Cumbre del clima de Madrid

Sánchez promete "más acción y ambición" de España en la inauguración de la cumbre del clima

Jefes de Estado y de Gobierno, ministros, representantes de gobiernos de 196 países, ONG's, grandes empresas, medios... ya están todos en Ifema, en Madrid, donde ha arrancado este lunes la XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU (COP25). El objetivo: cerrar las reglas para un correcto funcionamiento del Acuerdo de París, que entra en vigor en 2020, y aumentar la ambición de los compromisos de cada país para que las promesas sean compatibles con un cambio climático manejable. La inauguración oficial, tras el traspaso de la presidencia del ministro del Clima de Polonia a la ministra de Medio Ambiente de Chile, Carolina Schmidt, ha comenzado a las 11 horas entre una gran expectación de observadores, prensa y el resto de Estados. "O marcamos un punto de inflexión o dejaremos detrás un punto de no retorno", ha declarado el presidente del país anfitrión, Pedro Sánchez, tras lo cual ha anunciado que España mejorará sus compromisos de reducción de emisiones para 2030, sin aclarar si se trata de los objetivos ya plasmados en el anteproyecto de Ley de Cambio Climático, aún sin aprobar por el Congreso, o de otros nuevos.

Se intuía que España, que está haciendo un gran esfuerzo de "diplomacia pública" como anfitriona para venderse como un país comprometido con la acción climática, iba a defender su trabajo desde el primer día. El último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, del que se hizo eco el Ministerio para la Transición Ecológica, llamaba a los países a ir más allá en sus promesas, las llamadas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC's). El Gobierno reconocía que tendría que triplicar su recorte de emisiones para ser coherente con dicho informe, que señalaba la brecha existente entre los esfuerzos declarados por las Partes y lo que tendrían que hacer para contener de manera efectiva el cambio climático. Por ahora, sin embargo, solo conocemos las palabras del presidente de "mejorar el ritmo de reducción de emisiones para 2030" de España.

España lo hará, según declaró Sánchez, "sin dejar a nadie atrás". "O marcamos un punto de inflexión o dejaremos detrás un punto de no retorno", afirmó, ante los cientos de Jefes de Estado, representantes de cada país, líderes políticos españoles y observadores de Naciones Unidas. "La neutralidad climática requiere audacia y multilateralismo. No hay muro lo suficientemente alto que proteja a un país, por poderoso que sea, de esta amenaza", aseguró, en clara referencia al Gobierno de Estados Unidos. 

El presidente del Gobierno en funciones llamó a hacer de la cumbre del clima de Madrid "un antes y un después", "un hito". "Hagamos de la política lo que debe ser: un multiplicador ético para vencer convenciendo", reclamó. Al principio de su intervención hizo una referencia al "puñado de fanáticos" que aún niega la mano del hombre detrás del cambio climático, y reivindicó, con óptima feminista, que los desafíos relacionados con el medio ambiente tienen mucho que ver con la mujer, que afronta desafíos diferenciados. "La Humanidad ha llegado a un punto, delegados y delegadas, en que apostar por su supervivencia equivale a luchar por un mundo más justo. Ese es nuestro desafío, para que las generaciones del mañana, al mirar atrás, puedan decir que, en esta hora crucial, la Humanidad estuvo a la altura", concluyó el líder del Ejecutivo, ejerciendo de maestro de ceremonias del encuentro. 

La primera intervención del acto de inauguración ha corrido a cargo del presidente del IPCC –el principal órgano científico sobre cambio climático de Naciones Unidas–, Hoesung Lee, que ha advertido de las consecuencias, adelantadas y narradas por cientos de investigadores a lo largo y ancho del globo, de un calentamiento global por encima de los 1,5 grados. "El mundo –declaró– sufrirá si se siguen las políticas del business as usualbusiness as usual". "Las opciones de adaptación son solo abordables con un gran descenso de emisiones". Repitió la frase más recordada del último gran informe del organismo: Se necesitan "cambios sin precedentes en todos los ámbitos de la sociedad". 

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, no ha acudido a Madrid: sin embargo, dejó grabado un mensaje de vídeo que se proyectó durante la inauguración de la COP. Además de agradecer la acogida de la cumbre a "España y sus autoridades", denunció la "violencia criminal" de las manifestaciones en su país, que le han impedido viajar, aunque reconoció "la demanda legítima de una nueva agenda social" por parte de los jóvenes y reivindicó "el completo respeto a los Derechos Humanos" de su Gobierno. 

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, fue tan contundente como suele ser a la hora de hablar de cambio climático. El papel de la ONU es el de presionar a los países para que sus compromisos contra el calentamiento global sean lo más ambiciosos posible: y no defraudó en ese sentido. "Podemos elegir", dijo, "entre el camino de la rendición" o "el camino de la esperanza" a través de una ambición que alcance la neutralidad de carbono en 2050. Recordó el informe reciente de su institución sobre la brecha de emisiones –la diferencia entre las promesas de los países y lo que realmente se necesita para abordar la crisis climática– para recordar que "si los países hubieran hecho su trabajo, tendrían que reducir cada año un 3% sus emisiones. Pero no lo hicieron. Ahora deben aumentar sustancialmente su ambición"

Previo a la inauguración oficial, se ha producido el traspaso de poderes de la presidencia: el órgano encargado de liderar las negociaciones. En esta ocasión, ha pasado de Polonia, anterior anfitriona de la COP, a Chile. La ministra de Medio Ambiente del país andino, Carolina Schmidt, ha repetido en varias ocasiones el lema del evento: "Es tiempo de actuar". Ha recordado que los compromisos acordados en 2015 en el Acuerdo de París no son suficientes y ha invitado a todos los gobiernos del mundo entero y al resto de actores a unirse a la Alianza por la Ambición Climática, una iniciativa que lidera el país junto a España, para actualizar en 2020 las contribuciones nacionales de reducción de gases de efecto invernadero (NDC) y comprometerse a la neutralidad climática en 2050. No hay muchas esperanzas de que se registren avances relevantes en cuanto al recorte de emisiones de los principales países contaminadores, pero la esperanza es lo último que se pierde. España, según ha anunciado el presidente, quiere dar todos los primeros pasos. 

"Un arranque de gran importancia diplomática"

Así han definido fuentes del Gobierno el comienzo de la cumbre del clima. El líder del Ejecutivo en funciones, Pedro Sánchez, está ejerciendo en buena parte como si ostentara la presidencia, que corresponde a Chile. De manera previa al acto de inauguración ha mantenido breves reuniones tanto con Antonio Guterres como con el resto de líderes de la Unión Europea. En esta última reunión, explican dichas fuentes, ha dejado patente su intención de que la Unión Europea, al término de la COP25, no solo declare su objetivo de neutralidad de carbono para 2050 sino que aumente su ambición para 2030. "Si los grandes emisores no hacemos algo rápido, va a ser imposible", han asegurado desde el gabinete. 

Para el Gobierno, los tres pilares de su actuación como país anfitrión son su "compromiso con el multilateralismo", la búsqueda de "la máxima ambición" como país miembro de la Unión Europea y la puesta en valor de Chile: "Como país hermano, necesita la ayuda de España", han declarado estas fuentes.

 

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