Los negocios del rey emérito

Juan Carlos I exaltaba la honradez y pedía una justicia "igual para todos" mientras ocultaba millones en paraísos fiscales

El rey Juan Carlos y el armador José Cusí asisten en 2015 a la regata El Corte Inglés Máster, en Sanxenxo.

"Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética, es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos". Premonitorio en su primera parte y objeto de profundísimas dudas en la última, el entrecomillado que abre este texto pertenece al mensaje navideño pronunciado por Juan Carlos I el 24 de diciembre de 2011, ya con la densa sombra del caso Urdangarin sobre la Zarzuela. Tres días más tarde, durante el acto de inauguración de la legislatura tras las elecciones que dieron la victoria a Mariano Rajoy, el monarca persistió en esa línea: "Hemos de defender la honradez, el esfuerzo y la profesionalidad con que la inmensa mayoría de los españoles desempeñan su trabajo, viven su vida y sacan adelante a sus familias".

Hoy, los llamamientos en favor de la ética y la solidaridad lanzados por el ahora rey emérito durante la feroz crisis económica iniciada en 2008 y sus apelaciones al cumplimiento estricto de la ley quedan sepultados por los hechos. Su discurso oficial topa ahora con la constatación de que aquel 2008, a través de una fundación constituida en el paraíso fiscal de Panamá y titular de una cuenta abierta en la opaca Suiza, el padre de Felipe VI recibió 65 millones de Arabia Saudí. Como regalo o como comisión pagada por la adjudicación del AVE a La Meca en 2011 a un consorcio de empresas españolas. Ese es uno de los puntos que tal vez determine la investigación penal abierta ya por la Fiscalía y cuyo futuro se prevé incierto: incierto porque la inviolabilidad blinda su figura al menos hasta su abdicación en junio de 2014 y ningún cambio legal como el auspiciado por el presidente del Gobierno podría tener carácter retroactivo.

Pero, tanto si resulta impune como si acaba en el banquillo, los documentos que ha ido destapando otra investigación, la de la Fiscalía suiza, confirman dos datos de gran relevancia: que esos 65 millones de Arabia Saudí permanecieron escondidos en el extranjero. Y que acabaron transferidos a su antigua amiga Corinna Larsen en junio de 2012 mientras España se hundía en el desempleo. Las últimas informaciones desveladas este viernes por elconfidencial.com apuntan a que los fondos ocultos por el rey alcanzaron mayor envergadura. Porque entre 2008 y 2012 utilizó la cuenta que la panameña Fundación Lucum tenía en el banco helvético Mirabaud para sacar en torno a 100.000 euros por mes aunque no siempre las cantidades se ajustaban a esa cifra. 

El país que regía Juan Carlos de Borbón como jefe del Estado terminó 2012 con casi seis millones de parados. En abril, tras el escándalo de Botsuana, el antiguo refugio del exilio sudafricano convertido para el entonces jefe de Estado en un zoo abierto con elefantes a tiro, el banco Mirabaud decidió cerrar la cuenta de la Fundación Lucum. Y el padre de Felipe VI se apresuró a transferir los 65 millones de Arabia Saudí a su compañera de cacería, Corinna Larsen. El dinero fluyó en junio de aquel año desde Suiza hasta otro paraíso fiscal, las Bahamas. Fue un traspaso por amor, le ha dicho la antigua aristócrata y amante del rey a la Fiscalía suiza. O sea, que la operación –sostiene quien durante su segundo matrimonio se llamaba Corinna zu Sayn Wittgenstein– no encerraba ninguna artimaña propia del blanqueo de capitales.

Cuando el dinero llegó a la cuenta de Corinna Larsen, habían pasado dos meses del célebre perdón pedido en abril de 2012 por el rey ante las cámaras tras el episodio de Botsuana: "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir".  Desde luego, lo que no volvió a ocurrir a partir de junio de 2012, y siempre de acuerdo a la información de El Confidencial, fue que el monarca enviase a nadie al banco Mirabaud a sacar picos astronómicos. Ese mes, el dinero voló en efecto a las Bahamas. Seis meses antes, y durante la celebración de la Pascua Militar el día de Reyes, Juan Carlos I había dirigido a los militares un discurso que esta vez elogiaba el espíritu de ahorro del Ejército. Lo enmarcó de nuevo en la leonina situación económica que atravesaba la patria: "Ante la actual crisis económica, tengo la certeza de que, como habéis hecho en el pasado de manera ejemplar, sabréis obtener el máximo rendimiento de los recursos asignados y de ser sumamente cuidadosos en el empleo y mantenimiento de los medios". En 2012, el Presupuesto del Estado para la Casa Real ascendió a 8,22 millones

Un año antes de la transferencia a Corinna, el rey había efectuado una visita de Estado a Suiza. En el brindis de la cena de gala ofrecida el 12 de mayo de 2011 a su huésped por el Consejo Federal del país, pronunció una frase que entonces nadie podía interpretar más que como un caluroso signo de cortesía: "Nos alegra mucho volver a vuestro querido país". Al día siguiente, y según los movimientos bancarios desvelados por elconfidencial.com, una persona autorizada por Juan Carlos de Borbón sacó del Mirabaud 250.000 euros.

Detrás quedaba otro de los mensajes navideños –siempre los más emotivos y capaces de empatizar con la audiencia– centrado en la honradez. Exactamente, el del 24 de diciembre de 2010. Y esta vez, las palabras del jefe del Estado parecían engarzar con la tesis de que tras la crisis económica se extendía un lienzo de corrupción, elusión o fraude fiscal y el firme propósito de mantener los grandes capitales a salvo aun si eso desmoronaba un país. En el mensaje navideño del rey se inscribía lo que sigue: "Nada que valga la pena se consigue sin renuncias y sin entrega. Es preciso fomentar el ejercicio de grandes valores y virtudes como la voluntad de superación, el rigor, el sacrificio y la honradez. Valores y virtudes cuya ausencia no es ajena al origen de la crisis, y que son consustanciales a toda sociedad justa y equitativa".

Quedaba también atrás una especie de declaración de responsabilidad personal para que España superase la crisis. El rey la había insertado en junio de 2010 en su discurso ante la asamblea anual de la Fundación Cotec para la innovación tecnológica. "La actual crisis económica –en cuya superación todos nos sentimos comprometidos–, nos ofrece la ocasión de aplicar nuevos conceptos y enfoques sobre innovación. Nuevos enfoques que, como viene proponiendo Cotec, han de incorporar importantes novedades". Hoy, 11 de julio de 2020, casi cuatro meses después del comunicado de la Casa Real que pese al recién declarado estado de alarma provocó un terremoto, ni el rey emérito ni sus abogados ni la Zarzuela han dado explicaciones sobre por qué Juan Carlos de Borbón atesoró fuera del país fondos multimillonarios.

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Arturo Fasana, el gestor suizo que manejaba los hilos de la Fundación Lucum, cree que el rey nunca declaró por ese dinero a la Hacienda española. Es decir que no ha cumplido las normas aplicables al conjunto de los españoles. El pingüe paquete saudí de 65 millones, y la fecha parece ya acreditada,  desembarcó en la cuenta suiza de la fundación panameña Lucum en agosto de 2008. Un mes antes, el 9 de julio, el rey había hablado para los nuevos jueces pertenecientes a la 58 promoción de la carrera judicial. Y les dijo esto:  "La sumisión al imperio de la Ley se conjuga, como también sabéis, con el buen sentido y la prudencia en su aplicación. Se trata de aplicarla con sensibilidad y cercanía a los problemas de los ciudadanos". Veintiún días más tarde, se constituía el 31 de julio en Panamá la Fundación Lucum.

El rey, y así lo ha corroborado ahora la difusión de un acta donde aparece su firma por triplicado, consta como el primer beneficiario de Lucum. Nadie lo sabía entonces. Ni lo sabía cuando el 18 de mayo de 2014, dos semanas antes de su abdicación, lanzó en su viaje a Arabia Saudí otro discurso que hoy resulta profético: "Es con gran satisfacción que he venido, una vez más, al reino de Arabia Saudí, donde siempre he sido bienvenido con gran hospitalidad y afecto. Ese afecto es mutuo. Siento que esta tierra y su gente crecen de manera profunda en mi corazón con cada visita".

Los enlaces sobre cada declaración entrecomillada han sido extraídos de la web de la Casa Real. No cabe por tanto error en su literalidad.

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