La estrategia de la derecha
Mazón replica el manual de Camps con una dimisión que refuerza sus privilegios
La historia no se repite pero rima, o si no que le pregunten al Partido Popular de la Comunitat Valenciana. Carlos Mazón es el tercer jefe del Consell que dimite de su cargo tras Eduardo Zaplana y Francisco Camps, también del PPCV. El primero abandonó el Palau de la Generalitat para formar parte del Gobierno de José María Aznar en el año 2002 como ministro Trabajo; el segundo dimitió presionado por la dirección nacional encabezada por Mariano Rajoy, por el llamado caso de los Trajes. "Voluntariamente ofrezco mi sacrificio para que Mariano Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno", dijo Camps en su despedida. Era el año 2011 y abandonaba el cargo tras haber ganado solo unos meses antes por mayoría absoluta en las elecciones autonómicas. Cedió el testigo a Alberto Fabra, entonces alcalde de Castelló, pero se mantuvo como diputado en Les Corts toda esa legislatura para no perder el aforamiento.
Se trata de un caso similar al de Mazón, que este martes acudió a la toma de posesión de su sustituto y hasta ahora lugarteniente, Juanfran Pérez Llorca. Ambos, sin embargo, evitaron el tradicional 'paseíllo', en el que el nuevo president recorre la breve distancia entre Les Corts y el Palau sede del Gobierno, donde es recibido por el jefe del Consell saliente ante representantes políticos e institucionales, así como ante los ojos de curiosos que se acercan para ver el traspaso de poderes entre los dos dirigentes. En este caso, ninguno de ellos ha querido exponerse a los previsibles abucheos que hubiera recibido Mazón, como le ocurre desde la dana.
Mazón trató de pasar desapercibido y ni acompañó a Pérez Llorca en su entrada —como hicieron el secretario general del PP, Miguel Tellado, y la alcaldesa de València, María José Catalá—, ni entró con él al hemiciclo —como los consellers—. Es más, accedió al mismo por una puerta secundaria y ocupó el asiento 97, un escaño ubicado en la última fila, en lo que coloquialmente se conoce como "el gallinero". Es, precisamente, donde se suelen situar los diputados que gozan de una menor visibilidad y estuvo flanqueado a su derecha por los parlamentarios de Vox. Un lugar que, según el portavoz del PP, Nando Pastor, pidió ocupar el propio Mazón. "Ha querido estar lejos de cualquier tipo de protagonismo y su voluntad se ha respetado", afirmó el síndic (portavoz) conservador, que lo calificó como un "gesto de humildad", aunque evitó aclarar si en los próximos plenos el expresident se sentará también en la última fila.
Aunque ni Pastor ni el propio Pérez Llorca citaron en ningún momento a Mazón en el pleno de investidura del pasado jueves –un gesto que no pasó desapercibido y con el que el PP pretende visibilizar una nueva etapa–, los conservadores le premiaron este lunes al elegirlo como nuevo presidente de la comisión de reglamento de Les Corts Valencianes, que comporta un plus mensual de 634 euros en su sueldo de diputado. Se trata de una comisión que no se ha reunido en toda la legislatura, que no tiene carácter legislativo y que aborda la modificación del reglamento del Parlamento. La última vez que se convocó fue en octubre de 2020. Según el síndic del PP, no se trata de un "trato de favor" sino de un "trato de igualdad", porque, argumenta, "todos y cada uno de los diputados" que no forman parte de la Mesa o de la Junta de síndics "ocupan una secretaría, o una portavocía o una presidencia de comisión".
Aforados y con despacho, asesores y chófer
Mazón busca emular así a otro president que se creyó eterno y que entre 2003 y 2011 construyó un Gobierno que fue desmoronándose por la corrupción. Camps también decidió quedarse en Les Corts y encontró acomodo en la tercera fila del hemiciclo, flanqueado por la entonces alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y por la de València, Rita Barberá, con quien inició su carrera política en el Ayuntamiento de la capital del Túria. Ambas defendieron su decisión de continuar como diputado y lo definieron como una "persona honestísima, íntegra y buena", en palabras de Castedo. A diferencia del jefe del Consell saliente, fueron muchas las muestras de apoyo públicas que tuvo Camps de los suyos pese a estar investigado judicialmente.
El expresidente valenciano mantuvo el acta toda la legislatura, lo que garantizaba el aforamiento que tienen los diputados autonómicos, condición que obliga a que los procesos judiciales en los que puedan estar implicados sean investigados siempre en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV). Sucede lo mismo en el caso de Mazón, ya que la titular del Tribunal de Instancia 3 de Catarroja que instruye la investigación sobre la dana, Nuria Ruiz Tobarra, puede recabar indicios contra el exjefe del Consell para elevar una exposición razonada al TSJCV, aunque no puede investigarlo directamente. Sin embargo, el cerco sobre él se estrecha cada vez más después de que Ruiz Tobarra haya pedido la testifical de todas y cada una de las personas que tuvieron algún contacto visual o telefónico con el presidente de la Generalitat, entre ellas sus escoltas, asesores y la periodista Maribel Vilaplana.
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Una cuestión sí diferencia a Camps de Mazón y es que el primero renunció a su sueldo de diputado en Les Corts de manera voluntaria. Lo hizo porque, al completar una legislatura, entró a formar parte del Consell Jurídic Consultiu de por vida, lo que le garantizaba mayor sueldo —incompatible con el de diputado—, además de coche oficial, chófer, escolta y la posibilidad de abrir una oficina. Una oficina que la Generalitat valenciana no ha tardado ni 24 horas en activar tras la marcha de Mazón. El exbarón del PP ha fijado una dirección en un edificio de la Administración autonómica, en la calle Ingeniero Lafarga de Alicante, ciudad en la que tiene su residencia habitual, como sede de dicho despacho. La misma norma permite al expresidente asignar dos puestos de trabajo con funciones de asesoramiento y una plaza de conductor, que dependerán orgánicamente de la Presidencia de la Generalitat.
Una presencia anecdótica
Pero más allá de los aspectos formales (y los privilegios), lo que busca Mazón es emular la estrategia de Camps y apartar el foco mediático de su figura. "Esto ya lo vivimos, y creo que pasará como en 2011. Los primeros meses había mucho 'runrún' con Paco [Camps], pero después su presencia era poco más que una anécdota", señala un cargo del PPCV en conversación con infoLibre. Lo cierto es que Camps destacaba más por sus ausencias que por su presencia, ya que desde que dejó el cargo de president en julio de 2011 estuvo siete meses sin acudir a Les Corts. No hizo acto de presencia hasta febrero de 2012, cuando se reincorporó después de ser declarado "no culpable" por el tribunal popular. Sus ausencias eran objeto de las chanzas de la oposición para cargar contra la falta de liderazgo de Alberto Fabra.
En esa legislatura, Camps no estuvo adscrito a ninguna comisión parlamentaria, por lo que tampoco acudió a ninguna de las reuniones. Ese no será, en principio, un problema para Mazón, ya que la comisión que preside no se reúne desde hace más de cinco años. El entonces síndic del PP, Rafael Blasco, justificó la ausencia de Camps alegando "circunstancias personales", palabras que también podrían aplicarse a lo que sucede en estos momentos con Mazón. Tras su dimisión el pasado noviembre, desde su equipo explicaron que iba a "parar unos días" su actividad para tomar unos días de descanso porque así se lo exigía su familia; también dijeron que iría a una consulta médica.