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Aguirre: ¿dónde está la bolita?

Antes de que este artículo vea la luz, es posible que Esperanza Aguirre haya propuesto ya un gobierno cívico-militar en Madrid. No se rían. Cualquier cosa con tal de que no se hable de lo que a ella no le interesa. Lo más sorprendente a estas alturas es que todavía se le haga caso, como a esos trileros que en cualquier esquina del centro de Sevilla aún consiguen que la gente se pare y apueste dinero al trile: “¿Dónde está la bolita?”

En menos de 48 horas tras perder la mayoría absoluta del PP en Madrid capital, Aguirre ha tenido las siguientes ocurrencias: ofrecer la alcaldía al candidato socialista, Antonio Miguel Carmona; un pacto con PSOE y Ciudadanos que excluya a Ahora Madrid; y un gobierno “de concentración” que incluiría a Manuela Carmena siempre que renuncie a “construir soviets en los distritos” municipales.

–Todas estas propuestas son “hacia afuera”. En lo que se refiere a su propio partido, el PP, Aguirre se ha postulado a pilotar la “refundación”. Convocó a la prensa el martes en cuanto supo que otros barones regionales daban pasos en contraposición a la actitud ecuestre de Rajoy. Si el presidente había proclamado el lunes que no haría cambios, y dirigentes como Fabra, Bouzá o Rudi anunciaron que no continuarían en sus cargos, Aguirre consideró oportuno dejar claro que ella sí piensa seguir, tanto al frente del partido en Madrid como en el escaño de concejal en la oposición. Y todo ello a pesar de haber obtenido menos votos en la capital que Cristina Cifuentes (candidata a presidir la comunidad si Ciudadanos la apoya).

–El carajal que se ha liado lleva a Rajoy a matizar su propia reacción primera tras la debacle del 24-M. El lunes, en lugar de reaccionar con el célebre “he entendido el mensaje” que pronunció Felipe González cuando ganó por la mínima en 1993 (luego se vio que no lo había entendido del todo), Mariano Rajoy vino a explicar a su manera que son los españoles los que no han entendido su mensaje de la recuperación y los riesgos de apostar por otras opciones. Este miércoles en el Congreso, tras la rebelión de los barones, Rajoy ha asumido que habrá cambios, aunque “poco a poco”.

Carmena tacha la actitud de Aguirre de “pataleta de niña caprichosa”

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Aguirre sigue manejando su bolita, de modo que tan pronto puede acusar a Manuela Carmena de “antidemócrata” y “bolivariana” como declararse dispuesta a compartir gobierno municipal. Es lo que tiene haber llegado a la presidencia de la comunidad en 2003 gracias al tamayazo: a partir de ahí, cualquier cosa vale. Y en cada aparición, no olvida Aguirre citar que la última semana antes del 24-M ha sufrido “circunstancias muy difíciles”, en referencia a los datos desvelados por infoLibre sobre sus fabulosos ingresos como cazatalentos y sobre las actividades de su marido como lobista.

Hay quien sostiene, incluso dentro del PP, que Esperanza Aguirre ha perdido el oremus; que su intención de hacer oposición a Rajoy desde la alcaldía y el PP de Madrid se ha frustrado y va dando palos de ciega. Pero quienes mejor la conocen procuran no escuchar tanto sus ocurrencias y fijarse bien en “la bolita”. Mientras logra titulares sonoros sobre gobiernos imposibles para Madrid, nadie pregunta por la catástrofe electoral protagonizada por ella misma; ni por la influencia que en su derrota ha tenido el numerito que organizó contra la Agencia Tributaria; ni por la ausencia de explicaciones concretas sobre sus gestiones con empresas públicas para facilitar negocios a su marido, etcétera, etcétera. Y mientras se silencian las preguntas de interés, ella consigue además colar el mensaje de que es “seguro” que “los errores del Ejecutivo han hecho nacer a Podemos”. Es decir que el culpable de que el PP haya perdido sus mayorías absolutas en comunidades y grandes ciudades es Rajoy.

El trasfondo de tanta ocurrencia y de tantos titulares más o menos risibles consiste en un profundo desprecio de la democracia y de la dignidad política. No se puede deducir otra cosa (si a alguien le quedaban dudas) cuando se escucha a Aguirre elogiar el programa electoral del PSOE en Madrid o resaltar sus coincidencias con Ciudadanos. ¡Después de todo lo que lleva dicho! Más que dejar de mirar la bolita, lo procedente es no hacer ya ningún caso al trilero.

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