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Justo Serna es Profesor de Historia en la Universidad de Valencia. Autor de numerosos trabajos académicos sobre historial cultural, también escribe con asiduidad en prensa. Su último libro es La farsa valenciana (Foca, 2013).
La serie norteamericana muestra las artimañas, el juego sucio y las canalladas que el congresista Francis J. Underwood está dispuesto a hacer con tal de alcanzar sus metas. Habría que preguntarse quién es aquí el Underwood sofisticado y cruel.
El exdirector de El Mundo vigilará a su suplente, velará, nos aleccionará y reservará su venganza para otro momento. ¿El resultado? Pues como el Walter Burns de Billy Wilder: mientras tanto impartirá clases de ética periodística.
Hace cincuenta años, oponiéndose a un juicio dominante, Hannah Arendt presentó al nazi Adolf Eichmann no como a un monstruo del mal, sino como a un tipo trivial que se pensaba una herramienta del régimen.
Empecemos admitiendo los sucesos constatables, los hechos históricos. Adolfo Suárez merece nuestro reconocimiento. Perto en los encomios que se hacen veo mucho anacronismo y veo mucha generalización.
Valencia era emblema de la pequeña fábrica, de la gente activa e imaginativa. Después, se convirtió en la tierra prometida del PP. Ahora, es un lugar saqueado, en ruinas.
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