26M | 'Superdomingo' electoral

Vox hace menos ruido en una campaña donde siguió disparando contra las autonomías o las feministas

El presidente de Vox Santiago Abascal, junto a Monasterio, Ortega Smith y Espinosa de los Monteros, en el acto de cierre de campaña.

El trampolín que prometía la entrada de Vox en las instituciones parece haber agotado parte de su fuerza. Sin perder de vista las dimensiones de su irrupción en el tablero político, el partido de extrema derecha arrastra las expectativas incumplidas de los comicios generales celebrados el pasado 28A. Los pronósticos que entonces situaban a la formación como pieza clave en el bloque de la derecha, hoy miran con cautela los resultados que podría cosechar en las próximas elecciones del 26 de mayo, donde el partido disputa la batalla por las europeas, autonómicas y municipales. El sondeo publicado el pasado 9 de mayo por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dibuja un paisaje en el que Vox sería irrelevante en todas las comunidades, salvo Madrid y Murcia. La respuesta del partido ante las malas previsiones es taxativa: "Nosotros creemos que las encuestas son instrumentos de manipulación política".

El barómetro únicamente garantiza, según sus cálculos, la entrada de Vox en cuatro parlamentos autonómicos: Madrid, Murcia, Cantabria y Asturias. Y sólo en los dos primeros podría formar un gobierno a la andaluza, con la suma de Partido Popular y Ciudadanos. La situación de irrelevancia se repetiría también en las grandes ciudades: de las cinco urbes que analiza el CIS, la formación sólo obtendría representación en dos, Madrid y València, aunque en ninguna ganaría suficiente peso para lograr mayoría absoluta junto a los conservadores y la formación naranja. Precisamente los pactos poselectorales se han definido como cuestión clave a lo largo de la campaña que remató este viernes. En la Comunidad de Madrid, donde la ultraderecha sí podría ser decisiva, la candidata Rocío Monasterio se ha encargado de advertir que "Vox no apoyará a quien no se siente a negociar" con ellos, "aunque eso suponga repetir las elecciones", en una clara referencia a Ciudadanos.

Tanto Monasterio como el número dos del partido, Javier Ortega Smith, han monopolizado la recta final hacia el 26M. Ambos representan el ansiado aterrizaje del partido en Madrid, epicentro de esta campaña. Basta con entrar en la página web de la formación o en sus redes sociales para confirmar que son precisamente los candidatos madrileños quienes protagonizan la actividad más reciente de la formación. Casi siempre con un resultado no exento de polémica. La candidata a la comunidad sostuvo recientemente que en los colegios madrileños "hablan de zoofilia a niños". Por su parte, el representante de Vox para la Alcaldía de Madrid prometió llevar el Orgullo LGTBI a la Casa de Campo para evitar que "moleste a muchos madrileños" y aseguró que las mujeres "tienen derecho a cortarse las uñas" pero no a abortar. 

Los ataques contra el feminismo o el movimiento LGTBI han sido una constante desde que Vox comenzó a ganar notoriedad pública. Su candidato a las europeas, Jorge Buxadé, se retrataba al asegurar en un mítin que "a la princesa de nuestra infancia, que era Cenicienta, la maltrataba su madrastra y sus hermanastras, que son todas esas feministas feas que les dicen a las mujeres españolas lo que tienen que hacer". Buxadé ha sido además objeto de polémica no sólo por sus palabras, sino también por su pasado. En 1995, el candidato de la formación ultra se presentaba a las elecciones europeas, pero esta vez por Falange Española de las JONS. Un año después lo hacía a las generales como candidato de Falange Auténtica por Barcelona, tal y como reveló El País. Un pasado fascista del que el candidato ha reconocido no arrepentirse. Y un pasado en parte compartido por algunos de sus compañeros, como el propio Ortega Smith, admirador confeso de José Antonio Primo de Rivera. Esa sombra ha perseguido también a otros representantes del partido ultra y algunos de ellos, de hecho, han quedado por el camino en su carrera hacia el 26M, como es el caso del número siete por Alcalá de Henares, que el pasado 13 de mayo presentó su dimisión por su relación con grupos nazis, hecha pública por La Marea.

Los grandes frentes

Durante la campaña para el 28A los actos de Vox, en sintonía con las encuestas, se caracterizaron por desbordar cada plaza que pisaban. Algo que no se ha repetido esta vez. A lo largo del mes de mayo las convocatorias han sido más sigilosas y menos multitudinarias. En esta línea, la formación tampoco habla ya de eliminar las televisiones autonómicas, sino de privatizarlas. Las políticas identitarias ya no monopolizan sus discursos, sino que también han introducido medidas concretas en lo económico y apelan de forma reiterada a la "España que madruga" en un intento por seducir a la clase obrera. Sin embargo, los grandes bastiones no han desaparecido. Cataluña o la inmigración siguen formando parte del combate.

Incluso en el debate organizado por Telemadrid con los candidatos a la Alcaldía de la capital, Ortega Smith insistió en la unidad territorial y el peligro que a su juicio constituyen las fuerzas independentistas. "El 26 de mayo todos a las urnas con valentía. Nosotros no hablamos, actuamos, porque saben que nosotros no prometemos, cumplimos, porque saben que somos el partido que ha sentado en el banquillo a los que han dado un golpe contra España", decía el también secretario general de Vox.

Precisamente el cierre de campaña que ha elegido el partido tiene una fuerte carga simbólica relacionada con el el soberanismo catalán. La ubicación seleccionada no fue otra que las puertas del Supremo, en la madrileña Plaza de la Villa de París. En el Alto Tribunal se celebra desde febrero el juicio a los líderes del procés, donde el partido de Santiago Abascal ejerce de acusación popular.

La inmigración ilegal sigue estando también en el centro de la diana. Uno de los últimos movimientos del partido tiene que ver con una querella criminal presentada por miembros de la formación contra los 52 migrantes subsaharianos que entraron en Melilla a través de la valla. "Es un delito atravesar la frontera de un país soberano, con violencia y agrediendo a cuatro guardia civiles", decía el líder de la formación en la ciudad en declaraciones a El País.

La ferviente defensa de la familia, el fin de las leyes de igualdad o el veto a la memoria histórica cruzan de nuevo el grueso del discurso de Vox y así queda patente en sus programas electorales.

Europeas, autonómicas y municipales

Vox ha confeccionado tres documentos programáticos para este 26M. En el primero de ellos, sellado bajo el lema "En Europa, por España", se defiende el "respeto a la soberanía y unidad" de cada uno de los países miembros, además de su integridad territorial. El partido apuesta asimismo por poner fin a la "deformada política regional y a la complementaria política de promoción de las minorías étnicas y lingüísticas". Aunque la formación ultraderechista sí atiende a una supuesta minoría: quiere impulsar a nivel comunitario una "agencia para la ayuda a las minorías cristianas amenazadas, imitando la iniciativa de Hungría".

Respecto a la política migratoria, pide "tolerancia cero con la inmigración ilegal", pero también propone la "deportación de los inmigrantes que estén de forma legal en territorio europeo pero que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave".

En cuanto a la batalla electoral para conquistar los parlamentos autonómicos, Vox se presenta con la particularidad de ser el único partido que promulga la abolición de las autonomías. En la apertura del programa, de hecho, afirma que la creación de 17 autonomías "ha resultado finalmente un experimento fallido, muy perjudicial para los intereses generales de la Nación Española". Por eso mantiene su "crítica frontal de la actual organización territorial", un modelo, dice, "perfectamente reversible". Su objetivo último, en ese sentido, tiene que ver con que "el actual Estado de las Autonomías sea sustituido por un Estado unitario descentralizado con un solo Gobierno y un solo Parlamento".

Entre tanto, Vox dibuja las propuestas que lleva a las cámaras autonómicas. Entre ellas, reducir los cargos públicos o "impedir el enchufismo y la dedocracia". Incluye medidas económicas, asimismo, como reducir la carga fiscal a través de la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio, el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y Plusvalías municipales. También reclama una rebaja de al menos un 5% en el tramo autonómico del IRPF y garantiza la creación de centros de apoyo y formación a los emprendedores.

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Vox también recupera algunas de sus medidas tradicionales –aquellas que ya defendió en Andalucía o en sus cien medidas a nivel estatal–, como la creación de una Consejería de la Familia, la promoción de la "cultura de la vida" o la derogación de las leyes "con marcado carácter ideológico", como las normas contra la violencia de género, de derechos LGTBI, de memoria histórica o los protocolos trans, enumera.

Respecto a las municipales, la formación presenta lista en 729 de los 8.131 municipios españoles (el 8,9% del total), tal y como ha analizado infoLibre. En su programa, el partido reclama una "racionalización en la organización provincial" a través de medidas como la reducción de concejalías o la "fusión de ayuntamientos y la integración de entes locales menores en otros existentes", como ya intentó el Gobierno de Mariano Rajoy sin éxito.

Como objetivo prioritario, Vox apuesta por "reducir impuestos y crear riqueza". En esa línea, quiere reducir el IBI, rebajar al menos en un 50% el Impuesto sobre Bienes Inmuebles para familias con hijos o suprimir el Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana. También llama al fomento de la actividad empresarial, de nuevo mediante la creación de centros de apoyo a emprendedores. En cuanto a la seguridad ciudadana, los de Abascal creen necesario fortalecer las medidas de seguridad y orden público a través de una mayor dotación de policías locales y nacionales o mediante "iniciativas contra la okupación".

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