Gran apagón: la respuesta está en las eléctricas

El momento de la investigación del gran apagón no se ha movido de la pregunta clave. Qué pasó, cómo se produjo, cuáles fueron las causas. Y la respuesta, el misterio de los cinco segundos, está en la caja negra de las eléctricas. Si fue un fallo técnico en una subestación, un sabotaje, la oscilación fatal de oferta y demanda o provocado por alguna negligencia de las operadoras…, cualquier hipótesis y su resolución está en los datos registrados. Las dudas sobre su transparencia son legítimas. Han pasado tres días y no han ofrecido una versión comprensible de lo ocurrido. Lo ocurrido ha sido de tal dimensión que para que no se vuelva a repetir y saber qué reformas hacer en el sistema eléctrico español hay que despejar el origen del apagón. Incluso el impacto emocional del black out nacional se cura con certezas e información. Las eléctricas tienen que aclarar qué falló y el ejecutivo tiene la obligación de controlar la tentación de versiones interesadas. 

Las eléctricas duplican beneficios cada año y hay pocos sectores que muevan tantos intereses. Por eso hay que garantizar la salvaguarda de una investigación independiente de sus propios actores. La política energética es responsabilidad del Gobierno, pero sobre cómo operaron el 27 de abril a las 12:33 de la mañana es de los operadores. La recuperación del suministro se hizo en tiempo récord. De eso no hay duda. Los simulacros para reaccionar a un escenario casi imposible funcionaron. En este caso reaccionaron con tanta eficacia que ni siquiera la oposición ha encontrado hueco. Sin embargo, qué lo provocó sigue siendo una incógnita. 

Antes de aclarar cómo narices acabamos yéndonos a negro, hay quien prefiere activar el negocio nuclear. El interés económico y especulativo por delante del interés público para lograr un mix energético sostenible

Al tercer día de la crisis, la presidenta de Red Eléctrica ha dado explicaciones. Debió salir el lunes, cuando Pedro Sánchez y la vicepresidenta tercera Sara Aagesen se trasladaron a su sede apenas una hora después de la caída del sistema. El presidente del Gobierno salió en tres comparecencias mientras Beatriz Corredor puso al director de operaciones a dar explicaciones sin acompañarle. Las explicaciones, en una entrevista a la SER y no en comparecencia pública, no han sido suficientes. Es cierto que la complejidad del asunto lo pone muy difícil. También hace falta tiempo y análisis técnicos. El “milisegundo a milisegundo” de lo ocurrido al que hacía referencia Corredor. Sin embargo, decir que van teniendo “claras las causas” y quedarse ahí ahonda en la incertidumbre, precisamente lo que menos necesitan los ciudadanos.

Para que los ciudadanos crean que no volverá a pasar, hace falta saber qué ha pasado. Hay tres investigaciones abiertas. La impulsada por el ejecutivo, por la Audiencia Nacional y en Bruselas. En las tres, de nuevo, la respuesta para poder seguir avanzando en lo ocurrido está en las eléctricas. El misterio de los cinco segundos, ese microespacio donde colapsa el sistema y cae a plomo, solo puede despejarse con los datos registrados en Red Eléctrica e Iberdrola, Endesa, EDP, Acciona Energía y Naturgy. 

Tambien hace falta información concreta de Red Eléctrica para cerrar el paso a quienes difunden bulos sobre el propio sistema eléctrico. Hay quien prefiere las falsas hipótesis sin contrastar a esperar a la versión oficial. Portugal habló de un fenómeno atmosférico raro como origen del apagón –sin contrastar, sin datos– y hay quien elige creérselo si con ello debilita al Gobierno. 

Y luego está la oportunidad que han visto el PP y VOX, correas de trasmisión del lobby nuclear, para cargar contra la energía verde sin que todavía estén claras las causas. El debate nuclear es necesario pero no se dan las condiciones para que sea útil. Como ejemplo una declaración. Cuando todavía no sabemos qué ha pasado, el portavoz del PP Juan Bravo ha exigido bajar los impuestos a las nucleares. Antes de aclarar cómo narices acabamos yéndonos a negro, hay quien prefiere activar el negocio nuclear. El interés económico y especulativo por delante del interés público para lograr un mix energético sostenible. 

Por eso ojo a los falsos debates de las próximas semanas, a quienes colocarán el ruido político y los intereses económicos particulares por delante del debate serio que esclarezca los hechos y las responsabilidades. El apagón fue un aviso y una alarma. Por fortuna duró poco, pero lo suficiente para ver un abismo por esa rendija. 

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