política judicial
Sumar sale en defensa del vocal "tránsfuga" que entregó el CGPJ a la derecha, según los progresistas
Es muy difícil explicar desde posiciones de izquierdas que un vocal progresista del Consejo General del Poder Judicial –Carlos Hugo Preciado– rompa todos los consensos establecidos en el seno de ese sector y entre ese sector y el de los conservadores; que, además, se excluya del resto de vocales nombrados por los partidos que forman el Gobierno para crear una nueva mayoría con los vocales a propuesta del PP y con la presidenta, Isabel Perelló; y que termine entregando a estos últimos el control de nueve de las 11 comisiones y con ello el control de facto del órgano de gobierno de los jueces. La jugada se produce en uno de los contextos judiciales más graves de los últimos años, con el omnipresente asociacionismo conservador conspirando contra el Ejecutivo por la ley de amnistía, múltiples pronunciamientos políticos de jueces y magistrados en activo que quedan sistemáticamente sin castigo y tras una huelga ilegal contra las reformas judiciales en tramitación, entre ellas la que aprobará este martes el Consejo de Ministros para entregar la investigación de los delitos a los fiscales.
En medio de ese contexto –en el que gran parte del estamento judicial más conservador dibuja España como una suerte de dictadura cuyo Gobierno solo quiere acabar con la separación de poderes y la independencia judicial– varias voces han surgido desde Sumar o las diversas fuerzas que convergen en esa formación, no para lamentar la enésima ruptura de la izquierda representada en el Consejo o criticar la maniobra que permitirá a Preciado (que sale sobrerrepresentado con presencia en nada menos que cuatro comisiones), sino con el sorprendente argumento de que la "traición" que, según los nueve progresistas restantes, ha terminado por consumar el "tránsfuga" Preciado es, en realidad, una buena noticia para la izquierda. Fuentes judiciales y los progresistas del CGPJ –entre ellos la fiscal Inés Herreros, la otra vocal propuesta por la formación de Yolanda Díaz– lo rechazan drásticamente. También la magistrada de Las Palmas, exdelegada del Gobierno para la Violencia de Género y exdiputada de Podemos Victoria Rosell.
El primero en salir a defender a Preciado ha sido el que se considera su máximo valedor, el diputado de Sumar y ex secretario de Estado para la Agenda 2030 Enrique Santiago. El mismo día del vuelco a la derecha en el CGPJ, el pasado jueves, el parlamentario publicó un post en X en el que sostuvo que, en realidad, lo ocurrido era "una buena noticia", porque "de 15 comisiones y grupos de trabajo elegidos, ocho presidencias son progresistas". En realidad, las presidencias de comisiones que quedan en manos de vocales de la izquierda son cinco. Además, poco importa la presidencia, porque solo da el voto de calidad en caso de empate, y en todas ellas, los conservadores son mayoría.
En su post –y en otro posterior que publicó el sábado– Enrique Santiago critica indirectamente al sector progresista al afirmar que, desde que se constituyó en julio de 2024, "el nuevo CGPJ nombró un 65% de conservadores en altos tribunales", a lo que añadía: "Hoy esto cambió". Se trata de un argumento similar al esgrimido en repetidas ocasiones por el propio Carlos Hugo Preciado. En una entrevista publicada ayer en Diario Red y retuiteada por Pablo Iglesias, subía ese porcentaje al 68% y dejaba en 32% los puestos discrecionales que habrían ido a magistrados progresistas. Ese mismo porcentaje fue repetido en un comunicado distribuido por Izquierda Unida, la formación de la que Santiago, siempre desde el grupo de Sumar, actúa como portavoz en el Congreso.
Es cierto que los más de 150 nombramientos que ha tenido que poner en marcha el Consejo desde su renovación han beneficiado de manera neta a los candidatos conservadores, sobre todo a los procedentes de la mayoritaria y tradicionalmente alineada con el PP Asociación Profesional de la Magistratura (APM). Los vocales a propuesta del PP solo han apoyado a candidatos de ese colectivo hasta tal punto de que muchos jueces aseguran con sorna que la "APM es una agencia de colocación". O que, en España hay que hacer dos cosas para ser un juez exitoso: "Sacarse la oposición y afiliarse a la APM". El menor porcentaje de nombramientos de miembros de la única asociación progresista, Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD), la tercera en número de afiliados, se ha debido a la ausencia de candidatos, que ha obligado a la izquierda del Consejo a buscar a sus aspirantes entre jueces no asociados o miembros de otros colectivos más conservadores, como en la Francisco de Vitoria e, incluso, en el Foro Judicial Independiente. Otro de los factores determinantes es que, a muchas de las vacantes, solo se presentaba un único candidato o candidata y era del sector conservador.
Un destacado magistrado de JJpD lo explicaba a infoLibre el pasado marzo: "Tenemos que animar a nuestros asociados a que se presenten a las convocatorias porque en la inmensa mayoría de ellas siempre hay un candidato de la APM". Un magistrado progresista de la Audiencia Nacional también relató que la creciente derechización de la carrera desincentiva a los jueces de izquierdas que, a final de 2024, vieron cómo los colectivos de derechas se hicieron con la práctica totalidad de los puestos electivos de las Salas de Gobierno del Supremo, la Audiencia Nacional y los 17 tribunales superiores de justicia en unas elecciones a las que estaban llamados todos los miembros de la carrera. "Para muchos, optar a un cargo discrecional es como un estigma entre sus compañeros, mayoritariamente conservadores", añadió. Los vocales conservadores juegan con esa ventaja que ahora, con el apoyo evidenciado por Preciado y Perelló, se multiplica, aunque sin llegar a los 13 votos necesarios para las designaciones más importantes. La inmensa mayoría de los nombramientos que se han aprobado hasta ahora salieron por unanimidad o por muy amplias mayorías.
Frente a lo planteado por el diputado y responsable de Justicia de Sumar, la nota de Izquierda Unida defendiendo al díscolo Preciado y las apreciaciones del propio vocal al que sus compañeros del sector progresista consideran un "tránsfuga", Victoria Rosell, en una respuesta a Enrique de Santiago, explicó por qué, en realidad, la formación de una nueva mayoría conservadora con el apoyo de ese consejero y de la presidenta no era una buena noticia. A la mayoría conservadora en nueve de las 11 comisiones (las presidencias, en realidad, no importan), Rosell añadió la ruptura de la paridad. Solo en tres de ellas hay mayoría de mujeres (Igualdad, Escuela Judicial y Relaciones Internacionales), frente a ocho dominadas por hombres. Entre las presidencias, solo cuatro fueron a consejeras y las otras siete fueron para hombres. Otro de los elementos que hicieron de la maniobra de Preciado una "mala noticia" para Rosell y los vocales de izquierda fue la salida de uno de sus referentes, el juez de lo Mercantil de Barcelona, José María Fernández Seijo, que presentó su dimisión tras el Pleno.
Pero es que, además, Preciado y la otra vocal propuesta por Sumar, la fiscal Inés Herreros, ni se hablan, como recordaba Rosell y confirman fuentes progresistas. La ruptura entre ambos se produjo después de que el vocal "tránsfuga" tratara de presionarla, sin éxito, para atraerla a su terreno, lo que hubiera dado a la nueva mayoría –los 10 conservadores, Perelló y Preciado– los 13 votos que conforman la mayoría de tres quintos, la necesaria para los principales nombramientos: presidentes de tribunales, presidentes de sala del Supremo, la Audiencia Nacional y los tribunales superiores de justicia, y magistrados del Tribunal Supremo. Con Herreros, el poder de Preciado, la presidenta y sobre todo el de los vocales del PP habría sido total, pero la vocal se ha mantenido fiel al resto de compañeros de su grupo. La propuesta de reparto de comisiones que finalmente se aprobó –la presentada conjuntamente por los conservadores y Preciado– la dejó fuera de todos los órganos en juego. Solo después de que los progresistas advirtieran de que era ilegal y se reservaran "el derecho de acciones", accedieron a incluirla en la comisión de Escuela Judicial. ¿Cómo habría justificado o defendido Sumar que sus vocales sumaran 13 votos con la derecha? Los vocales conservadores siempre votan como un solo hombre. Disciplina total.
Desde su llegada al órgano, Preciado se ha encargado, además, de escenificar el conflicto con sus compañeros de grupo denigrándolos públicamente al referirse a ellos como "negociadores promovidos por el PSOE" –sin contar con que Herreros, que sigue con el resto de progresistas, fue propuesta también por Sumar– y burlarse de sus "magros resultados" pese a haberse fijado, según sostuvo, "unos objetivos que pasaban por [lograr] la presidencia del Tribunal Supremo y las dos Salas", en referencia a las presidencias de las salas de lo Penal y de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, dos plazas clave, una de las cuales debió ser ocupada por una mujer propuesta por los progresistas. Perelló, con el apoyo inquebrantable de Preciado, forzó que las dos candidatas promovidas por la izquierda retiraran sus candidaturas para dejar el puesto a dos hombres aupados por los conservadores. Para el vocal díscolo, lo más importante es haber logrado "la presidencia del Tribunal Supremo" con su "decisiva intervención". Una presidencia que, como él, ha terminado rompiendo consensos para aliarse sin complejos con la derecha.