Hablemos del Interrail

Estos días hay unas cuantas familias pendientes de las andanzas de sus hijos por Europa. Es la época del Interrail, ese viaje que empezaron a preparar allá por septiembre del año pasado y que ha sido su meta durante todo este complicado curso escolar: segundo de bachillerato, la temida PAU… Se jugaban la nota para saber si podrían hacer eso con lo que soñaban.

El Interrail ha sido la zanahoria que les ha motivado en esas eternas tardes de biblioteca, en esos madrugones en fines de semana, en esas panzadas de estudiar. Y, cuando ha llegado por fin el momento, el esperado viaje, ha sido un desastre.

Desde su primera parada, los mensajes no han podido ser menos tranquilizadores. “Han detenido a un tipo en la discoteca porque estaba pinchando a chicas con una jeringuilla, inyectándoles, vete tú a saber qué combinación de drogas. Dos han acabado en el hospital”. Muchos padres y madres no podían creer los que les contaban al otro lado del teléfono. ¿Cómo?, y ¿la policía?, ¿le han detenido?.

En fin. Primera parada, primera ciudad y piensas que han tenido mala suerte, que, igual, se han metido en una discoteca poco aconsejable. Bueno. A ver cuándo se van a la siguiente ciudad, para estar más tranquilos.

Bueno, pues el viaje, una tortura. Los retrasos del AVE son un chiste comparado con cómo están funcionando los trenes en Europa. No han cogido ni un solo tren de los que tenían reservados. Todos: o se han retrasado, o cancelado, o les han dejado tirados a mitad de trayecto, dos horas parados sin poder ir a ningún sitio.

Llegan, por fin, a la ciudad de destino. Van a salir, todos juntos. Siempre juntos porque han aprendido que, quizás, esas ciudades por las que se mueven no son tan seguras como la suya. Y misma experiencia: policía, ambulancias y detenidos por ir pinchando a grupos de chicas “algo”.

Y empiezas a pensar que esto del Interrail, esto de que más de 15 mil chavales de entre 17 y 18 años se muevan prácticamente en manada, por las mismas ciudades, haciendo el mismo trayecto, no es una gran idea. Se han convertido en el blanco fácil de todos los que buscan hacer algo malo: robar, atracar, ofrecer drogas, o lo que sea…

Esto de que más de 15 mil chavales de entre 17 y 18 años se muevan prácticamente en manada, por las mismas ciudades, haciendo el mismo trayecto, no es una gran idea. Se han convertido en el blanco fácil de todos los que buscan hacer algo mal

Y piensas por qué nadie antes te había contado esto. Y por qué nadie habla de esto. Así que, a pesar de la que está cayendo, me permito poner un altavoz hoy, aquí, sobre esto. Lo de los “pinchazos” a chicas está pasando, estos días. Muchas de ellas han acabado en el hospital: el tipo les metió una mezcla de drogas. Faltan controles, falta vigilancia. Hay agencias que hacen cobertura a los estudiantes durante estos días, pero eso es insuficiente. No son ellos los encargados de velar por su seguridad.

El Interrail, ese viaje que se hacía con mochila y antes de empezar la universidad para tener nuevas experiencias, conocer Europa de otra forma, ha degenerado bastante. Y hace mucho tiempo. A este paso, me temo que acabará convirtiéndose en un pésimo plan para un grupo de chicos y chicas que lo único que buscan es olvidarse de un año de mucha presión y divertirse con esos amigos de toda la vida.

Alguna madre me confesaba: “Deseando que vuelvan y se vayan a las fiestas del pueblo”. Pues sí. 

Más sobre este tema
stats