LA NUEVA LEGISLATURA

Bolaños, Turull, Rovira y Ortuzar: los negociadores clave de los que depende la investidura de Sánchez

María Jesús Montero y Félix Bolaños en el Congreso

Llamadas discretas, intercambio de papeles, la búsqueda de un clima de confianza, ceder y pactar… La negociación es un arte. Indispensable en la política. Y ahora un grupo de personas tiene entre sus manos el futuro del país con el objetivo de intentar armar una mayoría que dé la investidura a Pedro Sánchez. ¿Lo lograrán?

La semana pasada supuso el fracaso de Alberto Núñez Feijóo en la votación de investidura en el Congreso de los Diputados. Ahora le toca el turno a Pedro Sánchez, que será designado candidato por parte del rey este martes en la segunda ronda de consultas tras las elecciones del 23 de julio. Es la hora de la “negociación de verdad”, como subrayan en La Moncloa y en Ferraz.

Y el presidente en funciones ha puesto a trabajar como puntales de esta negociación a tres personas de su máxima confianza: Félix Bolaños (ministro de la Presidencia en funciones), María Jesús Montero (vicesecretaria general del PSOE y titular de Hacienda y Función Pública en funciones) y Santos Cerdán (secretario de Organización del PSOE).

Los tres forman parte del núcleo más cercano al presidente del Gobierno (junto con Óscar López y Antonio Hernando). Con ellos tomó la decisión de convocar las elecciones la madrugada del 29 de mayo tras el descalabro de las elecciones municipales y autonómicas. Son sus personas de confianza, los que reportan directamente al jefe del Ejecutivo, sus mensajeros. Y el dirigente socialista siempre lo supervisa todo, a él le consultan cualquier paso a dar.

Bolaños, puente con Barcelona, y Montero negocia con Sumar

Bolaños, Montero y Cerdán son tres negociadores experimentados, que ya llevan rodando bien juntos desde hace tiempo, como indican fuentes socialistas. El primero de ellos tiene entre sus competencias las relaciones con las Cortes y se ha encargado de armar mayorías complejas para sacar adelante leyes durante la anterior legislatura. Además, es el puente directo con Barcelona. Su interlocución con Junts fue determinante para terminar de amarrar la mayoría en la Mesa del Congreso el pasado 17 de agosto.

María Jesús Montero siempre tiene como mejor aval de negociación haber sacado tres presupuestos generales en tiempo y forma durante una legislatura tan difícil como la pasada. Ella, además, tiene mucho tacto con los grupos pequeños. Tiene en la cabeza asimismo todas las cuentas del Estado y las partidas de Hacienda. Se le consulta constantemente sobre cualquier inversión que se pueda prometer o sobre la capacidad financiera para cualquier acuerdo. Se afana estos días además como principal interlocutora en concretar el acuerdo con los socios de Sumar.

Santos Cerdán es otra de las columnas de Sánchez para armar esa arquitectura poliédrica que lleve a que los ‘síes’ venzan a los ‘noes’ en la próxima investidura. Es el gran fontanero de Ferraz y un hombre muy discreto. Pero se mueve bien entre bambalinas y es el principal hacedor de acuerdos con el PNV y con EH Bildu (conoce muy bien a esos partidos desde su época en el PSOE de Navarra). Los tres han aplicado la máxima de discreción y de prudencia. No quieren ruido y creen que hay que continuar con el método de negociación que sacó adelante la Mesa. No obstante, los socialistas prometen transparencia cuando se alcancen pactos. El límite lo han marcado durante estos días: “Siempre dentro de la Constitución”.

El PSOE es el actor principal en la negociación, pero Sumar juega también un importante papel. Especialmente los de Yolanda Díaz quieren contribuir a amarrar los votos de Junts, por lo que se ha recuperado a Jaume Asens para los contactos con los de Carles Puigdemont. La propia vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en funciones se está situando en primera línea de las conversaciones (con llamadas para la votación de la Mesa y viajando hasta Bruselas para verse con Carles Puigdemont). 

Y no solo extramuros, sino que Sumar tiene su propia negociación con los socialistas para conformar ese Gobierno de coalición. Ahí está siendo clave el papel de Nacho Álvarez, actual secretario de Estado de Derechos Sociales y uno de los cerebros más apreciados en ese espacio y también por el PSOE. Su interlocutora es María Jesus Montero. Además, este tipo de negociaciones entre los socios terminan cerrándolas siempre el presidente y la vicepresidenta, como señalan fuentes de Sumar.

Las caras fuertes del soberanismo

En esta negociación todos miran a Junts. El espacio posconvergente ha dado un giro y está dispuesto a explorar un pacto con los socialistas después de años fuera de juego en el Congreso. Fuentes del partido indican que son tres nombres sobre los que pivota la negociación: Carles Puigdemont, Jordi Turull y Míriam Nogueras. El primero es el que tendrá la última palabra y el segundo es el encargado de interlocutar desde Barcelona (con mucha atención también a la dinámica interna). La tercera tiene su radio de acción en Madrid y es la persona fuerte de Junts para los acuerdos en el Parlamento. La portavoz en la Cámara Baja es esencial ya en la capital para que no fracase en cualquier votación el bloque progresista.

El independentismo catalán no va unido en este proceso de negociación y Esquerra tiene su propio grupo para tratar con los de Pedro Sánchez. En él está Marta Rovira, secretaria general, persona de máxima confianza de Oriol Junqueras y que reside en Ginebra (Suiza) tras huir de España por la DUI. También los republicanos han designado a Marta Vilalta, secretaria general adjunta y portavoz. Ella tiene experiencia en estas lides, ya que participó de manera directa en las conversaciones con los socialistas para la investidura de 2020 de Sánchez y fue una de las integrantes de la delegación catalana en la Mesa de Diálogo que se celebró en La Moncloa en febrero de 2020.

Otro de los nombres clave de Esquerra en estas conversaciones es Josep Maria Jové, presidente de ERC en el Parlament. Es uno de los hombres con más poder dentro del partido y una de las personas más cercanas a Oriol Junqueras, con experiencia en este tipo de conversaciones como participante de la Mesa de Diálogo. El nombre de Juli Fernàndez no ocupa titulares ni es conocido por la mayoría de españoles, pero es otro de los pilares del equipo de Esquerra y un hombre que cotiza alto en la interna del partido desde que ascendiera a secretario general adjunto este verano.

La dinámica del PNV: Esteban negocia y Ortuzar cierra los pactos

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En la ecuación es esencial la participación del PNV, que ha dado estas semanas un sonoro portazo al Partido Popular. El hombre fuerte en Madrid para hablar con los socialistas es Aitor Esteban, que tiene hilo directo con el Gobierno y Ferraz y mucha experiencia en forjar acuerdos. La sensación, no obstante, entre los nacionalistas vascos es que deben marcar perfil en un momento en el que ven que EH Bildu sube en cada elección, pensando en que el año que viene habrá comicios en Euskadi. La dinámica la explican así fuentes peneuvistas: “Esteban es la persona que negocia. Andoni Ortuzar es el que salva los obstáculos finales y cierra los acuerdos. Iñigo Urkullu no interviene en nada relativo a la investidura”.

Por parte de EH Bildu, según fuentes del partido, están al frente de la negociación la portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua, y el parlamentario Oskar Matute. La fuerza abertzale, que ha apoyado la futura investidura de Pedro Sánchez desde el principio, seguirá la dinámica que ha mantenido hasta ahora de llegar a pactos sin apenas hacer ruido y muy centrados en los temas sociales. Esta formación ve avanzada ya la negociación y cree que ya es el momento de intercambiar documentos y cerrar pactos concretos.

En la investidura de Sánchez cada voto cuenta. Ahí está en vía de negociación el del parlamentario del BNG Néstor Rego. Él mismo está implicado directamente en los contactos con los socialistas, acompañado por dos puntales del nacionalismo gallego: Carme da Silva (senadora) y Rubén Cela (miembro de la Ejecutiva nacional). De todos estos nombres, y su forma de hacer política, depende que España tenga un presidente antes del 27 de noviembre.

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