La lucha entre las derechas

Al PP le pasan factura sus gobiernos autonómicos frente a un Vox que le quita más de un millón de votos

Cientos de personas durante una concentración para pedir la dimisión de Carlos Mazón tras la gestión de la dana,

Más de un millón de personas que votaron al Partido Popular en las elecciones del 23J escogerían ahora la papeleta de Vox. Esa es la principal conclusión a la que apuntan barómetros como el de 40dB, Sigma Dos, Opina 360 —la nueva encuestadora de Iván Redondo, exjefe de gabinete de Pedro Sánchez— que dibujan la misma tendencia de la que viene advirtiendo el Centro Investigaciones Sociológicas (CIS) desde hace meses: el auge de la extrema derecha amenaza el liderazgo del PP en las encuestas frente a un PSOE que resiste mucho mejor de lo que a Alberto Núñez Feijóo le gustaría. Ni la dura estrategia de oposición contra Sánchez a nivel nacional ni la gestión del PP en las once autonomías en las que gobierna han logrado impulsarles. Todo lo contrario, Vox aprovecha los errores de los conservadores para crecer todavía más.

Para Feijóo era muy importante empezar el nuevo ciclo electoral con buen pie y situar en el imaginario colectivo que la gestión del PP en las comunidades autónomas es ejemplar, un modelo de lo que él quiere hacer si gana las generales de 2027. Actualmente los conservadores gobiernan en once de las diecisiete comunidades—además de en las dos ciudades autónomas—. Un poder territorial, logrado en muchos lugares gracias al apoyo de Vox, que ha servido de palanca para confrontar con el Gobierno central.

Sin embargo, ese poder también implica responsabilidad y las actuaciones del presidente valenciano Carlos Mazón en la riada de 2024, que acabó costando la vida a 228 personas, y de su homólogo en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco en agosto, con tres muertos, más de 166.000 hectáreas arrasadas, poblaciones destruidas por las llamas y enclaves únicos de la comunidad fatalmente dañados, complican ese objetivo y acusan un desgaste que va más allá de la propia acción de gobierno y que canaliza Vox.

El PP utilizó en ambos casos el mismo manual de control de daños. Pese a que la gestión de ambos Ejecutivos ha estado marcada por manifestaciones de protesta y exigencias de dimisión, desde el PP trataron de culpabilizar al Gobierno central. En la Comunitat Valenciana tanto el Consell de Mazón como Génova intentaron, sin éxito, dirigir la responsabilidad a la entonces vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a pesar de que las responsabilidades en materia de prevención de catástrofes y protección civil están claramente en manos del gobierno regional. En Castilla y León se repitió el mismo mensaje, señalando en este caso a los ministerios de Defensa, Interior y también a Transición Ecológica por supuestamente haber regateado medios estatales en la lucha contra el fuego, a pesar de que no hay ninguna evidencia que lo demuestre.

Comunitat Valenciana

Uno de los datos más llamativos de la encuesta de 40dB es el crecimiento de la intención de voto a Vox en solo un mes en la Comunitat Valenciana: del 20,7% en septiembre al 26,2 % en octubre. La extrema derecha crecería a costa del PP pero también de los indecisos y abstencionistas, desencantados con la gestión de Mazón pero también con los partidos tradicionales. Tampoco remonta la imagen de Mazón. Según una encuesta realizada por Lápiz Estratégico Consulting con motivo del Nou d’Octubre —el Día de la Comunitat— el 82 % cree que el jefe del Consell debería dimitir tras su actuación el día de la dana, y un porcentaje mayor aún, el 90,2%, considera que tampoco debería ser el candidato del Partido Popular. Una percepción también extendida entre los votantes del PP, ya que uno de cada cinco cambiaría su voto a Vox.

Así, el principal beneficiado de la negligente gestión de Mazón sería, según estos sondeos, el partido de Abascal, que aprovecharía la desconfianza institucional generada tras la dana. Durante las primeras semanas tras la riada se popularizó el "sólo el pueblo salva al pueblo", antaño grito de liberación y autogestión popular, capitalizado por una ultraderecha sin responsabilidades ni autonómicas ni estatales. La extrema derecha valenciana suma, además, los vestigios de lo que se llamó blaverismo, el movimiento regionalista anticatalán de derechas surgido frente al valencianismo de izquierdas, que Mazón trata también de capitalizar ahora con una ofensiva que incluye desterrar a los autores catalanes de la asignatura de valenciano.

Con todo, según trasladan fuentes del PP valenciano a infoLibre, Mazón tratará de convencer a Feijóo de que le deje repetir como candidato, mientras que en Génova fían su futuro "a la reconstrucción" (a pesar de que el gran fichaje que hizo el president tras la dana, el militar Gan Pampols dejará su cargo dentro de algunas semanas) sin aportar más detalles para no comprometer su apoyo. Génova no quiere arriesgarse a perder una plaza tan importante como la valenciana, como sucedió en el año 2015 cuando Alberto Fabra obtuvo 31 escaños y la izquierda, con Ximo Puig a la cabeza, pudo sumar los para obtener la presidencia de la Generalitat, donde se mantuvo dos legislaturas hasta las pasadas elecciones autonómicas. Lo que sí descartan tanto en la dirección nacional como en el PP valenciano es replicar la mayoría absoluta que tuvo el PP durante veinte años, desde 1995 hasta 2015.

Castilla y León

En Castilla y León las encuestas publicadas antes de que el fuego sacase a la luz la planificación de la lucha contra los incendios en esta comunidad, apuntaban a que Mañueco estaría en situación de volver a gobernar, aunque de nuevo teniendo que apoyarse en un acuerdo con Vox. Sobre el papel, el PP, como responsable de la pésima gestión forestal en la comunidad, es el principal señalado por lo ocurrido, pero la situación a su izquierda, con un líder del PSOE que todavía no está consolidado y con Podemos y Sumar yendo por separado, da margen al bloque de la derecha.

Para Mañueco, el riesgo es que la oposición logre fijar la idea de que la gravedad de lo ocurrido ha sido consecuencia directa de los recortes ordenados por la Junta y del abandono en que se encuentran las áreas rurales de Castilla y León. Una narrativa que podría reforzar las candidaturas de Vox, especialmente si acaba imponiéndose la narrativa de que lo sucedido es consecuencia por igual también del Gobierno de Pedro Sánchez.

En este contexto en el PP confían en que Mañueco mejore los 31 escaños de 2022, pero no esconden que está todavía lejos de los 41 para gobernar sin depender de nadie. Así, ya avanzan que la extrema derecha crecerá pese a las tensiones de la dirección nacional con el que fuera su portavoz, Juan García Gallardo, porque la gestión de la crisis será munición electoral. Y el voto de castigo será para Vox.

Andalucía

El PP tampoco puede presumir de gestión en la Junta de Andalucía de Juanma Moreno, en la que el escándalo de las mamografías, que ha puesto en peligro a un número indeterminado de mujeres que en la comunidad andaluza se han sometido a pruebas diagnósticas para prevenir el cáncer de mama, ha encendido las alarmas en el PP andaluz. A escasos meses de las elecciones, el deterioro de la sanidad pública en Andalucía, que sindicatos y plataformas sociales vienen denunciando desde hace años, amenaza la plácida mayoría absoluta de Moreno en beneficio de la extrema derecha.

Hasta ahora la Junta se aferraba a la sensación de que la percepción del deterioro de los servicios públicos de salud no era generalizada. Pero lo ocurrido con el cribado del cáncer de mama en Andalucía ha hecho sentir en primera persona, al menos a la mitad de la población, que el abandono de la sanidad pública tiene consecuencias reales y concretas. Y ahí es donde el Gobierno andaluz se ha dado cuenta de que tiene un problema.

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Aunque en el PP no tienen dudas de que Moreno será de nuevo el más votado en los próximos comicios autonómicos, lo que sí está en riesgo es su mayoría absoluta. Según el barómetro del Centra y SigmaDos, Vox crece sobre todo en zonas rurales y del interior, aunque se trata de una subida generalizada ya que ganaría un escaño respecto a 2023 en Almería, Huelva, Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén y Málaga. Es decir, Vox pasaría de 14 a 18 escaños, mientras el PP perdería entre 4 y 6 representantes.

Los casos de Murcia y Aragón

En Murcia, en el entorno del presidente autonómico Fernando López Miras llevan días reconociendo la subida de Vox en privado. El barómetro de verano del Centro de Estudios Murciano de Opinión Pública (CEMOP), el "CIS" de esta Región, apuntaba a un sorpasso de Vox al PSOE, que ya sería la segunda fuerza en la región tras robar tres escaños al PP. Para el CEMOP, el giro político a favor de Vox se vio exacerbado tras la 'cacería' de migrantes en Torre Pacheco y tras la polémica en Jumilla.

En el caso de Aragón, Jorge Azcón sueña con una mayoría absoluta que, por el momento, no le dan sus encuestas internas, ya que la extrema derecha también gana posiciones. . En el PP creen que podría ganar de manera holgada las elecciones gracias al tirón de las inversiones, que ya suman una previsión de 58.000 millones, y a su discurso contra las políticas del Gobierno, pero tampoco lograrían librarse de los ultraderechistas.

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