FOOTBALL LEAKS

“Mi vida corre peligro”

Rui Pinto, el alertador que filtró los documentos de 'Football Leaks'.

Rafael Buschmann | Nicola Naber | Christoph Winterbach

El juicio en Portugal contra Rui Pinto comienza la próxima semana. El hombre detrás de las revelaciones de Football Leaks forma parte de un programa de protección de testigos tras llegar a un acuerdo para colaborar con las autoridades judiciales lusasporque necesitan la información que él posee.

Rui Pinto pasea entre vacas y cerdos en un lugar solitario no muy lejos de Lisboa. Dos policías siguen al joven de 31 años mientras camina con dos reporteros de la revista alemana Der Spiegel. Hay reglas estrictas sobre lo que se puede revelar de su ubicación actual: “Mi vida corre peligro”, dice. Sin embargo, parece estar de buen humor. Por primera vez en año y medio es un hombre libre. Y sus posibilidades de ser absuelto en el próximo juicio en Lisboa han aumentado recientemente.

Nuestro paseo junto con Pinto fuera de Lisboa tuvo lugar la víspera de la final de la Liga de Campeones del pasado domingo entre el Bayern de Múnich y el Paris Saint-Germain, que se jugó en la capital portuguesa. Iba a ser la primera de dos entrevistas. Como nadie antes que él, Pinto es el responsable de descubrir el lado oscuro del fútbol profesional. Mientras el mundo del fútbol celebra el culmen de la temporada en el estadio del Benfica de Lisboa, Pinto vive a pocos kilómetros de distancia bajo protección policial en una casa segura.

Pinto ha hecho muchos enemigos poderosos en los últimos años. Compartió más de 70 millones de documentos confidenciales –un total de 3,4 terabytes de datos– con Der Spiegel y sus socios del consorcio periodístico European Investigative Collaborations (EIC), en el que desde España participa infoLibre. Desde 2016, se han escrito más de 1.000 artículos basados en esos datos, algunos de los cuales han tenido importantes consecuencias legales. Cristiano Ronaldo fue condenado a 23 meses de prisión suspendida por cuatro delitos contra la Hacienda Pública y tuvo que pagar unos 20 millones de euros. Algunos de los agentes deportivos más importantes del mundo siguen siendo investigados por delitos fiscales y blanqueo de dinero. Los documentos de Football Leaks han creado problemas incluso al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que está siendo investigado por la Fiscalía suiza.

Hasta ahora, sin embargo, sólo una persona ha pisado la cárcel como resultado de las filtraciones de Football Leaks. El propio Rui Pinto.

El portugués ja sido acusado de piratería informática y de intento de chantaje. El juicio comienza el próximo viernes. En diciembre, Pinto habló de sus perspectivas más bien sombrías en una entrevista con Der Spiegel, incluyendo una posible sentencia de hasta 25 años de prisión. Pero una de las razones que ahora justifican su mayor confianza es el acuerdo al que ha llegado con la Justicia portuguesa. Pinto le ha dado acceso a su mayor tesoro: ha abierto ocho discos duros encriptados que contenían 17,5 terabytes de información.

No es fácil encontrarse con Pinto en estos días. Der Spiegel le envió repetidas solicitudes de entrevista en los últimos meses, pero Pinto las rechazó todas sin dar ninguna explicación. Estaba en arresto domiciliario y no se le permitió decir a nadie que negociaba con la Justicia. Ahora puede estar oficialmente libre, pero debe consultar a la policía para discutir los posibles riesgos cada vez que quiere salir. Para su cita con la revista alemana, los guardianes de Pinto han impuesto estrictas medidas de seguridad. También han proporcionado la dirección de un apartamento de vacaciones, donde puede celebrarse nuestra reunión el día de la final de la Liga de Campeones.

A última hora de la tarde del día anterior a nuestro primer encuentro, Pinto envió una dirección a través de un servicio de mensajería encriptada. Conduce al aparcamiento de un supermercado situado lejos de Lisboa. “Envíeme el número de matrícula de su coche de alquiler”, pide, y señala una hora a la que deberíamos llegar.

Al día siguiente, un coche aparece en el aparcamiento unos minutos después de la hora que habíamos acordado. Dos hombres con mascarillas quirúrgicas bajan las ventanillas, asienten brevemente e indican que debemos seguirlos. En el camino, hacen varios giros repentinos, aparentemente para evitar que nos sigan. Cuando el coche finalmente se detiene en un área de descanso apartada, Pinto abre la puerta y salta del asiento trasero. Lleva una gorra de béisbol, gafas de sol y, por supuesto, una mascarilla.

“Algunos de mis actos pueden ser considerados ilegales”

Exestudiante de Historia que emigró a Budapest en 2015, Pinto ha sido acusado por los fiscales portugueses de piratear servidores y robar datos confidenciales de clubes de fútbol, bufetes de abogados, investigadores y agencias deportivas.

Desde el comienzo del proyecto Football Leaks, Pinto ha insistido en que no se ve a sí mismo como un hacker. Sin embargo, en diciembre pasado, le dijo a Der Spiegel: “Acepto plenamente que, desde el punto de vista de la ley portuguesa, algunos de mis actos pueden ser considerados ilegales”. En su escrito de defensa, presentado al tribunal a principios de esta semana, explica lo que eso significa. Pinto lamenta haber violado la ley para acceder a los datos. Dice que estaba convencido de que esa información le ayudaría a descubrir delitos graves y que no pensó adecuadamente en las consecuencias de sus actividades. “Puedes hacerme todas las preguntas que quieras”, dice Pinto. “Pero antes del juicio no podré responder a todo. El tribunal es el lugar adecuado para explicar mi posición”.

Al día siguiente, Pinto aparece en un apartamento secreto varias horas antes del comienzo de la final de la Liga de Campeones. Es una habitación escasamente amueblada con una cama doble, dos sillones reclinables y un pequeño televisor en el piso inferior de una casa de vacaciones. Pinto se sienta en uno de los sillones y recuerda el último año y medio. Habla del acoso y la “tortura psicológica” sufridos en una prisión de Budapest, donde fue encerrado tras su arresto en enero de 2019. Hungría lo extraditó a Portugal, donde fue puesto en aislamiento durante más de medio año.

Pinto está orgulloso de haber superado ese momento. “Después de salir del aislamiento, a veces tenía problemas de concentración”, recuerda. Sentía como si una gran puerta se hubiera abierto delante de él, añade, y le resultaba difícil tratar con grupos de personas.

En abril, Pinto fue puesto en libertad bajo arresto domiciliario y es oficialmente un hombre libre desde el 7 de agosto. Una comisión formada por jueces, fiscales y funcionarios del Ministerio de Justicia sigue creyendo que corre peligro. Pinto no sólo ha levantado ampollas entre las estrellas y los clubes de fútbol, sino también entre los dirigentes políticos de Catar, Abu Dabi y Angola. Aun así, dice que puede “dormir bastante bien por la noche”. Puede vivir con el riesgo, asegura, ya que su principal objetivo era denunciar delitos.

Pinto elude las preguntas sobre cómo accedió a los datos. Afirma que su papel era sólo buscar, recoger y analizar la información sobre posibles delitos antes de pasársela a periodistas o investigadores privados. No se ve a sí mismo como un hacker, sino como un denunciante.

El problema de Doyen

También hay otra forma de verlo. La mayor debilidad de Pinto en el tribunal es la acusación de intento de extorsión, que pone en duda sus supuestas nobles intenciones. “Lamento sobre todo una cosa: haber tenido ese contacto con Nélio Lucas”, indica Pinto. De hecho, fue una denuncia presentada por la agencia de marketing deportivo Doyen y su gerente Lucas lo que llevó al actual juicio. Pinto supuestamente pirateó los sistemas informáticos de la empresa en 2015. En un correo electrónico, exigió una suma de “entre 500.000 euros y un millón” a cambio de no publicar los documentos. También se puso en contacto con un abogado que luego se reunió con Lucas y su asesor jurídico en una gasolinera de Lisboa para discutir el acuerdo. La policía grabó en secreto las conversaciones. Der Spiegel y la red EIC informaron de estas acusaciones en 2016.

“Yo era un ingenuo entonces”, continúa Pinto. Dice que quería probar hasta dónde llegarían Lucas y Doyen para evitar la publicación de documentos comprometedores.

Hace unos días, el diario portugués Público mostraba un correo electrónico que puede cuestionar la imagen de Pinto. El artículo afirma que en el correo sugirió a su antiguo abogado, que también se enfrenta ahora a un proceso judicial, que el dinero que se le pidió a Doyen fuera canalizado a través de paraísos fiscales como Malta o Chipre. ¿Realmente estaba Pinto considerando hacer uso de esos canales opacos? Esta es exactamente la misma acusación que él mismo ha hecho durante todo este tiempo a la industria del fútbol.

“Si es necesario, explicaré este correo en el tribunal”, recalca Pinto. Y aclara que, antes de que se hiciera cualquier pago, él ya había roto las negociaciones. Por eso no cometió un delito, añade.

En el mundo del fútbol, Doyen tenía fama de ser una compañía especialmente dudosa. La empresa de marketing deportivo compró participaciones en derechos de traspaso de futbolistas profesionales y luego obtuvo enormes beneficios de la posterior venta de esos jugadores. En algún momento, ese sistema, conocido como TPO (Third Party Ownership) o transmisión a terceros de los derechos económicos de los futbolistas, fue demasiado lejos incluso para la FIFA, y el organismo rector del fútbol mundial lo prohibió.  

En Malta, donde Doyen Sports está registrada, la Autoridad de Servicios Financieros multó a la empresa por conceder préstamos ilegales. Las autoridades españolas están investigando a Doyen Sports y a Lucas por sospechas de fraude fiscal basadas en la publicación de documentos de Football Leaks. Otros dos directivos de la agencia también han sido acusados de blanqueo de dinero. Las autoridades portuguesas congelaron ocho millones de euros de una cuenta de Doyen en la primavera de 2019, interesadas en una transferencia prevista de millones de euros al paraíso fiscal de Santa Lucía. La investigación aún está abierta. Hasta ahora Lucas y Doyen no han hecho ninguna declaración pública sobre estas acusaciones.

La policía tiene dudas sobre el origen de los millones que Doyen ha invertido en el mundo del fútbol. Los documentos de Pinto sugieren que el capital de la red de Doyen provenía de oligarcas kazajos que ganaron millones en el sector de las materias primas tras el colapso de la Unión Soviética. Tevfik Arif, el padre de uno de los antiguos jefes de Doyen, se dedicó al negocio inmobiliario con Donald Trump. Incluso el Comité de Inteligencia del Senado de EEUU destacó la semana pasada los contactos de Arif con Rusia y Turquía en un informe: “La información obtenida por el comité sugiere que estuvo involucrado en el crimen organizado ruso, en blanqueo de dinero y tráfico de personas que se remontan al menos al año 2000”. Arif negó todas las acusaciones al solicitársele un comentario.

Football Leaks reveló cómo al fútbol profesional no le importa en absoluto cuál sea la fuente de dinero que le sirve para pagar salarios, comisiones y traspasos de jugadores.

También Isabel dos Santos y los 'Luanda Leaks'

Pinto ha entregado estos datos a la Justicia portuguesa. Su generosa colaboración con los investigadores probablemente también fortalecerá su posición ante el tribunal. Pero, ¿cómo se materializó el acuerdo?

Pinto dice que siempre ha querido trabajar con los portugueses, pero sólo con la condición de que los documentos contenidos en sus discos duros no fueran usados en su contra. Durante mucho tiempo, la Fiscalía no quiso aceptar el trato. Pero la presión sobre los investigadores aumentó cuando, en enero, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), entre cuyos miembros se encuentra el periódico alemán Süddeutsche Zeitung, publicó los resultados de su investigación sobre Isabel dos Santos, la angoleña que es la mujer más rica de África. Las informaciones de los Luanda Leaks rastrearon todo un sistema cleptocrático de corrupción y blanqueo de dinero en Angola. Los documentos procedían de Rui Pinto. “Es repugnante que Portugal se haya convertido en la lavandería de las élites angoleñas”, subraya Pinto. Afirma que sus gobernantes se enriquecieron a pesar de que el país sufren una pobreza extrema.

Dos Santos niega las acusaciones. Sin embargo, su publicación ha dado al traste con el sistema de la angoleña y ahora los medios de comunicación portugueses consideran a Pinto un valioso informante, después de haberle tachado de hacker, pirata o espíahacker. También ha obligado a las autoridades lusas a admitir que los datos que posee Pinto pueden ser utilizados para destapar ilegalidades en muchos ámbitos diferentes.

Pero el problema que tenían las autoridades portuguesas era que no podían llegar a los documentos sin la ayuda de Rui Pinto. Los discos duros tienen contraseñas de más de 40 caracteres de longitud y cada disco ha sido encriptado individualmente. Pinto advirtió de que Dos Santos era sólo la punta del iceberg y que aún había muchas más irregularidades que podían revelar sus datos, también en Portugal.

Así que parece que a los investigadores les conviene más trabajar con Rui Pinto. El director de la Seguridad del Estado luso incluso ha elogiado a Pinto por su ayuda. Cuando se le pregunta si cree que podría ser enviado de nuevo a prisión, Rui Pinto responde: “No lo creo”. Su equipo de defensa está compuesto por tres abogados: el abogado portugués Francisco Teixeira da Mota y su hija Luísa, y el abogado francés y experto en casos de whistleblowers William Bourdon. Quieren llamar a 45 testigos, incluyendo al estadounidense Edward Snowden. Y ya han tenido éxito con sus alegaciones de posible parcialidad de dos de los tres jueces sorteados para el juicio. Después de mostrar en Facebook que es un ferviente seguidor del Benfica de Lisboa y de darle un Me gusta a un artículo crítico con Pinto, el juez que presidía el tribunal se retiró del caso, así como la segunda jueza, que había sido representada en otro caso por uno de los actuales abogados de los demandantes.

Menos fútbol, más investigación

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La entrevista ya ha durado varias horas para cuando comienza la final de la Liga de Campeones. Pinto quiere salir a tomar un poco de aire fresco cuando los jugadores del Bayern de Múnich y del Paris Saint-Germain salen al campo. A su regreso, sigue con un ojo la final que enfrenta a los dos clubes patrocinados por Catar, mientras que al mismo tiempo charla con su novia. “El fútbol son los aficionados, el verdadero ambiente”, destaca Pinto, “no este evento de plástico donde el dinero lo domina todo”.

Ahora parece que el portugués se está alejando poco a poco del fútbol, el deporte por el que corrió todos estos riesgos. Hoy en día, le apasionan más otros temas como la investigación de la corrupción, el fraude y la evasión fiscal. Pinto relata que aprovechó el tiempo en la cárcel para leer numerosos libros de investigación, incluyendo algunos sobre el abuso de poder por parte de los Estados.

Tras el partido, Pinto desaparece en coche con sus guardaespaldas hacia un lugar no revelado, donde tiene previsto prepararse para el juicio. Dice que aún no le preocupa lo que pueda ocurrir después. “Quiero resolver mi situación legal primero”, concluye Pinto. “Quiero ser absuelto”.

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