Crisis del coronavirus

El virus marca cifras de vértigo en la pobre Melilla, que sólo resiste porque es joven

Un policía ayuda a una mujer en la frontera de Melilla con Marruecos.

–Los datos muestran que la segunda ola está siendo más fuerte...

–Primera, primera ola. Aquí es la primera ola.

El enfermero Carlos Andrés García Cano no deja terminar la pregunta al periodista. “Aquí no tuvimos primera ola”, aclara. “Estuvimos incomunicados, como una isla. Ahora hemos importado el virus. Y no tenemos la experiencia de la primera ola. La situación es difícil”.

Hablamos de Melilla, 86.487 habitantes, según el INE. 12 kilómetros cuadrados de España, a menudo olvidados, en el norte de África. Ahora mismo el nombre de ciudad que día a día destaca con los peores datos en las tablas que actualiza el Ministerio de Sanidad. Una población que ha pasado de estar limpia de covid-19 a ser un auténtico campo minado. Y que mantiene al menos a su favor la juventud de su población, último dique para reforzar la exhausta respuesta sanitaria en una ciudad destacada por debajo en el grueso de las clasificaciones socioeconómicas. La pobre Melilla se salva por su juventud. Pero el otoño y el invierno proyectan una sombra la ciudad.

Líder en datos negativos

Las cifras del miércoles nos ofrecen la oscura panorámica. La incidencia acumulada en los últimos 14 días es de 1.424,49 casos por cada 100.000 habitantes, frente a 528,75 en el conjunto de España. Melilla multiplica casi por 2,7 la incidencia acumulada global. Al ser ciudad autónoma, figura en el mismo listado oficial que las comunidades. Quizás por eso se ha hecho visible su grave situación. Ninguna se le acerca en incidencia acumulada. Las que más, Navarra, con 1172,55 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, y Aragón, con 1.106,28. Melilla ha superado incluso a la ciudad de Granada, con 1.327,7.

Melilla también sobresale en porcentaje de camas ocupadas por pacientes con covid-19, 26,26%, por encima de todas las comunidades y casi diez puntos más que el conjunto de España (16,4%), con datos del miércoles. En UCI tiene un 50% de sus camas con enfermos de coronavirus, mientras en España es el 29,11%. Sólo está peor La Rioja, con un 53,33%

La ciudad autónoma arroja estos datos realizando menos pruebas diagnósticas por 100.000 habitantes (1.081,09) que todas las comunidades salvo Canarias (1.054), con datos entre el 25 y el 31 de octubre. En el conjunto de España se realizaron 2.513,88 por 100.000 habitantes. Melilla se queda muy debajo de la mitad.

La positividad en Melilla asciende, con resultados entre el 25 y el 31 de octubre, al 30,05%, sólo por detrás de Ceuta, con un 32,78%. En el conjunto de España el porcentaje de positivos sobre el total de pruebas realizadas es de un 13,34%, es decir, 16,71 puntos menos que Melilla, que dobla sobradamente al total del país.

Del oasis a la ola gigante

Este cuadro tormentoso resulta más llamativo si se compara con el paisaje despejado de la ciudad autónoma hasta bien entrado el verano. La evolución del oasis a la ola gigante se observa con los primeros días con datos oficiales de Sanidad de cada mes:

1 de abril. Los casos en Melilla eran entonces de 62, con una incidencia acumulada en 14 días de 48,56. El total de España estaba en 188,02. La cosa empezaba bien.

1 de mayo. Los casos totales ascendían a 115 y la incidencia acumulada se quedaba en 12,72, mientras en España estaba en 63,87. Los efectos del confinamiento en los hogares se hacían notar. De los 24.824 fallecidos en España, sólo dos habían muerto en Melilla.

1 de junio. La reclusión seguía haciendo efecto. Los casos totales en Melilla se quedaban en 121. Sólo seis en un mes. La incidencia acumulada en 14 días caía a cero, frente al 13,87 total. El 3 de junio, Melilla solicitaba entrar en la fase 3 del proceso de desescalada a partir del día 8. No había tenido ningún caso activo de coronavirus en diez días y ningún nuevo positivo en 20.

1 julio. Los efectos del levantamiento del confinamiento, tras el fin del estado de alarma el 21 de junio, tardaron en notarse. Todavía el 1 de julio había 126 casos en total y una incidencia acumulada de 2,31, frente a un 8,47 del total del país. El día 15 de julio, el consejero de Salud Pública de la Ciudad de Melilla, Mohamed Mohand, informaba de dos casos positivos después de 13 días sin ninguno. Era el tipo de noticias que daba Melilla. Buenas noticias. 

3 agosto. Los casos totales se quedaban en 139, con una incidencia acumulada de 11,56, frente a los 62,94 del conjunto de España.

1 septiembre. Aquí la situación ya se ha empezado a complicar. Transcurrido agosto, los casos totales pasan a ser 355, lo que supone multiplicar por 2,5 los que había. La incidencia acumulada se sitúa en 175,75, todavía por debajo del dato global (212,41).

1 octubre. Los casos en Melilla se han vuelto a multiplicar, en este caso casi por 3, hasta los 1.035. La incidencia acumulada es de 430,12, ya notablemente por encima de la media (274,82).

Este día, 1 de octubre, había cuatro fallecidos en total. Desde entonces, se han sumado 9 más, hasta un total de 13. Porque la situación continuó empeorando durante el mes de octubre, hasta llegar a los datos de este miércoles. Los casos totales son de 3.211, multiplicando por 3 los que había el 1 de octubre. En los 14 días anteriores, se sumaron 1.232 casos, más de un tercio del total. En un solo día, el último contabilizado, fueron 64, siempre con la referencia de los datos del miércoles. La incidencia acumulada se sitúa en el desbocado 1.424,49 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, frente a 528,75 en España.

Mensajes de angustia

Ha cambiado radicalmente el tono de las informaciones que salen de Melilla. Se acabó el oasis. El covid-19 ha llegado a la residencia de mayores, que tuvo que ser aislada el 11 de octubre. El 17 de octubre Melilla cerró la hostelería y prohibió bodas, bautizos y comuniones, entre otras medidas.

Pero la curva ha seguido subiendo. Han comenzado los gestos de angustia. El 31 de octubre, el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, Eduardo de Castro (Ciudadanos), publicó en su cuenta de Twitter: “Melilla al límite del colapso. He pedido medidas a varios ministerios; entre ellas, que se valore un confinamiento domiciliario”.

El 2 de noviembre, el primer día con datos después de que De Castro admitiese que su cuidad estaba “al límite del colapso”, la incidencia acumulada era de 1.356 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Ha seguido subiendo hasta 1.424,49. El Ministerio de Sanidad rechaza por el momento los confinamientos domiciliarios.

Traslados a Andalucía

El Sindicato Médico de Melilla lleva al menos desde el 15 de septiembre con las luces de alarma encendidas. Entonces alertó de que la “transmisión comunitaria” estaba “fuera de control”. “Apelar a la responsabilidad de los ciudadanos, como principal arma para luchar contra la enfermedad, es sinónimo de fracaso, no porque no haya ciudadanos responsables, sino porque el porcentaje de los que no son, es lo suficientemente importante como para que el sistema sanitario melillense colapse”, señalaba en un comunicado, que pedía una “restricción de la actividad social fuera del ámbito o núcleo familiar”, mayor “vigilancia activa” y la suspensión del arranque escolar, entre otras medidas.

El neumólogo Hasan Laaboudi Moh, secretario general del sindicato, era uno de los firmantes de aquel comunicado, que alertaba: “Es muy frecuente observar cómo grupos de niños en edad escolar, adolescentes y jóvenes, se aglomeran en espacios públicos sin respetar la distancia social ni usar mascarilla, o bien usan esta como complemento de vestir, bien en el codo, en la muñeca, en la barbilla, en la nuca o en cualquier parte, menos en la adecuada y correcta”. Hoy Hasan Laaboudi Moh sólo ha visto las cosas empeorar. “El virus está descontrolado. La situación es brutal. Somos los que están en peor situación del país. Lo que hay es un toque de queda a las 22.00 y una supuesta vigilancia del uso de mascarillas que no existe. Con eso no es suficiente”, expresa.

A juicio del neumólogo, “mucha gente se ha confiado”, sin memoria de una primera ola dramática que ejerciera de freno psicológico. “Se ha entendido que la nueva normalidad era igual que la anterior. A eso súmale laxitud y falta de control”, afirma, recordando que a nivel sanitario Melilla es competencia directa del ministerio, aunque apelando también a la responsabilidad de la Ciudad Autónoma para adoptar medidas sociales taxativas. “Si seguimos así, esto crece y crece. Se nos viene la ola encima. Estas cifras brutales se van a convertir en gente que se va a poner mala”, apunta Hasan Laaboudi Moh, que señala que “la atención primaria ya está desbordada” y las urgencias del Hospital Comarcal de Melilla “bloqueadas”. Su descripción de la situación hospitalaria es inquietante. “Hay una puerta de entrada por donde entra todo [pacientes con covid-19 y sin covid-19]. Debería haber un hospital de campaña anexo, con otro circuito”. Con la actividad no relacionada con el covid-19 reducida, el hospital ha llegado a realizar traslados de pacientes a Andalucía, según informaron a Europa Press fuentes de Sanidad y confirman a este periódico Hasan Laaboudi Moh y Leopoldo Rodríguez del Prado, médico de urgencias del hospital.

infoLibre preguntó al Ministerio de Sanidad por los detalles de estos traslados, así como por las medidas especiales para Melilla, dada su situación. El departamento que dirige Salvador Illa señaló que el traslado de pacientes a Andalucía es “una práctica habitual en virtud de la colaboración entre Ingesa y el Servicio Andaluz de Salud”, sin detallar su número exacto en este caso. Tampoco la Junta los cuantifica. “El ministerio e Ingesa tienen un Plan de Contingencia que recoge una serie de medidas que se van implementando según evoluciona la pandemia”, señala Sanidad en su respuesta.

Poco margen sanitario

El doctor Rodríguez del Prado afirma que, con la atención primaria “desbordada”, el hospital se tensa. Actualmente hay, con datos del miércoles, 47 pacientes hospitalizados (26,26% de las camas) y 7 en UCI (50%). No hay hospital privado en Melilla para un posible refuerzo. Rodríguez del Prado, que es también presidente del Sindicato Médico de Melilla, pide un “confinamiento domiciliario ya”. “Es la única manera. Hay que reducir los casos cuanto antes. Si no, viene un efecto bola de nieve que no hay quién pare”, señala. ¿Qué ha pasado? “Al principio éramos una isla. Marruecos cerró. Estábamos como Canarias. Teníamos confinamiento domiciliario más confinamiento perimetral. Pero llegó el verano. Los melillenses se fueron de vacaciones y luego volvieron, hubo melillenses residentes en la Península que vinieron a la ciudad”. Y la isla se hundió bajo el mar.

“Ya no queda margen. Las medidas sociales no son suficientes. Hacen falta espacios físicos bien dotados para prestar atención”, señala Carlos Andrés García Cano, secretario general de Satse en Melilla, que recalca que la ciudad está encarando este boom del virus sin recursos suficientes. “Se habilitó una capilla del hospital, pero su tuvo que deshabilitar porque el sistema de ventilación no era el adecuado”, añade el enfermero, que recalca la fuerte densidad de población en los barrios periféricos de la ciudad. “El centro de salud más sobrecargado es el de la zona de Cabrerizas, que es un barrio muy poblado. Pero los barrios de El Real y El Industrial son los que tienen más contagios”, explica.

La suavidad –inexistencia, cabría decir– de la primera ola ha debilitado la respuesta tanto por el entrenamiento psicológico como por la menor inmunidad, según el secretario general de Satse en Melilla. “Hay menos inmunes [que en el resto de España]. Estamos sufriendo la ola ahora. Pero ocurrirá que tendremos después otra oleada. Aquí el clima es diferente. La gripe siempre llega unas semanas más tarde”, explica García Cano, que recuerda que ya hubo un tensionamiento hospitalario por la gripe en enero. Los tres sanitarios consultados coinciden en que los centros escolares son focos de contagio, aunque los tres subrayan que sobre todo por las aglomeraciones de familiares que se forman en sus puertas en las horas de entrega y recogida de niños. El Ministerio de Educación ha rechazado el cierre de colegios e institutos.

Paro y (riesgo de) pobreza

Preocupa especialmente que la pandemia se recrudezca aún más en una ciudad, Melilla, habitual de los últimos puestos en las clasificaciones sobre indicadores socioeconómicos. Melilla tiene un 72,1% del PIB per cápita en España, última posición contando todas las comunidades autónomas y Ceuta. Su tasa paro está en un 24,14%, según el INE del tercer trimestre de 2020. Al cierre de 2019, era la sexta ciudad de España con más paro.

Su tasa de riesgo de pobreza está en el 35,7%, sólo mejor que Ceuta (40,6%) y 15 puntos peor que el conjunto de España. Melilla era ya en 2017 la tercera ciudad con menor esperanza de vida de España, con 80,3 años, sólo mejor que La Línea y Ceuta.

Más jóvenes, con más hijos

En medio del mar de noticias inquietantes, hay un espacio para el optimismo. Tiene origen demográfico. Los melillenses son jóvenes. Al menos, en comparación. “El factor edad es lo que nos mantiene. No llegamos a la saturación total por eso”, señala el médico de urgencias Rodríguez del Prado.

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Melilla tiene la población más joven de todas las autonomías, con 35,45 años, por delante de Ceuta 37,53. En España está en 44, según datos del INE recabados en enero por Europa Press. El porcentaje de población de más de 60 años asciende en España al 25,21%, más de una cuarta parte. En Melilla, al 15,4%. Con datos publicados el 11 de septiembre, el 35% de los contagios en la en la franja de 15 a 29 años y como máximo el 25% de 60 años en adelante. Paradojas del covid-19. La juventud facilita el contagio. Pero al mismo tiempo mitiga su impacto.

La tasa de natalidad es de 14,77 nacimientos por mil habitantes, con datos del INE de 2019. Ninguna comunidad le hace sombra. Lo más cercano es Ceuta, con 9,9. En el conjunto de España esta tasa está en el 7,6. Melilla es la ciudad en la que más hijos tiene cada mujer, 2,27 de media, según datos del INE de 2017. No hay ninguna otra ciudad por encima de 1,75, que es el dato de Ceuta.

Este periódico trató insistentemente, a través de diversos canales, de recabar datos y valoraciones de la Ciudad Autónoma de Melilla y de su presidente, sin respuesta.

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