Feijóo y la campaña sucia de 2009 en Galicia

En las elecciones autonómicas de 2009, Galicia vivió una de las campañas más broncas de su historia reciente. El entonces líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, sustituyendo a Manuel Fraga como candidato que aspiraba a arrebatar la Xunta al bipartito PSdeG-BNG, desplegó una estrategia que combinó un discurso de 'austeridad' de la derecha y gasto desmedido de la izquierda, en Audis o en mobiliario. Falsedades que, sumadas a los sucios ataques personales a sus rivales, consiguieron que Feijóo alcanzase su primera mayoría absoluta. 

Uno de los episodios más recordados —y polémicos— fue protagonizado por José Luis Baltar, histórico barón de Ourense y aliado de Feijóo, cuando desde un mitin insinuó que el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, maltrataba a su pareja.

La ofensiva personal contra Quintana

En aquel momento, Anxo Quintana era vicepresidente encargado del área de Igualdade de la Xunta y máximo dirigente del BNG. Aunque había sido clave en 2005 para echar al PP del poder, en 2009 llegaba muy debilitado por las tensiones internas del bipartito, la crisis económica y una intensa campaña mediática en su contra. 

Con que el BNG perdiese un escaño, perderían la mayoría absoluta y pasaría de nuevo al PP.

Por eso, Feijóo aprovechó para atacar directamente al líder nacionalista y presentarse él como el candidato del orden y la moderación, pero en paralelo alentó ataques mucho más personales por parte de dirigentes locales del PP.

El 21 de febrero, en un mitin en el municipio ourensano de Punxín, José Luis Baltar lanzó la bomba:

“El que maltrata a su mujer no puede ser quien hable en nombre de las mujeres gallegas”, dijo, en clara alusión a Quintana.

En primera fila, militantes del PP aplaudieron. Y aunque Feijóo no repitió la acusación, tampoco desautorizó públicamente a Baltar ni pidió disculpas en su nombre.

Las palabras provocaron un auténtico escándalo. Quintana y su pareja, Cristina Cid —alcaldesa de Allariz por el BNG—, negaron rotundamente las insinuaciones, calificaron la acusación de 'miserable' y presentaron una querella por injurias y calumnias contra Baltar.

Feijóo: 'moderación' de cara al público, pero guerra sucia en la trastienda

Aunque Feijóo cultivó en los medios una imagen de gestor moderado, la campaña de 2009 mostró un PP gallego que no dudó en instrumentalizar a los llamados 'caciques' provinciales para desgastar personalmente a sus adversarios. Baltar era, en aquel momento, el epítome del poder caciquil en Ourense: presidente de la Diputación desde 1990, controlaba la provincia con mano de hierro y movilizaba a miles de votos rurales para el PP.

En paralelo, durante la campaña, el PP desplegó una narrativa que culpaba al bipartito de despilfarrar fondos públicos, abandonar al rural y dividir a Galicia, al tiempo que alimentaba rumores sobre la vida personal de Quintana y sus supuestos privilegios como vicepresidente.

Llegaron a pedirle explicaciones a Anxo Quintana de unas fotos en un yate de un constructor. Las publicó un medio cuatro días antes de que finalizase la campaña electoral, ¿casualidad? No creo. 

Sorprendentemente, Alberto Núñez Feijóo consideró que la foto "merece una explicación" y vio justificado que el presidente gallego, el socialista Emilio Pérez Touriño, lo destituyera por este motivo. ¡Increíble! El cinismo elevado a la máxima potencia.

Se da la paradoja de que no habían sido publicadas aún las famosas fotos de Feijóo y el narco navegando juntos y de vacaciones, pero el líder del PP sabía que existían porque el chivatazo se lo había dado en 2004 el entonces delegado del Gobierno en Galicia. Todo estaba bajo secreto sumarial, pero Feijóo ha reconocido públicamente que fue Arsenio Fernández de Mesa quien le filtró la información. 

Consecuencias para Quintana, Baltar y Galicia

Las elecciones del 1 de marzo de 2009 supusieron el principio del fin para Anxo Quintana. El BNG pasó de 13 a 12 escaños, el PSdeG aguantó sus 25 escaños, pero perdió la mayoría frente a un PP reforzado que logró 38 diputados, mayoría absoluta. La derrota precipitó la dimisión de Quintana como líder nacionalista y su retirada de la primera línea política.

En 2009, Feijóo logró recuperar para el PP la mayoría absoluta en Galicia. Pero la campaña dejó un rastro de acusaciones que aún hoy ensombrecen su victoria y que recuerdan la sucia campaña que ahora ejecuta contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El 1 de marzo de 2009, Feijóo logró recuperar para el PP la mayoría absoluta en Galicia, tras cuatro años de bipartito de socialistas y nacionalistas. Pero la campaña dejó un rastro de acusaciones que aún hoy ensombrecen su victoria y que recuerdan la sucia campaña que ahora ejecuta contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Para Baltar, el episodio fue una más de sus muchas polémicas. La querella quedó en agua de borrajas.

Continuó en la Diputación de Ourense hasta 2012, cuando tuvo que ceder el testigo a su hijo, José Manuel Baltar, en medio de acusaciones de nepotismo.

Feijóo, por su parte, se consolidó como presidente y cultivó una imagen nacional de moderación gracias al férreo control sobre la radio y televisión públicas y las subvenciones a los medios afines, que no reflejaban las prácticas de su partido en Galicia. Todo eran alabanzas a su gestión y a su persona.

Baltar hijo, actualmente es senador por designación autonómica por obra y gracia de Feijóo, que, en lugar de expulsarlo del partido, consiguió así el aforamiento. Baltar estaba imputado por conducir a más de 200 km por hora un coche oficial. La sentencia es de culpabilidad. Mil ochocientos euros de multa y un año y un día sin carné de conducir. Sigue todavía como senador.

Una herencia difícil

Hoy, la sombra de aquella campaña sigue proyectándose sobre la trayectoria de Núñez Feijóo. Mientras su partido y los medios insistían en presentarle como un líder centrado y moderado, episodios como el de Baltar y las estrategias sucias de 2009 revelan otra cara del PP gallego, ahora muy presente en la capital de España, en su pugna por el poder.

La Galicia que dejó tras trece años de presidencia sigue marcada por el control político de los medios públicos, la precarización de la sanidad, la educación y los servicios sociales y una cultura política donde las campañas sucias todavía encuentran espacio.

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Cristina P. Marcote es la autora del libro 'Feijóo y el narco'.

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