Sánchez promete un Gobierno de avances, Feijóo se abona al fraude electoral y Abascal incendia el debate

Pedro Sánchez recibe los aplausos de la bancada socialista tras su intervención.

“Avance o retroceso”. Pedro Sánchez acaricia ya su investidura y su nuevo Gobierno con una hoja de ruta marcada por medidas sociales y la defensa de la amnistía frente a unas derechas escenificando desde el primer momento su versión más dura: con Alberto Núñez Feijóo abonándose a la teoría del fraude electoral y con Santiago Abascal hablando directamente de golpe de Estado y comparando al socialista con Adolf Hitler.

La primera jornada del debate de investidura supuso un ensayo de una legislatura que se prevé dura y muy crispada en mitad de un Congreso blindado por las fuerzas de seguridad tras días de ataques a las sedes socialista a lo largo y ancho de España. PP y Vox subieron el tono para dejar claro que no habrá tregua para el PSOE y Sumar. Su idea es trasladar que en la Cámara Baja se produce una “humillación” para España.

Sánchez quiso trasladar a los diputados un proyecto completo de país con la idea de “estabilidad” para los próximos años y presentó a la futura coalición progresista como un “muro” frente a los gobiernos de derechas de PP y Vox surgidos tras el 28 de mayo. Lo opuesto, resumió, a los recortes de los derechos LGTBi en Madrid, la eliminación de las consejerías de Igualdad y el encumbramiento de políticos negacionistas del cambio climático y de la violencia de género. 

El candidato socialista a la investidura estructuró su discurso de una hora y cuarenta y cinco minutos en tres partes: la necesidad de una coalición que avance frente a las derechas “reaccionarias”, el despliegue de un amplio paquete de medidas y la defensa de la futura ley de amnistía como paso para cerrar la fractura en Cataluña.

Los argumentos sobre la amnistía: "Encaja en la Constitución"

El presidente en funciones no se había pronunciado todavía sobre esta medida de gracia desde que se conociera el lunes el texto registrado por el grupo parlamentario socialista en el Congreso. “En nombre de España y en nombre del interés de España, en defensa de la concordia entre españoles, vamos a conceder una amnistía a las personas encausadas por el procés catalán”, solemnizó ante los parlamentarios y frente a los abucheos y murmullos de las bancadas del PP y de Vox.

Sánchez indicó varias líneas argumentales sobre esta ley de amnistía, reconociendo que hace de “la necesidad virtud” y que supone un paso necesario para que se conforme un Ejecutivo progresista. Para apuntar “Y es que esta medida de gracia nos puede ayudar a superar la fractura que se abrió el 1 de octubre de 2017. A seguir acercando posturas. Y a persuadir, incluso yo puedo ser ingenuo en esto, pero voy a intentarlo, a que aquellos catalanes que se sienten independentistas y también de otros territorios que se sienten independentistas, de que nuestro país es un buen país también para ellos, que Cataluña está lista para el reencuentro total y que nosotros tenemos que tener el valor de dar un paso adelante”.

El dirigente socialista quiso en este punto apuntar que la norma es “perfectamente legal” y encaja en la Constitución. “La amnistía no va a ser un ataque a la Constitución del 78, como dicen ustedes, sino todo lo contrario, será una muestra de su fortaleza y de su vigencia”, incidió desde la tribuna de invitados mirando a Alberto Núñez Feijóo. Las palabras tampoco gustaron mucho en Junts, por lo que hubo entre bambalinas una reunión entre la portavoz posconvergente, Míriam Nogueras, y el número tres del PSOE, Santos Cerdán.

Consciente de que el debate ha estado durante semanas centrado en la amnistía sin apenas explicaciones por parte de los socialistas, Sánchez habló de que su aprobación se hace “con luz y taquígrafos” en el Parlamento. Y dibujó el plan para estos cuatros años más allá, que incluirá la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, la extensión de la bajada del IVA de los alimentos y garantizar el transporte público gratuito para menores, jóvenes y desempleados. El futuro Ejecutivo, prosiguió, tiene en mente impulsar pactos de Estado por los derechos LGTBI y la salud mental, la aprobación de una ley de derechos culturales, el aumento del bono de alquiler y la tramitación de una ley de paridad para romper techos de cristal. 

El duelo entre Sánchez y Feijóo

El líder popular, Alberto Núñez Feijóo, sacó su lado más duro durante un debate agrio en el turno de la tarde: "Esta investidura nace de un fraude. Lo que se trae hoy a esta Cámara no se votó en las urnas". El conservador acusó directamente a Sánchez de “corrupción política”, con la exigencia de que se convoquen de nuevo elecciones generales el próximo 14 de enero.

“Si ganó las elecciones, ¿para qué quiere nuevas elecciones?”, le respondió el jefe del Ejecutivo, quien también hizo en su turno una defensa encendida del sistema parlamentario español frente a los intentos de los populares de deslegitimar la votación de investidura. De hecho, recordó que siempre la derecha trata de desacreditar las elecciones cuando no gana (como pasó en las de 1993 o en las de 2004).

El popular entró directamente en la acusación personal contra el socialista: “Usted es el problema, con su falta de palabra, su ausencia de restricciones morales, su patológica ambición. Mientras usted siga, España estará condenada a la división. Ese será su legado. De su paso por la Presidencia quedará el recuerdo de Puigdemont llegando a Cataluña sin ninguna reprobación. A usted la historia no le va a amnistiar”. Mientras que el presidente en funciones le acusó de haber sido el que más hecho por Vox y le afeó “desfilar junto a los franquistas”. Subía más la apuesta a continuación el expresidente de la Xunta: “No tiene ningún derecho a humillarnos a los españoles y eso es lo que ha hecho".

La tensión se extendió por la tribuna de invitados cuando Pedro Sánchez recordó la caída de Pablo Casado para tapar un supuesto caso de corrupción en la Comunidad de Madrid. La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, profirió un “hijo de puta”. Posteriormente su equipo intentó matizar que había dicho “me gusta la fruta”, aunque terminaron por reconocer esa expresión: “Es lo mínimo que se merece”.

El debate todavía tenía mucha agresividad esperando por parte del líder de Vox, Santiago Abascal, que en su turno llegó a comparar a Pedro Sánchez con Adolf Hitler: “También llegó al poder mediante unas elecciones y sólo después maniobró para liquidar la democracia", Para subir todavía más la apuesta: "Mintió menos a los alemanes, porque ya había anunciado que quería acabar con la República de Weimar". El ultraderechista agrandó sus acusaciones hablando de “golpe de Estado”, algo que provocó el rechazo de la propia presidente de la Cámara, Francina Armengol, que retirará esas palabras del diario de sesiones. El portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, exigió la eliminación de esas expresiones y puso en valor la lucha de su partido contra las dictaduras. 

Sánchez defiende una amnistía "perfectamente legal" y se presenta como el "muro" frente al PP y Vox

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Los diputados de Vox abandonaron el hemiciclo sin escuchar al presidente del Gobierno en funciones, dejando vacía su bancada. Se dirigieron en el exterior a los manifestantes que había en las inmediaciones y pusieron rumbo algunos a las protestas que nuevamente se organizaron frente a la sede socialista en Ferraz.

El único momento de complicidad que tuvo Sánchez en esta primera jornada fue con su vicepresidenta segunda, Yolanda Diaz, la encargada de hablar por Sumar, y con quien mostró su buena relación. La dirigente hizo un discurso de defensa de las políticas sociales y mostrando su total rechazo a las derechas: “En dictadura no estarían aquí sentados”. Con otro mensaje a Feijoo: "El que nos hable de corrupción es cuando menos inquietante. Ustedes han violentado la Constitución española porque nos han demostrado a los españoles que solo conocen una forma de gobierno que se llama corrupción".

Al final de la jornada, Sánchez tuvo el debate con Míriam Nogueras (Junts) después de que no gustaran sus palabras sobre la amnistía, pero esto no supuso ningún distanciamiento respecto del votos. La posconvergente habló de que la legislatura si dependerá del grado de cumplimiento del pacto, mientras que el socialista garantizó de que materializarán el acuerdo.

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