Trabajar para un algoritmo (opaco) más allá de Uber o Glovo: el 'avance' en el sector de los cuidados y la sanidad

Un repartidor de Glovo en bicicleta por una calle del centro de Madrid.

La actividad de las plataformas digitales va más allá del reparto a domicilio o la paquetería y ha avanzado hacia el sector de los cuidados o incluso a la enfermería o el transporte. De hecho, según constata el informe Fairwork España. Avances Insuficientes en la protección del trabajo en plataformas digitales, el nuestro es uno de los países europeos en los que esta modalidad de trabajo, mediada por algoritmos y plataformas digitales, ha ganado terreno.

“En 2021, el estudio realizado para dar soporte a la discusión de la nueva directiva europea de trabajo en plataformas estimaba que en España había algo más de 4 millones de personas (el 13% de la población activa) trabajando en la economía de plataforma regularmente”, recoge el documento. Sin embargo, y pese a que se ha ganado terreno en la lucha contra los “falsos autónomos” después de que Glovo y Uber fueran obligadas a contratar directamente, hay varios problemas que se perpetúan: la opacidad de los algoritmos, los bajos salarios y la precariedad laboral, derivada muchas veces del “abuso en la subcontratación”.

Esto no es algo nuevo, señala Raquel Boto, adjunta de la Secretaria Confederal de Acción Sindical y Empleo de Comisiones Obreras (CCOO), pero las dificultades tienen que ver con un nuevo entorno digital que aún está en construcción y que ya emplea a 43 millones de personas en toda Europa. “La transparencia es una parte fundamental, porque si un algoritmo determina las condiciones laborales y el trabajador no las conoce bien, es muy difícil que pueda defender sus derechos”, concluye.

El avance de esta economía de plataformas no se sustenta solo en las más conocidas, como las ya citadas Uber o Glovo, sino que se ha ido ampliando a otros sectores como el sanitario o el de los cuidados con aplicaciones como Livo —dedicada a la enfermería y financiada a través del fondo Yellow, creado por los fundadores de Glovo— o Cuideo, especializada en cuidado de personas dependientes. “De las 517 plataformas digitales de trabajo activas en 2021 en la Unión Europea, 226 operaban en España”, recoge el informe, que insiste en que la tendencia está consolidada a pesar de su aparente “volatilidad”.

Las hay de educación, como Superprof, Gostudent; las hay de atención psicológica, como Therapyside o Psicologoplus; o de servicios jurídicos, transporte de mercancías, etc. La lista va siendo cada vez más larga, aunque los agujeros no terminan de corregirse en lo que respecta a lo laboral. Uno de ellos es la falta de transparencia de los algoritmos que seleccionan a las personas, gestionan los tiempos de trabajo o asignan tareas, y que el análisis identifica como un “problema persistente en el sector”, ya que no se suele ofrecer a los trabajadores información clara y detallada.

Pese a que ha habido avances en los modelos de contratación y se ha reducido la incidencia de los conocidos como falsos autónomos, la subcontratación es uno de los problemas que aún persisten. “La laboralización no siempre se está llevando a cabo por medio de la contratación directa de los trabajadores por parte de las plataformas, sino recurriendo en mayor o menor medida a empresas subcontratadas, conocidas en el sector como flotas de reparto”, apuntan los analistas.

Esto provocaría que las condiciones laborales empeorasen en materia de presencia sindical, creación de convenios o rotación. Además, la contratación a tiempo parcial, sobre todo en actividades que tienen horas punta, como el reparto, también se vería favorecida por este modelo.

Algoritmos nuevos que reiteran en viejos problemas

Una de las ramas a las que se ha extendido esta economía de plataformas son los cuidados o el ámbito de la enfermería, a las que el informe dedica un capítulo. En este caso se centra en Livo, que recientemente adquirió Nursea, otra plataforma con el mismo tipo de negocio y amplió su servicio de enfermería hacia el de cuidados auxiliares.

Lo que ofrecen estas aplicaciones son puestos de trabajo para cubrir turnos puntuales “normalmente de un día de duración” o un servicio de mediación que pone en contacto a centros sanitarios privados (o públicos de gestión privada) con los profesionales. Una dinámica laboral nueva que, sin embargo, ahonda en la rotación y en los contratos de corta duración, una de las principales reclamaciones que las profesionales piden corregir.

“Si bien Livo ha emergido como una herramienta digital útil para que las empresas que actúan en al ámbito de la salud hagan frente a la escasez de enfermeras que caracteriza el sector, al mismo tiempo, parece estar contribuyendo a la intensificación de los problemas estructurales de la profesión”, concluyen los autores del informe.

Trabajar al borde del SMI o ni siquiera

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En el informe, que han realizado la Fundación Primero de Mayo, vinculada a Comisiones Obreras; junto con la Universidad Complutense y Fairwork, un proyecto de investigación internacional ligado a la Universidad de Oxford, los salarios son el otro gran escollo. Según el estudio, cuatro de las siete compañías analizadas (Cabify, Just Eat, Livo y Uber) ofrecen salarios situados apenas por encima del salario mínimo vigente en España en 2025, pero el resto no llegan. En Just Eat, que es la que mejor parada sale, el salario base de los repartidores a tiempo completo se quedó en 16.678 euros brutos anuales, 102 euros por encima del SMI estipulado para este año.

En el caso de Uber y Cabify, basándose en el convenio de los VTC de la Comunidad de Madrid, el estudio estima una remuneración de 16.632 euros brutos al año para una jornada completa. Y la última de las plataformas que aparecen por encima del SMI es Livo, orientada al sector sanitario, con una remuneración de entre 17 y 42 euros brutos por hora, dependiendo de la urgencia del servicio. “El resto de las plataformas no pudieron demostrar que el salario bruto por hora obtenido (después de gastos y tomando en cuenta el tiempo real de trabajo que dedican a la plataforma) se sitúa por encima o a nivel del salario mínimo”, señala el documento en relación con Cuideo, Glovo y Taskrabbit.

En la legislación española, la ley rider, que se aprobó en 2021, reconoció la “presunción de laboralidad” de los trabajadores que hasta entonces eran autónomos en estas plataformas. “Ese ha sido el primer paso, porque reconoce a las personas como trabajadores de una empresa”, explica Boto, quien señala que, pese a que quedan muchas cosas por corregir en el entorno digital, hay derechos reconocidos que no requieren de nuevas leyes, sino simplemente de una aplicación rigurosa de las que ya existen, como el registro de jornada o la prevención de riesgos laborales. “Ahora lo que se requiere es una acción sindical que permita crear acuerdos en la especificidad de cada empresa y cada sector”, concluye.

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