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La realidad social en España

La nueva zona cero de la pobreza: los hogares que no pueden mantenerse a buena temperatura se duplican

El fuerte incremento del porcentaje de familias incapaces de adecuar la temperatura de su vivienda a sus necesidades sube en paralelo a un alza de los beneficios de las principales compañías energéticas.

El último mapeo de la pobreza y la desigualdad en España realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que presenta la inusual característica de mostrar zonas de mejora, tiene también un gran punto negro. Muy grande y muy negro. Ahí no sólo no hay mejora, hay empeoramiento. Y como tantos otros problemas del Estado del bienestar español, ese punto negro está en la vivienda. Concretamente, en la incapacidad de cada vez más familias de mantener su casa a una temperatura adecuada cuando hace frío. Se trata de un déficit que sufren especialmente las familias pobres del sur de la Península.

Los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida indican que la máquina de coser el desgarro social ha empezado a funcionar, con indicadores clave marcando bajadas récord y reducciones a niveles previos a la Gran Recesión. En cambio, poniendo la lupa se ve que hay una zona que la máquina no logra zurcir. El porcentaje de hogares que declaran incapacidad para acondicionar la temperatura de sus hogares se sitúa en 2022 en el 17,7%, según la encuesta recién publicada por el INE. La cifra es elevada, se mire como se mire. No hay forma de encontrar un corte estadístico que relativice el empeoramiento. Sube 2,5 puntos desde 2021. Pero aún es más escandalosa la comparación con 2019, último año antes de la pandemia, cuando se quedó en un 7,7%. Son 10 puntos de subida en tres años, casi un 130%. El porcentaje se duplica con holgura.

No hay ninguna cifra tan alta como ese 17,7% en toda la serie histórica, que arranca en 2004. Ni siquiera durante lo más profundo de la Gran Recesión llegó tan arriba. De hecho, la cifra que más se acerca es el 15,2% de 2021. Después, un 11,1% de 2020 y 2014. El dato llegó a estar en 6,2 en 2008. Queda saber si en 2023 seguirá subiendo.

Los problemas para climatizar el hogar no se distribuyen de forma homogénea. Afecta más a la zona sur de la Península. Las cuatro comunidades en las que el porcentaje de hogares incapaces de poner la vivienda a temperatura adecuada son Extremadura (del 11,6% al 23,8% entre 2019 y 2022), Región de Murcia (del 5,2% al 22,8%), Andalucía (del 9,5% al 21,4) y Castilla La Mancha (del 12,7% al 21,4%). Quedan también cerca del 20% Cataluña (19,9%), Comunidad Valenciana (19,6%) y Galicia (19,1%). Las cuatro en mejor posición son Aragón (8,4%), Navarra (9,1%), La Rioja (9,7%) y País Vasco (10,3%).

Las cuatro comunidades con peor pronóstico –Extremadura, Región de Murcia, Andalucía y Castilla La Mancha– son a su vez cuatro de las cinco con mayor tasa de pobreza y exclusión social, la conocida como tasa Arope (por At risk of poverty or exclusion) y que se construye, conforme a estándares aceptados internacionalmente, con la suma del riesgo de pobreza estrictamente por renta, la carencia material y el porcentaje de hogares con baja intensidad en el trabajo. La peor en ambos registros es Extremadura, con un 36,9% de tasa Arope y un 23,8% de incapacidad de adecuar la temperatura de la vivienda, una de las variables que compone la conocida como "pobreza energética".

Frío en el sur

Los datos apuntan a una conclusión: el problema llega por el carril de la pobreza, no de la temperatura en sí. La España que más sufre es la España sur. Y no, como podría pensarse, por el calor. Es cierto que tanto Andalucía como Región de Murcia, Castilla La Mancha y Extremadura tienen zonas aquejadas por episodios de elevadas temperaturas y que eso también genera situaciones de incapacidad de poner la casa a temperatura adecuada. Pero no es eso por lo que pregunta el INE en la encuesta. La pregunta del cuestionario de los hogares sobre la que se construyen los porcentajes de familias en situación de pobreza energética es esta: "Dígame si puede permitirse mantener su vivienda con una temperatura adecuada durante los meses fríos". El INE, a través de un portavoz, confirma a infoLibre que los meses cálidos quedan excluidos.

Queda la duda de si la brecha norte-sur se agravaría al incluir los meses cálidos, ya que hablamos de cuatro comunidades que figuran entre las que tienen veranos más calurosos, especialmente en zonas del interior. "Seguramente la estadística saldría peor si se preguntase por esos meses", señala Carlos Susías, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Coincide Fernando Prieto, director del Observatorio de Sostenibilidad, que reclama un refuerzo de la apuesta por las políticas de rehabilitación. "El parque de viviendas es demasiado antiguo y en muchas ocasiones tiene malas condiciones de aislamiento, tanto para el frío como para el calor", afirma.

Susías recalca que en los hogares con menos recursos los electrodomésticos suelen ser de peor calidad, al igual que las calderas, lo que los hace "más ineficientes". "Mantener las viviendas a temperatura adecuada es más caro para las familias pobres", añade.

Transmisión de padres a hijos

Susías insiste en una idea: "Sólo hay una pobreza". Se refiere a que los expertos y periodistas a menudo trocean el fenómeno en "pobreza energética, infantil, femenina, alimentaria, farmacéutica, de transporte". En realidad, dice, la "pobreza" es un fenómeno único y multidimensional, cuyos diversos elementos interactúan y se refuerzan entre sí.

En el caso de la falta de confort térmico, contribuye a la "transmisión intergeneracional de la pobreza", añade el presidente de la Red Europea. ¿Por qué? Porque los alumnos de familias pobres, que ya de por sí parten con desventaja por otros motivos, tienen peor entorno material para sentarse a estudiar en casa, explica.

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Beneficios al alza y medidas de alcance limitado

El incremento del porcentaje de familias incapaces de caldear su casa es un daño colateral de la subida de los precios de la energía, a pesar del impacto favorable de medidas como la llamada "excepción ibérica". Al mismo tiempo, este encarecimiento ha contribuido a disparar los beneficios del puñado de empresas dominantes, más aún con la inflación provocada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Las tres principales eléctricas españolas –Iberdrola, Endesa y Naturgy– obtuvieron un beneficio neto conjunto de 8.530 millones de euros en 2022, lo que incrementa en cerca de un 31% la cifra del año anterior. Y eso que el año anterior no fue malo. Ni mucho menos. Las energéticas del Íbex 35 cuadriplicaron su beneficio en 2021.

"El precio de la energía nos afecta a todos, pero para las familias con rentas bajas o muy bajos el impacto es brutal, por lo que tienen restringir aún más la utilización de energía", señala Susías, que valora la mejora del "bono social" pero denuncia que "mucha gente se queda fuera". Un dato: casi la mitad de las familias vulnerables no lo reciben, según el último informe del Defensor del Pueblo, referido a 2021. A juicio de Susías, la clave es acompañar unas políticas asistenciales que no sean a demanda del ciudadano –"un volumen muy alto de personas que tienen derecho no las piden nunca"– de medidas para aumentar los ingresos por el trabajo y de una "fiscalidad justa". Y a ello añade la necesidad de apostar por la inversión en rehabilitación energética.

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