EN TRANSICIÓN

Gaza, maillot amarillo

Con permiso de Vingengaard, a quien hay que felicitar por su excelente carrera, esta Vuelta Ciclista a España será recordada por los miles de activistas que se manifestaron contra el genocidio que Israel está perpetrando contra el pueblo palestino. Desde las primeras etapas las protestas han ido en aumento hasta llegar a forzar la suspensión del fin de fiesta en Madrid. ¿Por qué en la Vuelta? Por la participación, sin disimulo, del equipo Israel-Premier Tech financiado por el influyente millonario Sylvan Adams, muy próximo a Netanyahu, mientras este último continúa ejecutando un implacable genocidio contra el pueblo palestino.

Para quienes se rasgan las vestiduras, un poco de contexto. El deporte, y más las competiciones con repercusión internacional, nunca han sido ajenas a las tensiones políticas de cada momento. El Comité Olímpico Internacional (COI) retiró la invitación a la Sudáfrica del apartheid y le impidió así participar en los Juegos de Tokio 1964. La invitación no volvió a cursarse hasta 1992, cuando las últimas leyes que apoyaban este régimen decayeron. El mismo Comité Olímpico Internacional vetó la participación de Rusia en los juegos olímpicos de 2024 en París por la invasión de Ucrania, alegando que había violado la Carta Olímpica. Los boicots de unos países a otros se han ido sucediendo a lo largo de décadas. Nada de esto ha ocurrido con Israel, pese a las imágenes del genocidio.

El deporte forma parte de eso que se llama “soft power y los países lo usan para mostrar acuerdos, desacuerdos, o exhibir músculo y buscar reconocimiento internacional. Lo mismo ocurre con festivales como Eurovisión u otros eventos culturales. En estos momentos de protagonismo de la geopolítica, nada escapa a ella. Por eso resulta, cuando menos, llamativo, que la Unión Ciclista Internacional y los organizadores de la Vuelta Ciclista a España no reflexionaran sobre la pertinencia de dejar participar al equipo israelí en la competición. Desconozco si el Gobierno de España les alertó o les hizo alguna recomendación al respecto, pero unos y otros debían ser conscientes de que las protestas no se harían esperar. Que, además, no hayan reaccionado a las protestas, dice muy poco de una organización que debería haberle hecho llegar al equipo israelí un mensaje alto y claro.

El deporte, y más las competiciones con repercusión internacional, nunca han sido ajenas a las tensiones políticas de cada momento

Los políticos y la sociedad tienen herramientas distintas para expresar sus preocupaciones, inquietudes y protestas, aunque se retroalimentan. En julio se hizo pública una encuesta del Real Instituto Elcano donde se mostraba que el 82% de la población española no tiene dudas de que lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio, sin que esto suponga ningún crecimiento del antisemitismo, aunque algunos líderes del Partido Popular aún no lo entiendan así. Si hace una semana Pedro Sánchez anunciaba nueve medidas para incrementar la presión contra Israel por el genocidio, la sociedad civil española lleva haciéndolo desde que se produjo el atentado de Hamás y desde el momento en que Netanyahu anunció sus planes. En ciudades de toda España, de forma más o menos numerosa, las protestas que genera la indignación por la masacre y el exterminio van creciendo con el tiempo, como en otras ciudades europeas. Más allá de mostrar el rechazo, los activistas llaman a aislar al Estado de Israel internacionalmente. ¡Qué menos!, cabe pensar. 

Ante una atrocidad como la que estamos presenciando, no cabe permanecer impasibles. ¿Nunca se han preguntado qué hacían los europeos mientras Hitler gaseaba a millones de judíos en las cámaras de gas? ¿Cómo fue posible que no hubiera una reacción masiva? ¿Qué mecanismos operaron para que esto fuese así? Hanna Arendt dedicó a estas preguntas parte de su obra, que hoy, no por casualidad, revisitamos cada vez más intensamente. 

De ahí que sea necesario que los gobiernos pongan en marcha todas las medidas de presión existentes, que la Unión Europea continúe con el giro anunciado por Von der Leyen en el debate sobre el estado de la Unión, que la sociedad civil se siga movilizando y que el aislamiento a Israel le deje claro que no estamos dispuestos a permanecer impasibles mientras comete un genocidio. Precisamente, además, por quienes lo sufrieron hace no tanto. 

Debemos felicitarnos, como sociedad, por que la Vuelta Ciclista a España 2025 sea recordada como la vuelta de la dignidad de la sociedad española, y continuar en esta línea. El próximo hito, la participación de Israel en Eurovisión. Eslovenia, Islandia, Países Bajos e Irlanda han anunciado que no participarán en el festival si lo hacen los de Netanyahu. Ojalá España sea la próxima en sumarse. RTVE tiene la palabra.

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