Ni para libros ni para cubrir vacantes: Ayuso ahoga a las universidades con un nuevo presupuesto "insuficiente"

Decenas de personas durante la manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes en Atocha, a 22 de mayo de 2025, en Madrid (España).

Edificios abandonados, profesionales saturados y una falta de financiación cada vez más difícil de sostener. Esta realidad se repite en las universidades públicas madrileñas como consecuencia de una infrafinanciación crónica impuesta desde 2008, cuando la Comunidad de Madrid aplicó recortes y que, a día de hoy, sigue sin solucionar el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Pese a que el portavoz del Ejecutivo autonómico, Miguel Ángel García Martín, ha asegurado que "no va a dejar caer" ninguna universidad, también ha advertido de que estas instituciones deben "hacer su parte y ajustar los gastos y los ingresos a la actividad normal de cada centro".

No obstante, la Comunidad de Madrid parece decidida a mantener el conflicto con las universidades públicas al presentar unos presupuestos para 2026 que, pese a anunciar un aumento del 6,5%, no suponen una mejora real de la financiación. Las plataformas que agrupan a las seis instituciones denuncian que el Ejecutivo de Ayuso perpetúa la infrafinanciación, con un gasto que apenas pasa del 0,44% al 0,46% del PIB regional, muy lejos del 1% que reclaman. Ante lo que consideran un "presupuesto estancado" y una "asfixia continuada", profesores y estudiantes han convocado dos días de huelga a finales de noviembre y advierten de que podrían extender las movilizaciones si no hay un cambio sustancial en la política universitaria del Gobierno regional.

Una infrafinanciación que ha llevado a la Universidad Complutense de Madrid (UCM) a solicitar al gobierno autonómico un préstamo de 34,4 millones de euros para garantizar el pago de las nóminas y la paga extra de Navidad a sus 11.400 trabajadores. Una problemática a la que se suma la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), cuya complicada situación económica ha sido reconocida por el consejero de Educación, Emilio Viciana, que ha confirmado que estudian medidas similares a las de la Complutense para solventarla.

La UCM acumula en los dos últimos ejercicios un déficit de 142,3 millones de euros —64,5 millones en 2023 y 77,8 en 2024—. Los datos del informe anual de cuentas de la URJC reflejan también un saldo negativo de 47 millones, frente a los 43,6 del año anterior. La Universidad Autónoma de Madrid (UAM) también presenta en su último balance un déficit de alrededor de 351.000 euros.

Una cifra que no se aleja de la registrada por la Universidad Carlos III (UC3M), que declaró pérdidas de 637.960 euros, aunque logró compensarlas con su remanente de tesorería evitando así el déficit. Por el contrario, la Universidad Politécnica (UPM) mantiene el equilibrio financiero, con un saldo positivo de 432.523 euros este último año. Aunque los obstáculos económicos parecen concentrarse en las dos primeras instituciones, los recortes y las denuncias del personal de otros centros demuestran que la crisis es generalizada. Desde CCOO advierten de que todas las universidades públicas madrileñas "sufren políticas de austeridad que afectan al personal, los recursos materiales y el mantenimiento de los edificios".

Un aumento "diez veces menor de lo necesario"

Pese al anuncio de un incremento del 6,5% en los presupuestos autonómicos de 2026, las universidades madrileñas dudan de que ese aumento se traduzca en una mejora real. Según Jesús Escribano, secretario de Universidad de la Federación de Enseñanza de CCOO en Madrid y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, "se habla de un aumento de 75,3 millones de euros, pero al final hay que repartirlo entre seis universidades y nadie sabe todavía cómo se va a distribuir ese dinero".

El representante de CCOO denuncia además el desequilibrio entre el crecimiento del gasto público autonómico y la inversión en educación superior. "Desde que gobierna Ayuso, los presupuestos de la Comunidad de Madrid han crecido alrededor de un 40%, mientras que los de las universidades solo un 15%. Si se tiene en cuenta la inflación acumulada, cercana al 20%, el incremento real no es un aumento, es una reducción", advierte. En su análisis preliminar de las líneas maestras de las partidas presupuestarias, estima que "a las universidades madrileñas les faltan entre 700 y 750 millones de euros" y que lo que se les da ahora es "diez veces menos de lo que realmente se necesitaría para garantizar su funcionamiento con normalidad".

A esta insuficiencia se suma la incertidumbre sobre los plazos y la ejecución de los fondos. "El año pasado se anunció una subida de más de 40 millones y a estas alturas solo han llegado 11. Ahora dicen que son 75, pero parte de ese dinero irá condicionado a objetivos de 2026, así que no llegará posiblemente hasta 2027”, señala Escribano.

La falta de recursos impide cubrir las plazas liberadas

Además de los problemas de liquidez que señala la Complutense, profesores de otros centros denuncian que la falta de personal y la sobrecarga laboral son cada vez más graves. Antonio Benítez, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad Carlos III, explica a infoLibre que la fuga de docentes hacia otras instituciones es continua. "Cada inicio de curso contamos con un profesorado que, a las pocas semanas, empieza a marcharse. Es habitual que en la tercera semana se hayan ido diez personas en algunos departamentos porque encuentran contratos algo más estables en otras universidades. Cuando los docentes con más experiencia se van, no hay un relevo preparado ni mecanismos ágiles para cubrir esas vacantes, lo que agrava la carga del resto y deteriora la calidad de la enseñanza por falta de dinero", señala.

Una circunstancia similar describe César Pastor, técnico de laboratorio en la Universidad Autónoma de Madrid, quien advierte de que la falta de recursos "impide cubrir todas las plazas que se liberan por jubilación", de modo que muchas vacantes quedan sin ocupar o se sustituyen por figuras más baratas y precarias. Explica que, cuando se jubila un catedrático en la UAM, no puede ser reemplazado por otro de la misma categoría, sino por un ayudante doctor con un salario muy inferior, lo que limita las oportunidades de promoción tanto del personal docente e investigador como del técnico y administrativo, debido a la falta de financiación.

Lola Herrería, técnica administrativa de la Universidad Politécnica de Madrid, recuerda que este contexto le recuerda al plan de estabilidad de 2013, que provocó el despido de 301 empleados y una rebaja salarial del 10% para el resto. Herrería advierte que, aunque la Comunidad de Madrid aprobó una Oferta Pública de Empleo (OPE) este año, su ejecución depende de disponer de fondos suficientes. "Ya nos han trasladado que es bastante probable que no se convoquen todas las plazas aprobadas. Esto significa que muchos puestos vacantes podrían quedarse sin cubrir, agravando la falta de personal y la sobrecarga existente", afirma.

"No se pueden anticipar a que se caiga un techo"

A la saturación y la falta de personal se suman los desperfectos y el deterioro de las instalaciones. En la Complutense se han registrado techos destrozados, paredes agrietadas y enchufes dañados, pero las goteras también se repiten en otras universidades. Pastor recuerda que en la UAM se han producido varios episodios de derrumbe parcial de techos por falta de mantenimiento. "Se nota que el mantenimiento ha sido una de las áreas donde más se ha recortado, porque solo se actúa en caso de urgencia. Es decir, no hay mantenimiento preventivo, por lo que no se pueden anticipar a que se caiga un techo", lamenta.

Los recortes también han afectado al material disponible para los estudiantes. Pastor explica que, donde antes había veinte microscopios —uno por alumno—, ahora solo hay uno para cada tres. A esta carencia se suma la falta de renovación de equipos. Herrería denuncia que en algunos laboratorios de la UPM "se siguen utilizando equipos totalmente obsoletos". "Al no haber dinero para comprar otros más modernos, se continúa con lo que hay y, si se estropea alguno, se intenta reparar como se puede", añade.

La infrafinanciación ha llegado incluso a limitar aspectos básicos, como la compra de material o la renovación de libros en las bibliotecas. Jesús Escribano subraya que "se está restringiendo la reposición de los ejemplares que se pierden o se rompen con el uso".

Falta de unidad entre los rectorados

Con los primeros datos del presupuesto autonómico de 2026 ya sobre la mesa, la falta de unidad entre los rectorados madrileños se perfila como uno de los mayores lastres para avanzar hacia una financiación justa y estable. Lejos de presentar una estrategia común ante el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, los docentes denuncian que cada una "busca asegurar su posición en el nuevo reparto". "Cada institución intenta mantener o modificar los criterios de distribución según le convenga: unas prefieren que se mida por número de alumnos, otras por crecimiento o por producción científica", explica Daniel Herrero, técnico administrativo en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC).

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Esa pugna interna ha derivado en un bloqueo que, según varios trabajadores universitarios, debilita la capacidad de negociación del sistema público madrileño. Desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Pastor lamenta que "cada rectorado negocia de forma bilateral con la Comunidad de Madrid, intentando imponer su propio beneficio en lugar de presentar una posición conjunta". A su juicio, esa falta de coordinación "ha provocado una parálisis total ante los presupuestos del año que viene y una imagen de desunión que solo favorece al Gobierno regional".

El resultado es que el debate sobre el reparto del dinero ha ocultado la necesidad de un modelo de financiación estable. "Estas negociaciones desvían el foco de lo importante, un plan de financiación realista y actualizado", sostiene Caballero, que recuerda que "la URJC sigue recibiendo el mismo porcentaje que cuando tenía 10.000 estudiantes, pese a que ahora supera los 40.000, mientras otras universidades pierden alumnado".

Mientras tanto, la Comunidad de Madrid continúa siendo una de las regiones con las tasas de matrícula más altas de España. Para el curso 2024-25, el precio medio por crédito en primera matrícula en las universidades públicas madrileñas se sitúa en 18,55 euros, solo por detrás de Navarra (19,29 euros). Sin embargo, la inversión por estudiante se encuentra entre las más bajas del país, lo que agrava el contraste entre el elevado coste para el alumnado y los escasos recursos con los que cuentan las instituciones para garantizar una educación de calidad.

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