DIÁLOGO SOCIAL

El salario mínimo crece un 52,6% desde 2016 y se convierte en el séptimo más alto de la Unión Europea

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y de UGT, Pepe Álvarez.

El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) alcanza en España los 1.000 euros al mes, lo que la convierte en el séptimo país de la UE con el suelo retributivo más alto, por detrás de los 1.374 euros de Francia. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se felicitó este miércoles, tras firmar con UGT y CCOO el acuerdo de subida, por el fuerte aumento del SMI en los últimos años. “España abandona así la gran anomalía de situarse entre los salarios más bajos de la UE”, expuso, “porque el SMI no sólo sirve para mejorar las condiciones de los trabajadores sin convenio y de los pertenecientes a los sectores más vulnerables, sino también para mover al alza en general los salarios” y de esta forma construir “un modelo económico y de relaciones laborales que se base en la productividad” y no en remuneraciones precarias.

Aunque todavía queda un último trecho hasta conseguir un SMI que equivalga al 60% del salario medio, como estipula la Carta Social de la UE y es el compromiso fijado en el acuerdo de gobierno, el salario mínimo ha crecido con vigor en los últimos años. Tras sufrir su congelación en 2011 y 2014, aumentó sólo un 3,45% entre 2010 y 2016, apenas 21,9 euros, coincidiendo con los gobiernos del PP y con la crisis financiera. Pero desde ese año hasta ahora, el SMI ha subido 344,8 euros, un 52,6% en siete años. En 2016 era de sólo 655,2 euros al mes en 14 pagas. Como se sabe, la mayor alza se produjo en 2019, cuando pasó de 735,9 euros a 900, un 22,3%. La de 2022 ha sido de 35 euros, un 3,6%.

Según los cálculos realizados por CCOO, la mejora del SMI favorecerá a 1,8 millones de trabajadores, de los que casi 300.000 tienen jornadas a tiempo parcial. También beneficiará al 20% de los trabajadores temporales y más a las mujeres, que tienen empleos más precarizados. El 31% de los jóvenes entre 16 y 24 años y el 15% de los que tienen entre 25 y 34 años verán mejoradas sus nóminas igualmente.

Contra la teología y la ciencia ficción

La rueda de prensa posterior a la firma del acuerdo se convirtió en una sucesión de datos esgrimidos por la ministra y los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez, para rebatir a quienes advierten de los efectos negativos de la subida del SMI. El Banco de España, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) e institutos de estudios como BBVA Research, advirtieron sobre una posible destrucción de empleo. La CEOE, que se ha descolgado de las dos últimas subidas, la del pasado septiembre hasta 965 euros y la de esta semana, repite que “no es el momento” para aumentar el SMI. “Contribuirá a aumentar los costes laborales y la presión sobre los márgenes de las empresas lo que, unido a otros riesgos como el encarecimiento de las materias primas o los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro, pueden llevar a un menor dinamismo económico en el futuro y a una menor creación de empleo”, explicó en un comunicado emitido el pasado lunes.

También expresó su rechazo el presidente de la Asociación de Autónomos ATA, Lorenzo Amor, para quien la subida, “más de 600 euros al año” si se suman las cotizaciones a la Seguridad Social por trabajador y año, no impactará “en las grandes empresas ni en las medianas, sino en las que no se han recuperado [de la crisis del covid]”. Además, los pensionistas o las familias que cuentan con servicio doméstico en su casa no podrán hacer frente a la subida de sueldo de cuidadoras y empleadas del hogar, aseguró. Finalmente, la CEOE atribuyó el deseo de aumentar el SMI “más a una aspiración política en el seno del Gobierno que a la lógica económica”.

Por el contrario, tanto la ministra como los líderes sindicales recalcaron que “no existe ni un dato” que corrobore esas afirmaciones. Díaz las tachó de “ciencia ficción” y Sordo habló de “teología”. Según destacó la titular de Trabajo, el sector agrario disfruta de un récord de afiliación, con 840.000 ocupados y un aumento de 58.000 cotizantes el último año. Otro tanto, abundó, ocurre con los autónomos, también con una afiliación récord de 3,15 millones, 63.297 cotizantes más en 2021 y 84.237 más de los que había en 2018. Sobre las empleadas domésticas, cuyo número en el régimen especial lleva cayendo 59 meses, Díaz culpó al cambio normativo acometido en 2015 que ha propiciado la contratación de estas trabajadoras a través de empresas. “Desde 2018”, continuó Yolanda Díaz, “hay 60.000 cuidadores profesionales más”.

El acuerdo firmado este miércoles fija para los eventuales y temporeros con menos de 120 días de trabajo un salario mínimo diario de 47,36 euros –33,33 días para el resto– y 7,82 euros brutos la hora para las empleadas del hogar externas a tiempo parcial.

La batalla de los salarios

La subida del SMI es el primer episodio de la batalla que se va a librar este año por los salarios. El próximo 3 de marzo, los sindicatos y la patronal volverán a sentarse a discutir, en este caso para intentar renovar el Acuerdo de Negociación Colectiva (ANC) que establece el marco general donde se moverán los convenios colectivos. Y se avecina una negociación muy dura. Según adelantó Unai Sordo, tan complicada como lo fue la reforma laboral.

Con la inflación disparada por encima del 6%, los costes de la energía por las nubes y resistiéndose a bajar, y las incertidumbres que aún permanecen en torno al coronavirus, los empresarios no quieren ni oír hablar de subidas salariales.

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Para rechazar el alza en el SMI la CEOE arguye que, mientras la remuneración de los asalariados prácticamente ha recuperado los niveles previos a la crisis, el excedente bruto de explotación, la magnitud de la contabilidad nacional que asemeja los beneficios empresariales, “todavía está muy lejos de normalizar su situación y continúa siendo un 6,6% inferior al de 2019”.

Mientras, lo sindicatos sostienen que los trabajadores, a diferencia de las empresas, no tienen dónde repercutir la subida del recibo de la luz, en palabras de Pepe Álvarez, y que las nóminas no pueden perder poder adquisitivo con el PIB creciendo a un ritmo del 5%. Por eso, UGT ya ha reclamado una subida del 5% en los salarios para este año, una cifra que puede moderarse a cambio de recuperar las cláusulas de revisión salarial en los convenios, desaparecidas tras la crisis financiera. “Es una negociación capital”, destacó Unai Sordo, “porque la orientación salarial para los dos o tres próximos años es estratégica para España: necesitamos consolidar un crecimiento económico basado en mejores salarios saliéndonos de la tenaza de la inflación”. Además, será la ocasión de aplicar lo que hasta el momento ha sido una “agenda legislativa”, culminada con la reforma laboral, y ahora tiene que trasladarse a las mesas donde se firmarán los convenios colectivos.

Sin olvidar, advirtieron Sordo y Álvarez, las reivindicaciones que quedaron fuera del anterior pacto para la reforma laboral: el despido y los descuelgues.

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