El futuro de Cataluña

El ultimátum de Torra obliga a Sánchez a prorrogar los presupuestos del PP o convocar elecciones

El president de la Generalitat, Quim Torra, durante el pleno de Política General celebrado este martes.

Fernando Varela

No va más. Apenas unas horas después de ser increpado en las calles de Barcelona y de tener que escuchar cómo los independentistas radicales movilizados en el aniversario del 1 de octubre pedían su dimisión por no dar pasos reales para implementar la república, el president Quim Torra lanzó un ultimátum al Gobierno de Pedro Sánchezultimátum y le exigió que, antes de noviembre, ponga encima de la mesa una propuesta concreta para pactar la celebración de un referéndum de autodeterminación. Una iniciativa de la que, según las fuentes consultadas por infoLibre, Esquerra no estaba advertida, y que el Gobierno contestó a las pocas horas de manera rotunda: “El presidente de la Generalitat no tiene que esperar a noviembre para conocer nuestra respuesta”, proclamó la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá. “Se la damos ahora mismo: la respuesta es autogobierno y no la independencia”.

“No aceptamos ultimátums”, confirmó poco después Pedro Sánchez a través de Twitter. “Entre la quiebra de la legalidad y el 155 perpetuo, el Gobierno mantiene la determinación de continuar con el diálogo y la ley”.

 

La negativa del Gobierno a atender el ultimátum de Torra, si llega a consumarse, deja a Pedro Sánchez sólo dos alternativas para el año que viene: o bien prorroga los Presupuestos de 2018, que desarrollan las prioridades políticas del PP y no las del PSOE, o bien convoca elecciones anticipadas.

El propio presidente anticipó la semana pasada este escenario en un acto público en Nueva York: “La política es siempre un juego de prioridades. Si priorizamos el conflicto a la cooperación, game over”, subrayó en referencia a la duración de la legislatura. Un criterio que su ministra portavoz, por si había alguna duda, confirmó el viernes en la rueda de prensa del Consejo de Ministros: “En esto ha sido muy claro el presidente del Gobierno cuando ha afirmado que si se persiste en la persecución del conflicto habrá elecciones”.

El endurecimiento del discurso de Torra y de la estrategia de Puigdemont sigue a la presión protagonizada por los radicales en la calle —“Hay un descontento con el Govern porque no se puede decir una cosa y hacer otra”, resumió la portavoz de la CUP, María Sirvent— y al creciente disenso entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana.

Frialdad en ERC

La formación liderada por Oriol Junqueras, que lleva desde la celebración de las elecciones huyendo deliberadamente del lenguaje inflamado, no fue advertida del ultimátum de Torra, de cuyo gobierno forman parte. Los republicanos comparten la necesidad de emplazar al Gobierno de Sánchez a dar pasos concretos que abran la puerta a una negociación sobre el derecho de autodeterminación, pero no transformada en un ultimátum con una fecha de vencimiento, según fuentes consultadas por infoLibre.

La frialdad con la que ERC recibió el discurso de Torra se hizo visible durante la rueda de prensa del portavoz republicano, Sergi Sabrià. “Más allá de palabras grandilocuentes y de que alguien quiera cerrar la puerta al diálogo”, subrayó sin mencionar a nadie, Esquerra seguirá demandando una salida negociada. Sabrià valoró las palabras de Torra, pero sólo “desde el punto de vista de la defensa de la vía política como una solución para la situación de Cataluña“ y, a pesar de la insistencia de los informadores, evitó respaldar el expresamente ultimátum del 31 de octubre. “Habíamos tenido la oportunidad de hablar en términos generales” antes del Pleno, explicó el portavoz republicano, pero sin concretar una fecha límite.

“Es evidente que desde Esquerra tampoco podemos garantizar la estabilidad” del Gobierno de Sánchez “si no entramos en una etapa de dialogo profundo. Han mejorado las formas y las palabras”, reconoció, pero “es imprescindible pasar a una nueva fase de diálogo político serio y profundo”.

Sabrià, igual que el portavoz de Junts per Catalunya, Eduard Pujol, insistió en la necesidad de mantener “la unidad estratégica, tan amplia como sea posible”, para reclamar pacíficamente un referéndum de autodeterminación supervisado internacionalmente. Pero ambas formaciones apenas si pueden disimular sus discrepancias.

En esta idea de la quiebra estratégica del independentismo abundó la ministra portavoz durante su rueda de prensa al asegurar que diálogo está “dando sus frutos” y que “hay muchas presiones en Cataluña, también en el seno de los independentistas que quieren encontrar una salida al laberinto” en contraposición a “la retórica cargada de emoción del presidente de la Generalitat”.

La idea de que, detrás del ultimátum de Torra a Sánchez está el intento de Puigdemont para tratar de descolocar a Esquerra y forzar que abandone su decisión de mantenerse dentro de la legalidad es compartida por Podemos, según fuentes de la dirección de este partido consultadas por infoLibre.

La situación de los diputados procesados por el Supremo es una buena prueba de ello. Esquerra se ha acogido, de hecho, a la solución que el Parlament aprobó para acatar la suspensión decidida por el Alto Tribunal, pero JuntsxCat ha decidido ignorar la decisión. Mientras los republicanos Junqueras y Raül Romeva ya se han acogido a la delegación de sus derechos, aprobada este mismo martes por el Parlament, los cuatro parlamentarios de Junts per Catalunya suspendidos por el juez Pablo Llarena no se dan por enterados. El portavoz de esta formación, Eduard Pujol, aseguró que su grupo los considera diputados a todos los efectos, contraviniendo abiertamente la resolución del Supremo, y seguirán votando por delegación como han hecho hasta ahora. Previsiblemente, esta discrepancia volverá a provocar un nuevo encontronazo de los socios de Govern en la Mesa del Parlament cuando se vean obligados a decidir si sus votos se pueden contabilizar o no, sabiendo además que Ciudadanos se dispone a presentar una querella criminal contra ellos.

“Necesitamos más determinación”, dice Torra

Torra justificó el ultimátum independentista al Gobierno de Pedro Sánchez nada más iniciar su discurso ante el Parlament subrayando la necesidad de que el Govern se muestre comprometido con la república. “Necesitamos más determinación. Los dirigentes deben explicarse más y mejor. Es evidente que una parte de la población no comprende nuestra actividad política” y corregirlo “es responsabilidad nuestra, mía en primer lugar”.

En pleno desencuentro con la CUP y crisis de confianza con Esquerra, Torra llamó a “volver al trabajo unitario y dejar de mirarse de reojo. La unidad y la no violencia es la clave del éxito”.

“La paciencia de los catalanes no es infinita”, sentenció. “El margen” otorgado a Pedro Sánchez “se ha acabado. El que pone en riesgo la normalización política es su Gobierno manteniendo los presos e impidiendo autodeterminación. Hace falta compromisos, no amenaza ni vaguedades”, exigió.

“Hemos sido muy pacientes con el tripartito del 155”, indicó, pero “la solución no es nuevo Estatuto. Y no renunciaré al mandato del 1-O, porque el derecho de autodeterminación es del pueblo de Cataluña. Y este Gobierno está comprometido en cumplir ese mandato con todas sus consecuencias”.

Al final de su discurso, Torra llevó aún más lejos su advertencia al Gobierno de Sánchez y avisó de que una eventual sentencia condenatoria a los presos soberanistas supondría dar legitimidad a que Cataluña concrete su derecho de autodeterminación. “Si el Estado español condena a los presos políticos y exiliados, condenará a la mayoría del pueblo catalán y estará legitimando ante el mundo el derecho de Cataluña a la autodeterminación, a convertirse en un Estado”, señaló sin concretar cómo tendría lugar esa conversión.

Un fallo condenatorio sería “el punto de inflexión y de no retorno de la legislatura”. “¿Piensan ustedes que el pueblo lo aceptará y no reaccionará?”, preguntó. “El día de las sentencias llevará a un nuevo día de victoria”.

La respuesta del Gobierno central no tardó en llegar. Y en ella, además de rechazar las demandas de Torra, el Ejecutivo subrayó que “no acepta ultimátums, mantiene su determinación por la vía del diálogo” y pide a “la Generalitat distensión y calma”.

“El Gobierno catalán debe garantizar la convivencia y los derechos de todos los catalanes, nacionalistas y no nacionalistas”, subrayó la ministra Celaá. “Una sociedad dividida no sólo no es admisible desde un punto de vista democrático, sino que es una sociedad sin futuro” y “la obligación de todos, y reitero de todos los poderes públicos, es contribuir a cerrarlas”.

La ministra subrayó que “no nos podemos permitir que los intereses que pretenden agudizar el conflicto y la confrontación nos dicten el camino” y, una vez más, aseguró que “las salidas dialogadas son las únicas deseables”.

Los catalanes, sostuvo Celaá, “no quieren la independencia, reclaman la convivencia. Y eso sólo es posible con ley y diálogo. Que es justamente el ejercicio que practica el Gobierno” y que trata de “tender puentes, de construir concordia”. Pero “el independentismo debe asumir su responsabilidad, gobernar, no gesticular, no volver a caminos que conducen a la frustración”, en referencia al intento de secesión del año pasado.

“El señor Torra se vuelve a equivocar lanzando amenazas que solo deterioran la convivencia entre catalanes. En Cataluña sobran gestos y falta responsabilidad. La propuesta que une es el autogobierno, ese es el territorio común, no la independencia”.

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Entre la “quiebra de la legalidad” y “ese artículo 155 perpetuo que quieren otros imponer”, señaló en referencia a PP y Cs, “existe un enorme terreno, el del diálogo y el acuerdo, que es dónde está este Gobierno. Y también la mayoría de la sociedad catalana y española. Entre el salto al vacío y el 155 perpetuo, está la convivencia”.

La ministra aprovechó la comparecencia, además, para hacer un llamamiento expreso a PP y Cs. “Hacer oposición hoy es apoyar al Gobierno en las cuestiones de Estado. Hacemos invocación para que PP y Cs apoyen al Gobierno” porque esta “es una cuestión de Estado”. En todo caso, añadió en respuesta a las preguntas de los periodistas, Pedro Sánchez no tiene ante con de activar la aplicación del 155 “mientras no haya razones evidentes para aplicarlo”.

Celaá no quiere hablar, todavía, de un escenario preelectoral. Su intención es mantener abiertos todos los canales “para que el diálogo prospere y superar el conflicto”.

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