10N | Elecciones Generales

Sánchez recupera la apuesta federalista del PSOE para evitar la desmovilización del voto socialista en Cataluña

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto al líder del PSC, Miquel Iceta, en un acto preelectoral celebrado este miércoles en Viladecans, Barcelona.

Fernando Varela

Tener un buen resultado en Cataluña es crucial para el PSOE. De los socialistas catalanes ha dependido históricamente la capacidad del partido de ganar las elecciones y asegurar mayorías parlamentarias lo suficientemente amplias como para poder gobernar. De ahí la rapidez con la que la dirección federal ha atendido la petición del PSC de incluir en el programa electoral del 10N, apenas 24 horas antes del inicio oficial de la campaña, las propuestas federalistas y de profundización en el autogobierno que sí formaron parte de él en las elecciones de abril y que, según fuentes de Ferraz, no habían sido incluidas en el borrador inicial porque sus redactores habían optado por un formato más sintético.

Lo cierto es que la alarma en las filas del PSC hizo que su primer secretario, Miquel Iceta, se pusiese en contacto con la presidenta del partido, Cristina Narbona, para pedir la incorporación expresa de las propuestas en materia de autogobierno, en especial una referencia a las declaraciones de Granada y de Barcelona que dieron forma a las propuestas del PSOE en materia territorial y, sobre todo, cerraron el debate abierto entre el PSC y las federaciones territoriales del resto de España después de que el Constitucional invalidase una parte sustancial del Estatut.

En la rapidez con la que el PSOE ha rectificado ha tenido mucho que ver la buena sintonía que siempre han tenido Iceta y el presidente en funciones, Pedro Sánchez. El líder del PSOE ordenó el cambio a pesar de que suponía un alteración sustancial de la hoja de ruta a través de la cual había afrontado hasta ahora la campaña en plenas movilizaciones independentistas tras la sentencia del procés. Una estrategia que pasaba, en síntesis, por obviar las recetas de profundización del autogobierno que el PSOE lleva años poniendo encima de la mesa para buscar una solución para Cataluña a medio camino entre las demandas secesionistas y los llamamientos a la recentralización de la derecha.

El propio Sánchez asumió la rectificación a primera hora de la mañana en una entrevista en Antena 3. “Claro que vamos a incorporar la Declaración de Granada y la de Barcelona en el texto programático”, zanjó.

La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, también contribuyó a despejar dudas. Según ella, el PSOE no se ha movido “nunca, ni lo hará” respecto a sus pretensiones de avanzar hacia un Estado federal y el respeto hacia las identidades diferenciadas que se recogen en la Declaración de Granada de 2013. El PSOE es “un partido de principios, histórico, que evoluciona y mantiene posiciones y límites que son conocidos por todo el mundo”, y en este punto ha señalado que mientras que otros partidos “oscilan entre el blanco y el negro”, los socialistas ocupan "ese espacio de equilibrio constante de la política española” y que según ella pasa por considerar “tan importante la autonomía de los territorios del país como mantener la unidad del Estado”.

En el fondo del asunto está precisamente eso: la necesidad que tiene el PSOE de mantener un equilibrio entre los mensajes de firmeza frente al independentismo que quieren trasladar a los votantes de fuera de Cataluña y el objetivo de atender la demandas de los socialistas catalanes y de sus electores, radicalmente contrarios a la independencia pero deseosos de una mejora en el autogobierno que pasa necesariamente por una reforma federal de la Constitución.

El PSC es capital para el PSOE. Los socialistas catalanes hicieron una aportación decisiva a la mayoría del PSOE en el Congreso en las dos elecciones generales que ganó José Luis Rodríguez Zapatero, especialmente las segundas. Casi el 13% del Grupo Parlamentario Socialista de 2004 era catalán (21 de 164 diputados) y prácticamente un 15% del de 2008, cuando el PSC aportó nada menos que 25 de los 169 escaños que hicieron posible la segunda legislatura de Zapatero.

El declive

En aquella ocasión el buen resultado se produjo al hilo de la aprobación del nuevo Estatut, sancionado en referéndum dos años antes pero modificado posteriormente por el Constitucional en 2019 a instancias del Partido Popular. Precisamente aquella sentencia está en el origen del crecimiento exponencial del independentismo en Cataluña, que coincide en el tiempo con el declive electoral del PSC.

Los socialistas catalanes aguantaron el tipo en 2011 (en ese momento de fuerte retroceso electoral para el PSOE aportaron casi el 13% de los diputados del Grupo Socialista en el Congreso, 14 de 110) pero no en las elecciones de 2015 y en 2016, con ocho y siete diputados respectivamente (un 8,8 y un 8,2% de los escaños socialista en la Cámara Baja).

El retroceso se invirtió, no obstante, en las elecciones de 28 de abril, ya con Pedro Sánchez en la Moncloa, cuando el PSC sumó 12 de los 123 diputados (casi un 10%). Y en Ferraz saben que la “victoria rotunda” que buscan el 10N no será posible sin una aportación sustancial de los socialistas catalanes.

De ahí la rápida rectificación de Sánchez, que precisamente este miércoles tenía un mitin importante en Viladecans (Barcelona), codo a codo con Miquel Iceta. Un acto en el que ambos dirigentes volvieron a hacer gala de su sintonía y en el que los dos asumieron la defensa de la labor de las fuerzas de seguridad —catalanas y españolas— en los disturbios de las últimas semanas. Un agradecimiento a los agentes que Iceta hizo extensivo incluso al conseller de Interior, Miquel Buch (JuntsxCat), asediado estos días por el independentismo, que le considera responsable de una supuesta actuación desproporcionada por parte de los mossos.

Sánchez y él mismo, subrayó Iceta, comparten “ideas claras y principios”, como que la solución para Cataluña debe llegar desde la ley y desde el diálogo, pero “por ese orden”. “Los independentistas se equivocaron al vulnerar la ley” y ahora no puede hacer responsables a quienes se lo advirtieron. “Pero también tenemos un recado para la derecha”, avisó: “Vamos a defender el autogobierno, no vamos a dejar que nadie nos lo arrebate”.

En un ambiente de entusiasmo electoral, salpicado de llamamientos a la movilización, Sánchez aprovechó su turno de palabra para defender que “el Gobierno está haciendo lo que debe”, aunque “desgraciadamente lo está haciendo solo”, lamentó, sin el apoyo de los partidos de la oposición.

El presidente en funciones pidió a sus seguidores que no olviden que el independentismo “ha cometido un error muy importante: subestimar la fortaleza de la democracia española”. “Yo os garantizo en este momento tan oscuro”, prometió, “que no vamos a cejar, no vamos a perder la esperanza. Y que vamos a hacer que se supere esta crisis de convivencia en Cataluña, por todos vosotros, por vuestros hijos y por los hijos de vuestros hijos”, proclamó en medio de una gran ovación de la concurrencia.

Versión definitiva del programa

A mediodía, horas antes del mitin en Viladecans, el PSOE ya había difundido la versión oficial del programa electoral con una apartado territorial que sí hace referencia a las declaraciones de Granada (2013) y Barcelona (2018) y que promete abordar “el conflicto de convivencia en Cataluña impulsando el diálogo entre catalanes y también entre el Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña, siempre dentro de la Constitución y del Estatuto de Autonomía”.

El objetivo, reza el programa es, avanzar “hacia un modelo de Estado integrador, en el que la diversidad, la igualdad y la solidaridad sean valores compatibles” pero en el que “no tiene cabida un referéndum de autodeterminación, que el Tribunal Constitucional ha considerado contrario a la Constitución y que, desde una perspectiva política, provoca la quiebra de la sociedad”.

El programa recupera la promesa de potenciar órganos como la Conferencia de Presidentes, las Conferencias Sectoriales, los convenios de colaboración de las comunidades autónomas con el Estado y de éstas entre sí, además de la transformación del Senado. Y la voluntad de impulsar una “clarificación del reparto competencial”, así como de promover “la participación de las comunidades autónomas en las actuaciones y decisiones del Estado y del Estado en las actuaciones autonómicas, cuando afecte al interés general, además del intercambio de información para favorecer una auténtica integración”. También el desarrollo de “reglas y principios del sistema de financiación de las comunidades autónomas, con participación de los territorios”.

Y añade una nueva promesa, tomada de campañas anteriores: el impulso de “la descentralización institucional del Estado, trasladando total o parcialmente las sedes de diversas instituciones y organismos a distintas ciudades” fuera de Madrid. Una alusión a un hipotético traslado del Senado a Barcelona que en el pasado ha estado sobre la mesa de las propuestas socialistas.

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La nueva redacción de este apartado satisface las pretensiones del PSC, pero no recoge todos los puntos del programa de abril, mucho más detallado y extenso. En él se criticaba tanto “el derecho de autodeterminación” de los secesionistas como “el estado de excepción territorial con carácter permanente a través del artículo 155” que defiende la derecha. Y se apelaba a un “un modelo de Estado cada vez más capaz de integrar la pluralidad”, un término que ha desaparecido del nuevo programa.

En las últimas elecciones, el PSOE fue mucho más concreto en sus propuestas, en las que pedía una reforma constitucional al reclamar “el reconocimiento expreso en la legislación y, en su caso, en la Constitución, de instrumentos y procedimientos de colaboración, que favorezcan las relaciones de las comunidades autónomas con el Gobierno de España y de éstas entre sí".

Del nuevo programa ha desaparecido también un párrafo esencial, que sin embargo está en las declaraciones de Granada y Barcelona: “El reconocimiento de las singularidades de los distintos territorios en sus propios Estatutos de Autonomía. Se aspira a una definición más precisa de los aspectos identitarios, históricos, culturales, políticos y lingüísticos, así como a una organización institucional y territorial adaptada a las peculiaridades de cada comunidad en cuanto no afecte al funcionamiento de otros territorios”. Y falta también una referencia a la “Comisión Parlamentaria para la evaluación y movilización del Estado Autonómico” que el PSOE impulsó en el Congreso “como hito previo a una reflexión de mayor alcance sobre una futura reforma de la Constitución”.

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