Congreso del PP
Feijóo se encomienda al 'aznarismo' para devolver al PP a La Moncloa
Por su presencia y sus ausencias. Por lo que dice y lo que calla. Cualquier movimiento de José María Aznar tiene una amplia repercusión —no solo mediática— en el Partido Popular y Alberto Núñez Feijóo lo sabe. El aznarismo sigue vivo dos décadas después de que el expresidente del Gobierno abandonara la política institucional, aunque hubo algún momento, durante los peores años de la guerra abierta con su sucesor, Mariano Rajoy, en el que Aznar amagó con volver para ‘salvar’ a su partido. Ahora ambos se han reconciliado, o al menos lo fingen, para apoyar al líder del PP en el congreso nacional que lo ha reelegido presidente.
Los agradecimientos públicos a ambos expresidentes fueron numerosos y constantes durante el cónclave. "Dos liderazgos distintos, pero complementarios", los definió el presidente del congreso, Xavier García Albiol, cuando los presentó el viernes. Pero la intervención de Aznar es la que estuvo coleando todo el fin de semana, hasta el punto de que un miembro de la dirección de Feijóo admitía, en privado, que él dijo lo que "Feijóo no podía decir" tras pronosticar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acabará en la cárcel. Un discurso con el que Aznar se quedó "muy a gusto", según admitió al acabar.
La intervención de Aznar, sin embargo, se leyó más de puertas adentro que fuera. "La España sin muros exige de nosotros compromisos explícitos. Si pedimos un mandato claro, tenemos que ser claros en para qué pedimos el apoyo", subrayó el expresidente, que reclamó a Feijóo más contundencia y menos indefinición. Una falta de concreción plasmada en la ponencia política, que ha evitado asuntos polémicos que generan división en el partido, como el aborto o la prostitución, mientras que ha dejado la puerta abierta a los pactos con los independentistas pese a la oposición del líder del PP catalán, Alejandro Fernández.
Un recado al que respondió Feijóo en su discurso de clausura este domingo. "Muchas veces hemos escuchado al presidente Aznar decir 'expliquemos qué quiere hacer y para qué, pero además cómo'. Es el momento de ser claros", dijo. El líder del PP trató de dar respuesta a esas preguntas: aseguró que su objetivo es gobernar en solitario porque, a su modo de ver, los gobiernos en coalición no funcionan. Pero también dejó claro que Vox será su principal aliado, como ya sucede en seis autonomías del PP, y que no va a participar en ningún "cordón sanitario" contra ellos: "Sus votantes merecen respeto, no estoy dispuesto a arrinconarlos".
Guiños a Vox
Feijóo aspira a tener "diez millones de votos", según aseguró el propio líder del PP el sábado, los que tuvo aproximadamente Aznar en las elecciones del 1996, en las que, sin embargo, se vio obligado a pactar con Convergència i Unió (CiU) para llegar a La Moncloa a cambio de contrapartidas. Feijóo tampoco cerró la puerta a los herederos de Jordi Pujol, con el único límite de la Constitución, pero sabe que ambos apoyos no son compatibles y que todas las encuestas apuntan a que la extrema derecha será clave para llegar a La Moncloa. Los ultras de Santiago Abascal desean acabar con el Estado autonómico y romper con la integración europea al tiempo que niegan el cambio climático o la violencia machista —asuntos a los que tampoco se refirió Feijóo—y ya han dejado claro que no se doblegarán.
"El señor Feijóo va a utilizar los votos que reciba para continuar con las políticas socialistas: para continuar con las fronteras abiertas, con el efecto llamada, con la agenda 2030 y con los impuestos abusivos… y todo ello lo hará en solitario si puede, y si no puede, lo hará de la mano del Partido Socialista o de los separatistas. No es que el señor Feijóo crea que hay un PSOE bueno. Es que él quiere ser el PSOE bueno. Y España no necesita más PSOE", escribía Abascal en X.
Feijóo defendió gobernar desde la "centralidad" pero lanzó múltiples guiños a la extrema derecha. Sostuvo que hay que "combatir la inmigración ilegal", que la violencia machista no puede implicar "criminalizar a todo el género masculino” y "convertir a los hombres en un enemigo en potencia". Y habló del “infierno fiscal” español recurriendo al bulo de las 97 subidas de impuestos. Nada queda del expresidente de la Xunta que definía a Vox como un partido de "extrema derecha"; ahora, como líder del PP, mantiene transitables todos los puentes con el partido de Abascal, hasta el punto de que no dudó en transformarlos en sólidas alianzas después de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 con tal de asegurarse una inmensa cuota de poder para su partido.
Loas de Feijóo a Aznar
Aznar también le recordó a Feijóo que "no se trata de reiniciar el partido" sino de "sentar las bases para refundar la convivencia constitucional en España": "De cerrar el paso a la fractura territorial y de cancelar el éxito democrático de la Transición. En el próximo envite nos jugaremos la vigencia histórica de la nación, la Constitución, la independencia judicial, la libertad de información y el Estado de derecho", afirmó. Cuando haya comicios, según Aznar, "no se tratará solo de ganar unas elecciones, habrá que ganar una investidura" y también "la mayoría parlamentaria que permita reformar y dar continuidad a la España constitucional".
El conservador tomó nota y el sábado le respondió."Estamos aquí por el cambio desde el Gobierno, es lo que toca. Si no lo conseguimos, hemos fracasado en este congreso por muy bien que salga", dijo. Este domingo, además, recordó su fracaso electoral en 2023 tras una errática campaña que fue muy criticada internamente. "Permitidme que os recuerde algo obvio. No solo hay que ganar las elecciones, hay que asegurar que ganar sirve para llegar al Gobierno. No va a ser un paseo por el campo. Si algo sacamos en claro hace dos años, es que frente al adversario no cabe el descuido ni el exceso de confianza", lanzó. "Suscribo en todas las palabras y en todas las consecuencias lo que dijo el presidente Aznar: no voy a dar lecciones de moralidad a nadie", añadió más adelante.
Feijóo bendice los pactos con la extrema derecha para llegar al Gobierno: "No voy a arrinconarlos"
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El expresidente del Gobierno también pidió, una vez que los populares ocupen de nuevo el poder, que no les mueva el "afán de revancha": "Un nuevo sanchismo con el logo del PP sería como combatir el extremismo con otro extremismo y nosotros nunca hemos sido extremistas. Tenemos que ser lo que siempre hemos sido", dijo. Por su parte, Fejóo compartió con el público que se había afiliado al PP en el año 2000, cuando oyó a Aznar decir que "era un partido de centro reformista, la casa común de la democracia cristiana, del liberalismo y del conservadurismo". Todo fueron loas al expresidente, que colocó a Feijóo en Correos ese mismo año.
"Tuyo es el partido"
Igualmente elocuente fue el apoyo sin fisuras de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso –una de las alumnas aventajadas de Aznar–, a la dirección nacional. "Tuyo es el partido, vamos a estar en todo momento a tu lado", aseguró. La baronesa del PP, que ha hecho de su estilo polémico y beligerante su seña de identidad y, desde que llegó al cargo en 2019, ha buscado antagonizar con el presidente del Gobierno, se mantuvo en un discreto segundo plano durante todo el congreso hasta su intervención de este domingo tras decidir no dar la batalla por el modelo de primarias. "Es una de las voces más reconocidas y escuchadas del Partido Popular”, así la presentaba García-Albiol, “una referencia nacional para millones de españoles que creemos que otra política es posible", añadió.
En su alocución, aplaudida con fervor por los allí presentes, dijo que Feijóo tiene la misión de "devolver España a los españoles, como sucedió en la Transición" y, al más puro estilo Aznar, deslizó que puede existir un fraude electoral si se convocan las elecciones, por las conexiones que tiene José Luis Rodríguez Zapatero con Venezuela. La presidenta de la Comunidad de Madrid lanzó acusaciones muy graves contra el socialista, del que dijo "algún día sabremos qué favores" le deben por su "apoyos a los narcoestados". Pero contra quien más se prodigó fue contra Sánchez, al que se refirió como "el galgo de Paiporta" por el episodio a los pocos días de la dana durante el que se marchó tras ser golpeado en la visita de los Reyes. También recordó que le gusta la fruta, una alusión no tan velada a "Sánchez, hijo de puta". Tras acabar, fue el turno de Feijóo, que se deshizo en halagos hacia la madrileña. "Ha sido un discurso francamente memorable, que conviene releer", zanjó.