‘La suerte’, portentosa comedia sobre la cuadrilla de un torero

Fotograma de la serie 'La suerte: Una serie de casualidades'

No se sabe al principio de esta alucinante miniserie si la suerte será buena o mala. Se trata de la del protagonista, David, también llamado José Antonio, cuando la cuadrilla de un torero de capa caída se encapricha de él

Este es el punto de partida de esta comedia rompedora disponible en Disney Plus. Seis episodios de media hora que no tendrán continuidad en principio y que se pueden devorar en una tarde o dejar respirar para prolongar el potente regusto que deja verlos.

Van un opositor y un torero

David, interpretado por Ricardo Gómez, ejerce como conductor suplente en el taxi de su padre mientras estudia las oposiciones a abogado del estado. Sus nuevos clientes, un introvertido y místico maestro, Óscar Jaenada, su hermano y apoderado, el torero, modelo y personalidad televisiva, Óscar Higares y el chico para todo, encarnado por Carlos Bernardino, adrenalina hecha carne.

El actor Ricardo Gómez convierte los ojos del espectador o la espectadora apabullados por las dinámicas de un grupo que vive en su propio mundo. La acción se desarrolla en un viaje mientras el matador tiene sus faenas en distintas plazas.

A la risa por un camino poco trillado

La idea es buena, desde luego, pero la forma de materializarse la convierte en excelente. En el guion, la tensión o el desconcierto acaban en carcajada, una imagen en celuloide transporta al siglo pasado y un tiempo interno nada previsible mantiene todo el tiempo en vilo.

La serie es obra de Paco Plaza y Pablo Guerrero. El primero, el creador de las películas de terror REC, entre otras. Guerrero, curtido en la dirección de episodios de series de televisión como El secreto de Puente Viejo, Alba o La otra mirada.

Basada en un impacto real

Juntos acabaron una noche en la habitación de hotel de un torero después de una corrida. Plaza explicaba a Kinótico que lo que vieron les explosionó el cerebro. “Vimos una realidad paralela, experimentamos una gravedad cero y conocimos un mundo y unas personas totalmente ajenos a nuestra vida que nos fascinaron”.

La experiencia despertó sus ganas de tirar del hilo narrativo. Tras años de mover el proyecto sin suerte, la ejecutiva de Disney, Sonia Fábregas, creyó en el potencial de la situación y les dio el visto bueno. Se incorporaron al guion Diana Rojo y Borja González Santaolalla.

Un cualquiera arrollado por los acontecimientos

El resultado es antifórmula y va cambiando de forma y tono a lo largo de su metraje. Comienza como aquella película de Scorsese, que se tradujo en España con el disparatado título, ¡Jo, qué noche! La comedia parte en ambos casos de un tipo arrollado por los acontecimientos, que ha perdido el control.

Poco a poco va derivando en el nacimiento de una amistad. Comienza viéndose el uno al otro. Continúa observándose con un interés que se convierte en respeto y encuentra su hueco para la intimidad y el cariño. Todo ello contado con una calidad artística y un pulso admirables.

Todo un reparto deslumbrante

Ricardo Gómez está magnífico, lo de Óscar Jaenada es grande, Higares es una presencia escultórica y Pedro Bachura tiene la fuerza de un titán. Pero el roba planos de la serie es Carlos Bernardino. Volviendo a Scorsese, el actor recuerda a una mezcla entre dos de sus intérpretes recurrentes, Joe Pesci y Harvey Keitel. Hay que verlo.

En entrevista a Fuera de series, Paco Plaza explicaba que han querido que los espectadores sientan lo que ellos sintieron a conocer a esta “galería de personajes” a los que llama “viajeros en el tiempo, esa gente que está fuera de nuestras coordenadas vitales pero que a la vez coexisten con nosotros, están aquí”.

Óscar Jaenada, un figura

La figura de Óscar Jaenada estuvo presente durante la escritura. “Es el mejor actor de este país, probablemente de Europa y del mundo para enfrentarse a este tipo de personajes como Camarón, Cantinflas, que son bigger than life y que él sabe bajar a tierra” afirma Guerrero.

De Ricardo Gómez destacan la facilidad de la audiencia para empatizar por él, tanto por sus propias dotes como por su trayectoria que le ha llevado a ser como un miembro de cada familia. 

Una vez elegidos sus dos protagonistas buscaron con la jefa de casting, María Rodríguez, entre compañías de teatro y lugares menos usuales como entre bailaores, hasta dar con su elenco. Y Óscar Higares les asesoró sobre el mundo taurino y les legitimó para contarlo.

El comienzo de una bonita amistad

A pesar de ello la serie no es estrictamente taurina sino de mundos destinados a ser paralelos y que por casualidad se cruzan. “Un viaje hacia la empatía”, dice Guerrero a Kinótico

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La idea que sobrevuela todo es la tolerancia, desvela Plaza. Se trata de una reflexión antipolarizadora. No hace falta compartir la visión del mundo con alguien ni cambiar la propia para quererle.

El tono logrado parece psicodélico. Sus autores afirman que buscaron un realismo ya que los personajes son en sí mismos extravagantes. Un realismo mágico que crea asombro. Un costumbrismo del disparate que termina explicándose a sí mismo.

En esta comedia a veces no hay risas y sí un lugar para entender al maestro y

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