Torrejón, un modelo mortal Pilar Velasco
Es una ley física que se repite todos los años. Hacia mitad de julio aparece del día 18. En épocas que ya se deslizan en una HISTORIA podrida, bautizado como el del Alzamiento Nacional para limpiar la PATRIAAAAAAAAAA de comunistas, socialistas, anarquistas, liberales, masones, ateos, librepensadores e izquierdistas sin afiliación determinada con el fin de purificar a la sociedad española de todos los “malhechores” que querían hacer de aquella PATRIAAAAAAAAA un títere a las órdenes de Moscú. Un ilustre historiador de la literatura, de cuyo nombre no quiero acordarme, lleva años manteniendo que el programa a tal efecto lo explicó Francisco Largo Caballero unos días antes a un grupo de periodistas nada menos que en la embajada republicana en Londres. Ha mantenido el mismo sonsonete en varias ediciones de un libro que prefiero no mencionar. Que yo sepa nadie ha expuesto públicamente su nombre. Servidor lo hizo en tiempos que llevaba un blog. No desperté la menor atención.
Sin embargo, todavía hoy, 2025, predominan las leyendas y la desinformación. Líderes en tal empeño suelen ser periodistas de medio pelo e incluso historiadores de derechas, muy empeñados en las guerras culturales de nuestros días, y respaldados por políticos o aficionados de Vox y del PP. No se les conoce en general por su exploración de archivos. Quizá intuyen que no es necesario. Se ven en posesión de la verdad y con la verdad no se juega. Lo que importa es seguir engañando a la población y, en particular, a las jóvenes generaciones. A ellas, naturalmente, pertenece el futuro.
Sobre este futuro no cabe documentar nada. Pero sobre el pasado, sí. Retazos, acciones que dejan huella en archivos y manipulaciones menos sofisticadas y tecnificadas como las de hoy, pero manipulaciones a fin de cuentas, proliferan y se expanden por el éter merced a las modernas técnicas de desinformación política, social y cultural.
La preparación del golpe del 18J tuvo un largo recorrido. Solo imperfectamente ha podido reconstruirse. Los vencedores arrasaron en todo lo posible con la documentación en la que fueron plasmando sus intenciones y sus planes
En realidad la preparación del golpe del 18J tuvo un largo recorrido. Solo imperfectamente ha podido reconstruirse. Los vencedores, que hicieron picadillo de quienes se mantuvieron firmes en defensa de la Constitución de 1931 y de la República, arrasaron en todo lo posible con la documentación en la que fueron plasmando sus intenciones y sus planes. Afortunadamente fueron un tanto chapuzas y no destrozaron todo, aunque sí una gran parte.
Desde 1935, cuando uno de los jefecillos de la trama civil, un abogado del Estado, excatedrático de Derecho, exministro de Gracia y Justicia de la Monarquía, expresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y, naturalmente, exdiputado de las Cortes, expuso al Duce que si por un azar (que Dios no quisiera) las izquierdas ganaban las próximas elecciones, ellos, los monárquicos y los militares se sublevarían.
En paralelo, los escalones civiles y militares de la conspiración miraban lejos y se pusieron en contacto con agentes petroleros extranjeros porque, lógicamente, tanto civiles como militares levantados en armas iban a tener necesidad de combustible.
La República (a cuyos rectores les llegaban estas noticias sobre los preparativos) no quiso, no supo o no pudo cortar la conspiración. Sus espías, infiltrados entre los conspiradores civiles y militares, mantuvieron un chorro de informaciones con destino a la Superioridad. Su tenor se desconoce. Los papeles de los jefecillos de la conspiración también han desaparecido, salvo por algunas copias de las instrucciones del general Mola a quienes iban a sublevarse. Se han exagerado hasta el paroxismo, pero lo que han dado es una visión alicorta y descontextualizada de lo que se estaba haciendo. Otros papeles que no se guardaron pero que alumbrarían puntos oscuros de la conspiración no se han aprovechado. Muchos se esfumaron por las chimeneas antes de la sublevación o se quemaron después para borrar complicidades.
Quien esto escribe se ha topado, durante años, con una notable desidia por parte de las autoridades en seguir las pocas pistas que todavía quizá queden. Quizá futuros historiadores tengan más suerte, si no es que los papeles, material débil si los hay, se esfumen también en forma de humo.
Es decir, sigue habiendo lugar para querer mantener un ligero optimismo, aunque en ausencia de papeles clave los interrogantes subsistirán.
Lo que sí podemos decir es que los cuentos chinos narrados por la escuela de historiadores amamantada por Ricardo de la Cierva en relación con los orígenes de la sublevación de julio de 1936 están destinados a la hoguera de las vanidades.
¿Sería tan difícil para la Administración, sobre todo en los ministerios de Defensa, Interior y Justicia, abrir sin restricciones los papeles relacionados con la conspiración y luego con la dictadura? En el bien entendido que de no hacerlo de manera rápida, eficiente y generalizada en lo que queda de legislatura es invitar a mantener la situación durante otra, ¡no lo quiera el Señor!, del PP y VOX.
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Ángel Viñas publicará junto con Guillem Martínez Molinos 'El oro negro de Franco' en Ed. Crítica.
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