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Medios comunicación

¿Deben los periodistas opinar libremente en Twitter? En España sólo lo regulan algunos medios públicos

Un cámara graba a una periodista en la calle durante la pandemia del covid-19.

"Habría que preguntarse el motivo de por qué un medio de comunicación defiende las libertades individuales pero coarta la de su gente. Si partimos de una prohibición, esto puede conducir a que los periodistas se escondan en perfiles falsos. ¿Y qué pasaría? ¿Llenamos las redes de trols? ¿Qué ejemplo estaríamos dando?", explica Francisco José González Sarria, decano del Colexio de Xornalistas de Galicia, preguntado sobre la polémica abierta tras el anuncio del nuevo director de la BBC, Tim Davie, sobre que el ente público británico quiere prohibir a sus trabajadores opinar en redes sociales. "No se le puede negar al periodista el derecho a opinar, incluso a difundir su apoyo a un político o a un partido. La libertad de expresión es un derecho fundamental", admite el presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Nemesio Rodríguez, que señala que "estamos claramente en contra de que se pueda prohibir o vetar a un periodista opinar en redes sociales" siempre y cuando "no vulneren la ley".

Sin embargo, el debate está abierto en el mundo periodístico: ¿se deben poner normas o dejar libertad al trabajador a la hora de tuitear, compartir algo en Facebook o publicar una foto en Instagram? "Muchos medios estimulan la participación de sus periodistas en redes sociales, porque consideran que puede crear sinergias positivas que redunden en beneficio de la marca, pero al mismo tiempo temen que, en el ejercicio de su libertad de expresión, los periodistas puedan emitir opiniones que dañen la imagen corporativa", escribía la periodista y profesora universitaria Milagros Pérez Oliva en el Consultorio Deontológico del número de agosto de la revista Cuadernos de Periodistas de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).

Asimismo, Pérez Oliva dejaba claro en este artículo cuál era el principal punto de fricción en toda esta polémica: "Mientras los intereses del periodista y el medio coincidan, todo es positivo. El problema aparece cuando las opiniones del periodista difieren de la línea editorial del medio". "Defendemos la tesis de que si el medio ampara las libertades, sería contradictorio que coarte la libertad de sus trabajadores", explica González Sarria, que matiza que podrían existir excepciones si su comportamiento "menoscaba la identidad de la empresa". "Creemos que el periodista debe asumir que su cuenta de redes sociales debe ser coherente con el papel que detenta en el medio y que su compromiso con la empresa debería implicar no causarle problemas con sus opiniones personales", admite María Rey, vicepresidenta primera para Asuntos Profesionales de la APM y presidenta de la Comisión de Deontología, Ética y Garantías Profesionales de la Prensa de Madrid, que recomienda que, para evitar conflictos, "lo más recomendable es dejar claro en el perfil que lo que allí se dice no tiene nada que ver con el medio".

Este penúltimo capítulo de este debate lo abrió Tim Davie tras informar que "si quieres ser columnista o activista partidista en las redes sociales es una opción válida, pero no deberías trabajar en la BBC". Es más en sus nuevas reglas publicadas el 29 de octubre, con respecto a las redes sociales, establece que "si su trabajo requiere que mantenga su imparcialidad, no exprese una opinión personal sobre asuntos de política pública, política o 'temas controvertidos'".

Pero, la controversia actual se remonta al pasado mes de enero. Tras el accidente de helicóptero de Kobe Bryant, en el que fallecieron el deportista y otras ocho personas, Felicia Sonmez del Washington Post recordó en su cuenta de Twitter el presunto caso de violación en el que estuvo implicado el jugador de baloncesto. Según publicó The New York Times, el tuit le valió una fuerte reprimenda de su director, Martin Baron, y una suspensión laboral. "Les recuerda a sus periodistas que siempre son periodistas del diario cuando opinan en las redes sociales", explica Nemesio Rodríguez sobre las normas vigentes y de obligado cumplimiento en este periódico estadounidense que no hace ningún tipo de distinción entre las cuentas profesionales y las personales.

The New York Times pide a sus trabajadores que mantengan la parcialidad en sus perfiles y no expresen ni opiniones partidistas, ni respalden a candidatos, ni realicen comentarios ofensivos, ni "cualquier otra cosa que socave la reputación periodística" del medio. También "aconseja a sus periodistas que no escriban en sus cuentas personales aquello que no escribirían en el periódico", asegura Rodríguez. La agencia Bloomberg, por su parte, sigue la misma línea y establece que las cuentas de sus trabajadores, aunque sean personales, no pueden utilizarse para expresar opiniones políticas ni unirse a una causa concreta.

Las normas de RTVE y EFE

¿Y en España? El panorama de los medios de comunicación españoles se divide en de dos vías. Tal y como explica Milagros Pérez Oliva, "mientras algunos medios se han limitado a dar consejos sobre cómo utilizar las redes de manera que no entren en contradicción con los valores de la marca ni pongan en riesgo su reputación, otros han establecido guías internas de obligado cumplimiento que restringen la libertad de los periodistas".

Entre los que cuentan con un reglamento se encuentran RTVE o EFE. En ambos casos, sus normativas se remontan a 2015, en el primer caso, y a 2012, en el segundo. RTVE cuenta desde marzo de 2015 con una serie de normas sobre el uso de redes sociales de sus profesionales. Este reglamento pone como condición a los trabajadores con llamadas "cuentas profesionales" con "signos distintivos de RTVE en su denominación" que no "difundan noticias en ningún formato a través de las mismas" y solo está permitido "incluir enlaces a noticias de RTVE". Estas Normas de uso de redes sociales, que también incluyen advertencias sobre la utilización de noticias externas, fueron recibidas por gran parte de la redacción como un intento más de control de la anterior dirección de José Antonio Sánchez.

Fuentes de RTVE explican a infoLibre que esta normativa de 2015, que continúa vigente, se ha quedado anticuada y obsoleta por el propio paso del tiempo y la evolución de las tecnologías. Por esta razón, la dirección no está aplicando al pie de la letra algunas de las partes de este reglamento. Asimismo, también reconocen que debería haberse abordado una actualización con nuevas directrices, pero que no se ha hecho debido a la provisionalidad de la actual Dirección del ente público desde el año 2018.

La Agencia EFE, por su parte, publicó en 2012 su Guía para empleados de EFE en redes sociales, en la que intenta "establecer una clara distinción entre las cuentas profesionales de los empleados de EFE, que deberán ser autorizadas por escrito, y las cuentas personales, que serán responsabilidad exclusiva de sus titulares". En esta guía, la agencia de noticias se reserva la propiedad de las cuentas "oficiales" como "ya ocurre con las direcciones de correo electrónico", aunque "en el perfil de las mismas figure una persona física o titular". Con respecto a las cuentas personales, EFE "ruega a los empleados con cuentas no autorizadas por la Dirección, que no se identifiquen como trabajadores de la empresa, para evitar cualquier tipo de confusión o riesgo para la agencia". Sobre este tema, la APM asegura que la cuenta de Twitter debe pertenecer al periodista, aunque esto no quiere decir, tal y como explica Maria Rey, que esto le exima de "cualquier responsabilidad sobre el contenido de lo que escribe", especialmente si "en su perfil está destacando su puesto en el medio". 

TV3 tiene un apartado de su libro de estilo dedicado a las redes sociales

Entre los medios públicos autonómicos también apuestan por contar con reglas escritas. Así es el caso de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, el ente público que gestiona TV3 y Catalunya Radio. Desde este grupo, contactados por infoLibre, remiten al libro de estilo o guía editorial. En concreto, como respuesta a este tema, se refieren al punto 2 del manual de uso y al apartado Expresiones públicas de los profesionales que explica que "no pueden hacer manifestaciones públicas que comprometan la imparcialidad de nuestros medios". Asimismo, también indica que en el ámbito público no pueden ni "adoptar posiciones en relación con debates políticos y sociales cuando, por el trabajo que desarrollan, pueda quedar comprometida nuestra imparcialidad", ni "emitir mensajes o comentarios ofensivos o despectivos", ni "desacreditar la CCMA o sus empresas", ni "revelar información confidencial de la empresa".

Lluís Caelles, presidente del Consell Professional de TV3, defendió a mediados de octubre en una mesa redonda La opinión de los periodistas en las redes sociales organizada por el Col·legi de Periodistes de Catalunya que "los periodistas debemos estar en las redes, pero es necesario fijar normas claras para no dañar la reputación". "La confianza que generas es tu gran capital y debes protegerlo, aunque a veces entre en colisión con otro derecho: el de la libertad de expresión", aseguró Caelles.

Los medios privados no cuentan con normas escritas

En esta misma mesa redonda, Enric Sierra, director adjunto de La Vanguardia, La Vanguardia reconoció que su periódico no cuenta con normas escritas y defendió que los profesiones deben aplicar el sentido común y no socavar la credibilidad propia ni la del medio. "No se pueden usar las redes sociales como si fuesen la barra de un bar porque después estas opiniones pueden perjudicar la tarea periodística al haber demostrado subjetividad", explicó.

Igual que La Vanguardia, muchos medios españoles siguen este camino. Desde el grupo Prisa, que engloba en España a medios como El País, As, Cinco Días, El HuffPost o Cadena Ser, aseguran a infoLibre que no tienen "como tal" un manual de redes sociales para sus periodistas. "Es más, hace años se planteó pero se desestimó", reconoce Pedro Zuaza, director de comunicación de Prisa Noticias. Explica, asimismo, que desde el grupo solo apelan a que sus trabajadores mantengan la "responsabilidad" y el "sentido común", aunque Zuaza insiste en que no lo hacen"expresamente": "Les pedimos el mismo respeto que guardan a sus lectores en el periódico, en sus redes sociales". Este directivo también expone que no se meten en lo que los profesionales opinen en redes sociales aunque, recuerda, "se da por hecho que representan a un determinado medio".

Desde Unidad Editorial, grupo propietario de El Mundo, Marca o Expansión, también confirman a este periódico que no existe una guía o libro de estilo sobre redes como tal. Aunque, matizan, los profesionales del grupo siempre pueden acudir a una serie de recomendaciones genéricas sobre el buen uso de estas plataformas.

Por su parte, desde Atresmedia, que engloba bajo su paraguas a Antena 3, La Sexta y Onda Cero, reconocen a infoLibre que tampoco cuentan con una reglamentación escrita y que sus periodistas usan sus redes sociales personales libremente. Lo único que les piden a sus trabajadores es que defiendan las mismas pautas que se les solicita en sus informaciones.

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"Flaco favor" a su independencia y objetividad

"Ningún medio debería pedir a sus periodistas que renuncien a sus propias opiniones y consideraciones sobre los asuntos públicos. Ningún medio está legitimado para exigir un grado de identificación tal que lleve a sus profesionales a renunciar a expresar sus propios criterios sobre las cosas", asegura Pérez Oliva. De la misma opinión es Nemesio Rodríguez, aunque recuerda que el posicionamiento de un profesional de la información "haciendo públicas sus preferencias políticas", estaría haciendo "un flaco favor" a su independencia y objetividad. Además, también "puede perjudicar" a la de su medio "que es al fin y al cabo el que le da la visibilidad porque el ciudadano receptor de la información siempre identifica al periodista con el medio".

Desde el Colexio de Xornalistas de Galicia, insisten que no se puede vetar que un profesional de la información use sus redes sociales. "¿Qué objeto tendría esta prohibición? ¿Acaso la opinión de un periodista pesa más que la de un medio?", asegura González Sarria, que apunta que "a los periodistas nos pagan por opinar, no nos van a despedir por opinar", tal y como se ha planteado en la BBC. Desde la APM introduce en el debate la necesidad de la autoregulación y, tal y como explica María Rey, rechaza "cualquier coacción de las empresas hacia los periodistas por el hecho de que hayan publicado comentarios que pueden no ser coincidentes con la línea editorial del medio". 

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