Esther Gimeno, cómica: "Los defensores de la libertad siempre son los más fachas"
Cómica, actriz y guionista, Esther Gimeno (Zaragoza, 1975) lleva dos décadas moviéndose por escenarios de todo tipo y se ha convertido de un tiempo a esta parte en la válvula que descomprime la presión de la actualidad política en Malas lenguas, el programa de TVE que menos gusta a la derecha (bueno, uno de ellos, otro de tantos). Además, el próximo 21 de noviembre recala en el Teatro Infanta Isabel de Madrid con su espectáculo ¡Arrepentíos!, que ella misma define como "monólogo-sermón". Pero mejor que sea ella misma quien nos cuente esta y otras muchas cosas.
¿Qué es ¡Arrepentíos!?
Es un show que yo llamo monólogo-sermón. Es una homilía de lo que a mí me da la gana (risas), con mucho humor. Igual que los curas se preparan los temas que tocan según la actualidad y las necesidades de la Iglesia, yo me los preparo según las necesidades y carencias sociales que veo.
¿Y cuáles son esas faltas?
Hay muchas. La paranoia y la esclavitud de la estética para las mujeres. También el edadismo. No falta la religión y sus derivadas, con sectas, flipadas, místicas, espirituales y todo eso, ni tampoco la política, la meritocracia o el patriotismo.
Ya que hablamos de homilías, ¿cree que hay algo más detrás de esta supuesta vuelta de los jóvenes a la religión y la estética católica, que llega incluso a la cultura popular?
La mía es una homilía, pero muy atea (risas). Yo no creo en nada, solo creo en lo de irte lejos y perderte para encontrarte, algo que yo llamo vacaciones, la mejor religión que debería practicar todo el mundo, aunque a veces no puede. Más allá de eso, esa especie de vuelta a la religión tiene todo el sentido, porque el pendulazo está siendo fuertecito, a pesar de que hay también mucha gente joven poniendo resistencia para compensarlo. Pero sí, con ese pendulazo fuertecito, que estamos viendo también en Estados Unidos, se viene control religioso otra vez. Porque, además, es una manera muy fácil de ponerle cotas a la gente, con lo cual no puedes abortar, no puedes tener sexo con una persona de tu mismo género. A eso se le pone la pátina de algo divino, con el peligro de que sea algo como cuqui en plan 'cómo mola la estética de monja un poco macarrilla'. Eso es como cuando te decían 'este cura es muy cercano'; ya, pero es un cura. Así que sí, me temo que el pendulazo conservador viene con religión, con el pack completo, con todas sus aplicaciones, por lo que más resistencia habrá cuanto antes lo veamos.
Hay que usar ya el humor para explicar las cosas, no solo para reírse. Por ejemplo, se puede usar para explicar ventajas y desventajas de tener o no sanidad pública
¿Qué tiene que ver el 'humor protesta' con la 'canción protesta'?
(Risas). Creo que la ventaja del humor protesta con respecto a la canción protesta es que la segunda te deja en el drama. Que está muy bien porque te hace pensar, mientras con el humor te puedes reír de esas mismas mierdas, y ese ya es un punto más interesante para la revolución. Eso de 'si no se puede bailar no es mi revolución' o 'si no se puede reír no es mi revolución' me parece fundamental. Porque, si no, nos dejan en la pena, la apatía, el mal rollo, y eso es parte de lo que se está intentando hacer: dejarnos de bajona. ¡Y no me da la gana! Lo que yo llamo 'humor protesta' es lo contrario a eso, es espabilar y ponernos las pilas para que esto cambie. Y, por lo menos, si no lo puedes cambiar te ríes de ello (risas).
¿Entra mejor la actualidad política con humor?
Tengo la teoría de que el drama solo habla a convencidos, mientras el humor llega a gente que le ha pillado despistada. Con el drama ya sabes lo que hay. La comedia abarca más cosas porque te genera una tensión y luego te relaja, te deja más disponible para un mensaje. Por eso, para mí el humor sí que es dios. A veces se menosprecia el humor, pero como es algo que has elaborado para que entiendan tu punto de vista, puedes estar tocando temas de calado. Esa es la ventaja que tiene el humor, que puede acercar a la gente ciertas cosas más difíciles y luego encima reírte de ellas. O reírte de ti.
¿El humor nos libera del miedo a vivir?
Qué bonito eso. Sí. Es que puedes estar hablando de un miedo y, en el momento que te ríes de él, lo estás desactivando. Pero ojo, porque ese es un peligro a veces cuando te ríes de los nazis, porque parece que también les estás desactivando un poco. Yo me estoy riendo de Ayuso, de Trump, de quien sea, pero a lo mejor les estoy acercando a la gente y ahí tengo mi debate. Hay que darle muchas vueltas para que no sea desactivar lo que realmente suponen ciertas cosas.
¿Estamos haciendo demasiados chistes sobre la ultraderecha en lugar de tomárnosla verdaderamente en serio? Porque no tiene ninguna gracia.
Esto me empieza a preocupar y creo que hay que usar ya el humor para explicar las cosas, no solo para reírse. Se puede usar para explicar ventajas y desventajas de tener o no sanidad pública, por ejemplo. ¿Qué te pasaría? Cachondeos aparte. El humor es generar una tensión y luego liberarla, ese es un mecanismo muy básico. ¿Qué nos pasa con esa gente de ultraderecha? Nos genera una tensión, una preocupación, y la liberamos. Pero hay que empezar a ver otras soluciones del humor como herramienta y no solo enfocarnos en los que nos están jodiendo la existencia. ¿A dónde quiero ir yo? A esto, pues te lo voy a defender porque te lo comparo con esto otro.
¿Ir más allá de la caricatura?
Es que la caricatura te hace empatizar con el personaje. Eso se estudió en la primera campaña de Donald Trump, con todo el mundo cachondeándose, ¿pero al final qué pasó? Pum, presidente. Y la secuela está siendo todavía peor, porque ha venido reafirmado.
¿Es momento, por tanto, de señalar a través del humor que quizás hemos dado por hechas muchas cosas que nos ha costado tanto tener? Empezando por la democracia misma.
¡Pero vamos! Igual hay que empezar a hacerlo más básico. Yo he llegado a la conclusión de que todo lo que tenemos es bueno porque lo he mamado por mis padres, por el momento histórico. Y no se trata de que sean más o menos tontos o estén más o menos informados, pero es que otras personas no han vivido lo mismo y no tienen ese bagaje. Igual hay que empezar por algo tan básico como '¿qué significan los impuestos?' Estamos dando por hecho que hay cosas que van a estar ahí siempre, pero no van a estar ahí siempre si no las defendemos. Yo creo que estamos un poco en shock como sociedad, y no nos lo podemos permitir más.
Estamos dando por hecho que hay cosas que van a estar ahí siempre, pero no va a ser así si no las defendemos. Estamos un poco en shock como sociedad, y no nos lo podemos permitir más
Es que el pendulazo fuertecito del que hablaba está ocurriendo muy rápido, en poco más de una década desde el 15-M.
Y ocurre que, al mismo tiempo, ha habido una generación muy grande de gente joven muy concienciada y creíamos que eso era el grueso, que se iba a quedar ahí. Veíamos que estábamos alcanzando cositas ya a nivel profundo, no solo en que haya sindicatos o el Gobierno haga leyes, sino que la base de la población estaba asumiendo como propios todos esos planteamientos. Pero ahora, de repente, muchos dicen que el feminismo ha ido demasiado lejos, eh, cuidado. Lo hemos tocado con la puntita a los dedos, pero justo por eso hay que reaccionar ya.
¿Está el patriotismo de capa caída?
Sí, efectivamente. Ojalá hubiese más patriotas de defender un país que tiene su diversidad, que fueran patriotas en defender a todos y todas las españolas, no solo los que a ellos les caen bien, o de pagar sus puñeteros impuestos. Cada vez que alguien dice 'España', yo digo 'este cotiza en Andorra'. Es así, pero que no vengan a darnos lecciones de cómo llevar el país, que se queden donde están. Pero sí, hay poco patriota de verdad en el sentido de realmente defender al país en toda su amplitud, en toda su variedad. Y en todo lo que significa defender a un país, no solo de boquilla.
El ascensor social era maravilloso, pero se ha atascado
Mencionaba antes la meritocracia, algo también relacionado a su manera con este patriotismo real. ¿Tiene solución la avería del ascensor social?
Ese ascensor social era maravilloso pero se ha atascado. Nuestra generación lo pudo hacer, pero tú ya no puedes asegurarle a alguien que estudiando y con esfuerzo pueda subir. Evidentemente, siempre ha habido diferencias y gente que venía ya con un pan debajo del brazo, pero podías estudiar, conseguir metas, cambiar de estrato social de alguna manera. Elegir, vaya. La educación está jodidísima en ese sentido como ascensor social, ya vemos lo que pasa en la Universidad Complutense. También la sanidad, aunque no sea directamente ese ascensor social, si tienes que pagar para que te traten. Y también es un problema si tienes que tener tres trabajos porque no llegas a fin de mes y no puedes seguir formándote para mejorar.
Hablemos de Malas lenguas. ¿Cómo prepara sus monólogos?
Los temas son los del día. Hay un equipo de guion que trabaja muchísimo, pero como también soy cómica yo le añado mis cosas y hago mío el texto. En definitiva, contamos lo que nos da la gana dentro de los temas que hay con libertad absoluta. Y para la gente que dice ciertas cositas por ahí, yo no tengo a Pedro Sánchez a mi lado diciéndome 'cuenta esto o lo otro'.
¿Es la mezcla de la política con lo cotidiano el secreto de sus monólogos? Es muy divertido el que compara el Congreso con una cena familiar de Navidad.
Es que el Congreso parece una cena de Navidad, con gente de izquierdas, gente de derechas y el rey hablando sin que nadie le haga ni caso. Eso sí, en mi casa no hay nadie de derechas (risas).
¿Por qué tiene tan buenas audiencias TVE en general y Malas lenguas en particular?
Creo que había mucha gente que estaba huérfana, que podía tener algún medio de referencia de prensa de toda la vida, pero que en televisión no había. Además, se está mezclando información de una manera muy hábil con el entretenimiento, siempre diferenciando bien lo que es cada cosa. Lo que yo hago es una sección de humor y todas mis idas de tono se entienden como chistes y exageraciones. También se le da cabida a todas las edades de todos los espectros y géneros, que es lo que al final la gente pide. Ojalá siga yendo para arriba, pero no por mí o por el programa en concreto, sino por lo que significa socialmente en muchos aspectos.
No le gusta nada a Vox el programa.
Bueno, cuando dicen eso de que se van a cargar Malas lenguas, a Silvia Intxaurrondo, yo pienso 'si lo está diciendo esta gente, es que vamos bien'. Porque los que lo están diciendo son los defensores de la libertad, que son siempre los más fachas.
¿Ha mejorado con los años la igualdad en la comedia o el machismo sigue estando muy presente en el gremio?
ELYELLA: "Las 'bandas de chicas' no son un género, pero hay que hablar de ellas para visibilizarlas"
Ver más
Voy por el lado del edadismo y, si te fijas, en Malas lenguas hay gente de todas las edades. Probablemente, es de los pocos sitios donde hay una cómica de cincuenta años, que soy yo. Porque si ves el reparto en general, puede haber tíos de cincuenta y tantos, pero tías de menos de 35, con lo que hay ahí un mínimo de selección que siempre está: la estética o el físico. Igual hay un problema ahí de que el productor que elige está focalizando en algo concreto. También hay otro punto bastante más agotador para nosotras, que es el machaque constante con nuestro físico, con la edad, y de ahí las burradas que se nos dicen en redes sociales, que no están incluidas en el sueldo. En cualquier caso, ahora hay un subidón de cómicas, que ya era súper necesario, pero todavía hay que ir más lejos y que haya más de todos los perfiles, tamaños y edades. Fíjate lo que le cayó a Lalachús, que le decían 'está gorda' y respondió ella: '¡no me digas! ¿Y sabes lo que también tengo gordo?'. Me encantó eso. ¿Cuántos señores gordos no han pasado por la tele previamente? No pongo el foco en las cómicas que están, digo que la selección sigue siendo, en algunos casos, con un ojo muy concreto de 'hasta cierta edad, cierto tamaño, cierto peso, cierta estética'.
¿Qué planes tiene Esther Gimeno en el horizonte?
Tengo un proyecto muy chulo que vamos a empezar a mover bastante, Las tres Gracias, con Asaari Bibang y Jazmín Abuín. Siendo muy diferentes, hemos encontrado un universo muy potente.