La vacante de Dios Víctor Guillot

Tienen razón quienes han defendido en el Congreso que el corazón del debate no es cuántas armas o cuánto ejército necesita Europa. La conversación es mucho más profunda. Es el para qué y hacia dónde. De lo que somos, cuánto necesitamos proteger. En esta Europa, en qué nos va la vida en defender. Defender y defensa como parte del mismo debate, con esta última supeditada a un bien mayor. Europa todavía tiene que aclarar la necesidad de esos 800.000 millones de euros y no otra cifra. O por qué 150.000 millones deben ir a los presupuestos nacionales. Y sobre todo, el fin. El presupuesto armamentístico no puede estar estimulado solo por la industria armamentística y sus fondos de inversión que tanto vibran en Bruselas.
Faltan decisiones clave. Ese “necesitamos un ejército europeo” que ha defendido Pedro Sánchez, ¿significa que abandonaremos la OTAN por otra estructura militar realmente autónoma de los tres grandes bloques de EEUU, Rusia y China? ¿Qué entendemos por amenazas de seguridad? Los tanques pueden servir en el Este para disuadir a Rusia; pero por el Oeste vienen las amenazas comerciales, que afectan a la seguridad de los europeos. Y, por ambos frentes, la presión a la arquitectura que sostiene las democracias europeas. Si es necesario un ejército propio, hace falta explicar a qué amenazas reales nos enfrentamos más allá de la evidente, que no es menor. El abandono de Trump puede impulsar a redefinir las instituciones de manera irreversible. Y eso va más allá de aumentar el 0.8% del PIB para llegar al compromiso del 2%.
Si es necesario un ejército europeo propio, hace falta explicar a qué amenazas reales nos enfrentamos
Con un 25% de votos de extrema derecha en las instituciones europeas, la Comisión tiene que ser muy precisa en sus mensajes. Tiene sus riesgos lanzar un kit de supervivencia con total falta de coherencia en el fondo y en la forma. Es importante que los ciudadanos sepan que en la época liderada por lo imprevisible hay que estar preparados. Pero la “estrategia de preparación” –así lo han llamado– cita el cambio climático, una guerra con Rusia en cinco o diez años y convulsiones geopolíticas. Si los peligros son tales, la preparación no es tener agua en casa, un botiquín y comida para 72 horas. Ese kit no sirve ni para la dana en Valencia, es una ofensa a los ucranianos que han sufrido la agresión rusa o hacia los palestinos. Si te invaden, ese kit es una broma. Esa estrategia de preparación debe abordar cómo sobrevivir a una caída del sistema informático, a un hackeo financiero, a un colapso sanitario o de servicios mínimos, a una situación de guerra… riesgos reales y una respuesta seria. La difusión de ese kit básico sirve de abono a la ridiculización que hace Vox y las extremas derechas de las instituciones.
La comparecencia de Pedro Sánchez ha merecido la pena como termómetro de situación de en qué punto estamos y dónde está cada partido. De este momento Europa, Sánchez ha dejado pendiente el Plan de Defensa para verano, fecha clave por la cumbre de la OTAN, y se ha comprometido para entonces a un gran plan que aúne el gasto militar y de seguridad. El PP debería estar a favor del plan, la cifra que se gasta el Estado para calcular cuánto queda para llegar al 2% del PIB le afectará en el futuro. Y nadie quiere invertir de más, como demostró Mariano Rajoy en la pasada legislatura dejándolo en el 0,9% del PIB –hoy está en 1,2%–.
En la práctica, seamos realistas, el Ejecutivo no tiene intención de llevar el gasto en defensa al Congreso. No tiene respaldo parlamentario y el PP le ha negado ese pacto de Estado. Con sus razones y contradicciones, los socios han expuesto el recelo a aprobar cualquier partida. Todos han desplegado un poco de tacticismo y algo de falta de coherencia con la anterior legislatura donde, con mayoría progresista, se disparó el gasto a favor de Ucrania. Sánchez le recordaba a Ione Belarra ese aumento de 10.000 millones con Podemos en el Gobierno sin llamarle “el señor de la guerra”. ERC hace poco hablaba de aceptar la realidad y Sumar quiere ampliar el debate sin responder a qué harían si toca votar. Y ERC y Podemos han recordado que la defensa tiene que servir a la paz.
El debate ha servido también para recordar la falta que hace el debate parlamentario. El Gobierno tiene que acudir más a abrir las conversaciones donde toca. En cada debate, le recordarán que faltan los presupuestos. Un capítulo aparte pero que responde también a la necesidad de que el Ejecutivo explique qué quiere hacer con la legislatura. Una cosa son los apoyos y otra hacer lo correcto.
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Daniel Lara¡Hola, !
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