decibelios durante el día. César Asensio explica que, sin duda, el coche es "el principal origen" de estos fuertes niveles de ruido. "En algunos casos hay fuentes puntuales como aeropuertos, bares, zonas de ocio… pero el tráfico genera altos niveles de ruido de manera permanente en todas las ciudades".